Carencias del Estadio Ruta de la Plata

El Ruta de la Plata, un estadio con numerosas carencias, construido en un espacio inhóspito, copia del campo de Soria, fue la quinta peor oferta que recibió el Ayuntamiento cuando el equipo de gobierno se planteó dotar a la ciudad de una instalación moderna, propia del siglo XXI.

Me mostraron los proyectos presentados en aquella puja, el primero y el segundo, con personalidad, extraordinarios. Pero hete aquí que el premio se lo llevó el quinto, presentado por FCC, la gran constructora, propiedad de las hermanas Koplowitz, después del gran empresario mexicano Slim, máximo accionista del Real Oviedo, que aspira al ascenso a Primera División. Nadie se preguntó en nuestra ciudad por qué la Casa de las Panaderas otorgaba a esa empresa la construcción del nuevo estadio zamorano con un proyecto tan flojo, tan malo. Había por medio un problema de índole político-económico. No es cuestión ahora de abordarlo, porque los protagonistas de aquel contubernio pasaron a la historia.

No obstante, un político inteligente, serio, formal, habría sacado a la venta los terrenos, municipales, sobre los que se asentaba aquella “caja de cerillas”. Con el dinero percibido, después encargaría un nuevo campo y le habría sobrado dinero, un estadio con personalidad, con comodidades, con fuerza estética.

Viene a cuento ese primer párrafo en razón de conocer que Francisco Guarido se plantea reformar el Ruta de la Plata. Le alabo el gusto, y la necesidad, al regidor de los zamoranos. Como el estadio municipal fue un fraude, una chapuza, mal concebido y mal terminado, habría ahora que remozarlo. Los campos de entrenamiento, el de césped artificial y el natural, desde el primer día, debido a sus parvas dimensiones, inservibles, para ir tirando.

Vayamos por partes. La iluminación artificial me parece paupérrima. No tiene nada que ver con la de su hermano gemelo, el de Soria, que presenta cuatro grades torres de luces. La decisión de construirlo en su actual ubicación, otro grave error, porque se pasa frío en invierno, mientras en los meses de primavera alta y estío, la Preferencia se acerca a un solárium, inaguantable permanecer hora y media contemplando un partido. Las gradas se hallan muy lejos del césped y muy altas. Deberían haberse dado dos o tres más para acercarlas más cerca del terreno de juego, con lo que ello conlleva para la afición local, más cercana a su equipo. Y recuerdo que los marcadores originales resultaban impropios de un estadio hecho en este siglo. Después, el dueño del club incorporó dos extraordinarios.

Debiose haber comprado más tierras para hacer una ciudad deportiva del fútbol. La salida de vehículos después de los encuentros resulta penosa, una gran pérdida de tiempo desde que se arranca el coche hasta que sales de los aparcamientos.  Las escaleras que conducen al campo, cuando llueve o hay niebla, todo un peligro, porque el material metálico con la que fueron construidas ocasiona resbalones a cualquier persona, más para los mayores.

Cubiertas del estadio, abiertas, porque en Soria nieva mucho y esa disposición facilitaba que la nieve no cubriera el campo. Pero en Zamora ese fenómeno meteorológico resulta escaso. Sin embargo, las lluvias suelen llegar desde al Atlántico, desde el oeste, con lo que los socios y los aficionados que eligen comprar carné de temporada o entrada a determinados partidos, saldrán empapados después de hora y media de partido.

El contorno del terreno de juego me parece un auténtico secarral. Habría que sembrar césped u otro tipo material que dieran otro aspecto a ese espacio.

Los bajos del estadio han ido mejorándose, con magníficos vestuarios para el primer equipo y el visitante. Pero la mayor parte siguen sin utilizar.

Los pasillos del Ruta de la Plata son demasiado anchos, perdiéndose cientos de metros cuadrado que no sirven para nada. Las cuatro cuñas que cierran en el interior del estadio son antiestéticas y comieron gradas en fondos y parte de la tribuna y preferencia. Y, por último, las cabinas de la prensa, salvo excepciones, parecen jaula, en las que te mueres de calor en verano y de frío en invierno.

Y no me olvido tampoco de la plaga de palomas, extendida por toda la ciudad, pero que dejan los asientos del Ruta de la Plata imposibles para tomar acomodo.

Nuestro regidor y su equipo de gobierno tienen por delante una gran labor que hacer para dotar al Ruta de la Plata de todos aquellos elementos propios de un estadio moderno.

Por supuesto, recuerdo que el campo de La Vaguada fue una de las chapuzas más grotescas levantadas en Zamora. Como no se advirtió que esos terrenos pertenecían al cauce antiguo del Valderaduey, cuando iniciaron las excavaciones, se encontraron con materiales propios de todo río, como cantos rodados, etc. Se invirtió, pues, una cantidad superior, destinadas a otras estructuras, hasta encontrar un lecho duro sobre el que edificar aquel campo.

Por último, aunque dedicaré otro artículo a este asunto: Zamora necesita un nuevo pabellón polideportivo para dar cabida a las distintas aficiones de deporte en sala. El Ángel Nieto, muy mejorado, da para lo que da. No se pueden pedir milagros a una estructura construida hace medio siglo.

Eugenio-Jesús de Ávila