NUESTRA HISTORIA
Llegada de los jesuitas a Zamora
El Obispo don Francisco Zapata trajo a Zamora, en el año de 1711 a un grupo de religiosos de la Compañía de Jesús con el fin de establecer en la Ciudad una Casa-Colegio de aquella congregación. Acompañado de P. Jesuita Manuel Ignacio Muñoz, el Obispo se presentó en el Ayuntamiento exponiendo la utilidad que para Zamora había de reportar la Institución, no solamente para bien de las almas, sino para las enseñanzas y educación de la juventud dando a conocer la ciencia y la cultura. El Ayuntamiento otorgó la autorización con reservas hasta que tuviera la aprobación de S.M. el Rey.
En cambio, hubo una actitud hostil por parte del Cabildo de la Catedral, que estaba en contradicción con la Compañía de Jesús. El Obispo Zapata perseveró en su empeño a pesar de la resistencia pasiva y consiguió que los Caballeros de la Cofradía de la Candelaria cedieran el hospital y capilla que poseían en la Calle del Corral Pintado, esquina a la de la Reina, e instaló allí a tres padres Jesuitas con su coadjutor, con cometidos de misión continuada, explicar la doctrina cristiana, asistir espiritualmente a la Cárcel y hospitales, a los enfermos y moribundos, y a la guarnición de soldados flamencos y franceses que entonces había en la Plaza, cuyos idiomas conocían bien los Jesuitas.
El Cabildo Catedral puso pleito al Consejo, consiguiendo no solo que se mostraran de su lado las Comunidades de San Jerónimo, Santo Domingo y San Francisco, sino también que se dividieran los Regidores en dos bandos y una parte se puso en contra de los acuerdos ya adoptados con anterioridad, produciéndose acalorados incidentes, hasta el punto que el Rey desterró de la Ciudad a tres Regidores y al Secretario del Ayuntamiento.
Surgían por todos lados entorpecimientos y complicaciones, aunque el fallo final dictado en 4 de enero de 1717 confirmó la autorización para fundar el Seminario de ejercitantes junto a la Iglesia de San Andrés, asegurando el triunfo del Prelado. El edificio se terminó en 1721, sin que pudiera verlo concluido su promotor el Obispo Zapata que falleció en enero de 1720. Se alzó el destierro de los Concejales, acabándose con tantas hablillas y rencores que hubo en la Ciudad.
Las fiestas de inauguración del Seminario se unieron a las solemnes honras fúnebres por el Obispo don Francisco Zapata.
Balbino Lozano
El Obispo don Francisco Zapata trajo a Zamora, en el año de 1711 a un grupo de religiosos de la Compañía de Jesús con el fin de establecer en la Ciudad una Casa-Colegio de aquella congregación. Acompañado de P. Jesuita Manuel Ignacio Muñoz, el Obispo se presentó en el Ayuntamiento exponiendo la utilidad que para Zamora había de reportar la Institución, no solamente para bien de las almas, sino para las enseñanzas y educación de la juventud dando a conocer la ciencia y la cultura. El Ayuntamiento otorgó la autorización con reservas hasta que tuviera la aprobación de S.M. el Rey.
En cambio, hubo una actitud hostil por parte del Cabildo de la Catedral, que estaba en contradicción con la Compañía de Jesús. El Obispo Zapata perseveró en su empeño a pesar de la resistencia pasiva y consiguió que los Caballeros de la Cofradía de la Candelaria cedieran el hospital y capilla que poseían en la Calle del Corral Pintado, esquina a la de la Reina, e instaló allí a tres padres Jesuitas con su coadjutor, con cometidos de misión continuada, explicar la doctrina cristiana, asistir espiritualmente a la Cárcel y hospitales, a los enfermos y moribundos, y a la guarnición de soldados flamencos y franceses que entonces había en la Plaza, cuyos idiomas conocían bien los Jesuitas.
El Cabildo Catedral puso pleito al Consejo, consiguiendo no solo que se mostraran de su lado las Comunidades de San Jerónimo, Santo Domingo y San Francisco, sino también que se dividieran los Regidores en dos bandos y una parte se puso en contra de los acuerdos ya adoptados con anterioridad, produciéndose acalorados incidentes, hasta el punto que el Rey desterró de la Ciudad a tres Regidores y al Secretario del Ayuntamiento.
Surgían por todos lados entorpecimientos y complicaciones, aunque el fallo final dictado en 4 de enero de 1717 confirmó la autorización para fundar el Seminario de ejercitantes junto a la Iglesia de San Andrés, asegurando el triunfo del Prelado. El edificio se terminó en 1721, sin que pudiera verlo concluido su promotor el Obispo Zapata que falleció en enero de 1720. Se alzó el destierro de los Concejales, acabándose con tantas hablillas y rencores que hubo en la Ciudad.
Las fiestas de inauguración del Seminario se unieron a las solemnes honras fúnebres por el Obispo don Francisco Zapata.
Balbino Lozano





















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