COSAS MÍAS
No existe progreso si conservar
Siendo un ser nacido para morir, lógico que todo hombre y toda mujer sean conservadores. Siendo un ser condicionado por su debilidad física ante las fuerzas de la naturaleza, resulta racional que busque el progreso. Todo varón y toda fémina son conservadores y progresistas. No existe una antítesis entre ambos sentimientos o formas de comportarse como seres vivos inteligentes. No conozco a nadie que, siendo conservador, reniegue del progreso. Ni a nadie que se valore como progresista, que desprecie conservar patrimonio y vida.
Nadie conserva lo grotesco, lo horrible, lo dañino. Nadie rechaza el bienestar, el progreso en la profesión, sin necesidad de utilizar la felonía; el avance científico, social y cultural. Solo existe una diferencia entre los seres humanos: la bondad, con todas sus hijos e hijas, como la empatía, la filantropía, la sensibilidad, la ternura, la filantropía, la generosidad, el desprendimiento, el perdón; y la maldad, que guarda en sus entrañas el odio, hijo predilecto de la envidia; el sectarismo, la egolatría, la misantropía, el crimen, la mentira, el engaño y la venganza.
Progresar es un verbo que se debe conjugar conservando la honradez, el honor, la verdad, la piedad, la bonhomía, el idealismo, la magnanimidad y el perdón. Nunca hay progreso en la felonía, el embuste, el sectarismo, la falsedad, el fanatismo, la intolerancia y la intransigencia.
No existe el progreso cuando lo escondes entre la falacia y la patraña, si encarcelas a la razón en la prisión de la fe, si piensas que la mentira es un arma revolucionaria y que repetida un millar de veces se transformará en una verdad universal.
Eugenio-Jesús de Ávila
Siendo un ser nacido para morir, lógico que todo hombre y toda mujer sean conservadores. Siendo un ser condicionado por su debilidad física ante las fuerzas de la naturaleza, resulta racional que busque el progreso. Todo varón y toda fémina son conservadores y progresistas. No existe una antítesis entre ambos sentimientos o formas de comportarse como seres vivos inteligentes. No conozco a nadie que, siendo conservador, reniegue del progreso. Ni a nadie que se valore como progresista, que desprecie conservar patrimonio y vida.
Nadie conserva lo grotesco, lo horrible, lo dañino. Nadie rechaza el bienestar, el progreso en la profesión, sin necesidad de utilizar la felonía; el avance científico, social y cultural. Solo existe una diferencia entre los seres humanos: la bondad, con todas sus hijos e hijas, como la empatía, la filantropía, la sensibilidad, la ternura, la filantropía, la generosidad, el desprendimiento, el perdón; y la maldad, que guarda en sus entrañas el odio, hijo predilecto de la envidia; el sectarismo, la egolatría, la misantropía, el crimen, la mentira, el engaño y la venganza.
Progresar es un verbo que se debe conjugar conservando la honradez, el honor, la verdad, la piedad, la bonhomía, el idealismo, la magnanimidad y el perdón. Nunca hay progreso en la felonía, el embuste, el sectarismo, la falsedad, el fanatismo, la intolerancia y la intransigencia.
No existe el progreso cuando lo escondes entre la falacia y la patraña, si encarcelas a la razón en la prisión de la fe, si piensas que la mentira es un arma revolucionaria y que repetida un millar de veces se transformará en una verdad universal.
Eugenio-Jesús de Ávila



















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