Eugenio-Jesús de Ávila
Jueves, 06 de Junio de 2024
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA

El Día de Zamora, testigo de la historia, cumplió hoy 14 años de vida

Eugenio-Jesús de Ávila

 

Un 6 de junio de 1944 se inició, en playas de Normandía, la decadencia de uno de los regímenes más inhumanos conocidos en la historia. 80 años. Tras la derrota nazi otros regímenes esclavizaron al hombre. Aún hoy naciones del orbe siguen padeciendo dictaduras horrendas.

 

El 6 de junio de 2010 vio la luz primera, a la claridad del alba, El Día de Zamora, así bautizado en honor de la célebre batalla con tal nombre, acontecida en las murallas de nuestra ciudad, en julio del 901, entre las tropas de Alfonso III, monarca leonés, y las fuerzas musulmanas, concluida con victoria cristiana. Amo la historia y amo a mi tierra.

 

El Día de Zamora, mi barquito de papel, se botó para navegar por las aguas periodísticas de nuestra ciudad. Trece años como editor, director, redactor, articulista, auxiliar de redacción, mozo de reparto y grumete de un medio informativo que ya forma parte de la historia informativa de nuestra ciudad y provincia. Nunca, un periódico gratuito tuvo tan larga vida. Perseguido por personajes de la diestra, denostado por la ultraizquierda y envidiado por los correveidiles de la prensa local, la tripulación de esta nave zamorana aprendió a soportar borrascas económicas, huracanes ideológicos y vientos cargados de lluvias de odio y envidia, para mantener el rumbo por la mar de la vida zamorana.

 

Zarpó esta nave informativa porque mi inolvidable papá, Antonio de Ávila Comín, apostó por mí, avaló con su patrimonio mi aventura por la mar revuelta de la vida zamorana, siempre con borrascas de caciques, con marejadas de injusticias, con huracanes de nepotismo.

 

Sabes que este barquito lleva navegando 14 años merced a su tripulación, a unos colaboradores maravillosos, hombres y mujeres, como son los que todavía soportan esta navegación y otros que ya entonaron el adiós cuando un servidor se quedó en el puerto del júbilo: Marisa Fernández Ruiz, Nélida L. Del Estal, Patricio Cuadra, El Botafumeiro, Esteban Pedrosa, Pedro Calzada, Manuel Herrero Alonso. Todos, sin pedir nada a cambio, colaboraron con su talento y genio, altruismo y bonhomía, a que la nave superase las adversidades propias de una ciudad que guarda silencio, que tiene miedo, que no se atreve a exigir lo que es suyo; vigilada por caciques y delatores del poder, siempre cobistas del que manda.

 

¡Qué palabras dedicar a los que partieron del puerto de la ilusión aquel ya lejano 6 de junio de 2010, alguno fallecido, como el caro Antonio Olivar Freile; a Enrique Onís, que tomó el mando de la nave, y a mi amigo de la infancia Tomás Carrascal, que todavía siguen atentos al velamen, y a mi primogénita, inteligente y femenina, mujer de letras, pero funambulista de los números! Todos contribuyeron a que este periódico, de papel y digital, haya escrito una hermosa página en la prensa local. Y tampoco me olvido en este 14 aniversario de los que decidieron dejarnos como Mercedes Viñas, Verónica Ortiz, Make Escaja, Sara García, Concha Pelayo, Marina Requejo, Ana y Pilar Segurado y tantos otros que harían interminable esta lista de marineros en tierra.

 

Ahora bien, siempre sopló viento a favor para que el barquito de papel se mantuviese a flote, luciendo sus hermosas velas; fue el viento de la verdad, de la independencia y de la personalidad. Este periódico fue de mis compañeros, yo mismo, y, por supuesto, de nuestros lectores, siempre fieles y cariñosos con todos nosotros, a sabiendas que nos encontramos, durante estos 14 años, con barcos piratas, monstruos marinos y descomunales olas de envidia.

 

Por mi parte, solo he sido un fabricante de palabras, de sentimientos, de belleza. Todavía hay muchos verbos e ideas en mi cerebro para combatir por Zamora, por su ciudad y su provincia; por sacarla de su actual declive económico y demográfico. Pero ya no soy nadie para permanecer en la primera línea de fuego. Soy polvo en el tiempo. Llegará la hora de partir, quizá a otra nación, donde vivir lo que Cronos crea menester. Ya escribí realicé el último viaje en mi barquito de papel.

 

Me quedé en puerto un día 2 de marzo de 2023. Dejé que otras personas buscaran nuevos horizontes poniendo un rumbo distinto para hallar nuevas tierras periodísticas. Todavía hoy colaboro con la capitanía del barco, con mis artículos, con mis palabras de ánimo, con mis consejos... si me los piden. No quiero que zozobre este barquito de papel. Por el contrario, me alegra el alma comprobar como el velamen funciona y recoge el soplo de Eolo para surcar las aguas, no siempre limpias, de la vida política y social zamorana.

 

 

Eugenio-Jesús de Ávila Juárez ya no dirige este barquito de papel, ya no es su capitán, de hecho, ya soy hombre en tierra. Pero la nave, porque alguien de mi tripulación así lo requirió, lo estimó, lo deseó, surca aún por los estanques de Zamora. Gracias por haber permitido a este barquito de papel ser testigo de la historia de nuestra tierra durante estos 14 años, entre 2010 y 2024, quizá la época más destructiva de nuestra economía y demografía.

 

 

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