Por qué Zamora no puede tener la misma financiación singular de Cataluña

Distintas autoridades políticas locales, desde hace tiempo, vienen exigiendo una fiscalización diferenciada para que en nuestra ciudad y provincia, en sus polígonos, se asentasen empresas que recibirían menores cargas impositivas. Ni caso.

Creo que es el momento, dada la alegría con la que el gobierno sanchista quiere favorecer a Cataluña y sus secesionistas, condonando deudas, favoreciendo la desigualdad con regiones más débiles y humildes de España, rompiendo el principio sacrosanto socialista, y permitiendo que abonen cada vez menos impuestos para que otras zonas de la nación se desarrollen, para que Zamora y sus políticos, más los que ocupan poltronas en Senado y Congreso de los Diputados, incluyendo a los dos del PSOE, exijan el mismo trato con Zamora, que es provincia proletaria, que el se quiere dar a una de las autonomías más ricas de España, enriquecida merced a las directrices de los ejecutivos nacionales, desde Cánovas del Castillo, pasando por Primo de Rivera, que dio su golpe de Estado en Barcelona para defender a los empresarios textiles catalanes, la II República, cuando el partido racista, en origen fascista, ERC aprovechó el desafío al régimen declarando el estado independiente catalán, y con Franco, que potenció la industrialización de esa región del noreste. En democracia, más de lo mismo. Recuerdo la célebre frase del cobista Aznar con aquello de que hablaba catalán en la intimidad, la felonía de Zapatero y cobardía de Mariano y Soraya, el dúo que permitió una moción de censura para abandonar La Moncloa y que se negó a convocar unas elecciones legislativas, porque temía la victoria de Ciudadanos.

Zamora no tiene quién la defienda en los grandes foros políticos nacionales. Ni un solo zamorano forma parte de la jerarquía de los partidos que deciden, PP y PSOE. El último fue Maíllo y ahí está su legado: la nada escarchada.

Me encantaría que Guarido reclamara a Renfe los terrenos, abandonados, en el complejo de la Estación del Ferrocarril para construir un polígono tecnológico avanzado, como el actual alcalde manifestó en su campaña electoral a los comicios locales de 2023. Pero que esos organismos, que dependen del gobierno, los cedieran gratis, porque somos una ciudad y una provincia que forman parte del lumpen de la nación más antigua de Europa. A un gobierno que socialista hay que exigirle desarrollos igualitarios de todas las autonomías y provincias de España, y la nuestra hallase entre las más desfavorecidas, depauperadas y dejadas de nuestra historia contemporánea. Zamora nunca fue pobre, sino que la empobrecieron decisiones políticas y empresariales. Iberduero creció merced a los embalses del Esla y del Duero. Ya no no queda nada, excepción de cables por doquier. Incluso la sede regional se fue a Valladolid, para estar más cerca del poder político.

Punto final. Solo le pido a dos socialistas zamoranos con asiento en las dos cámaras, Antidio Fagúndez y Fernández Blanco que le pidan a Sánchez y a la vicepresidenta, la que lleva las cosas de la Hacienda Pública, el mismo trato, diferencial, con Zamora que con Cataluña. Hay que ser más zamoranos que socialistas y populares para que a nuestra tierra no se la conozca como la cenicienta de España. Ya sé, no obstante, que nuestros votos no valen nada.

No olvidemos la célebre frase de Edmund Burke, político y pensador británico, fallecido a finales del siglo XVIII: “Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada”. Mientras, los zamoranos seguimos cruzados de brazos ante la infamia política.

Eugenio-Jesús de Ávila