NUESTRA HISTORIA
Zamora y Oporto, ciudades del Duero
En varias ocasiones hemos visitado la ciudad de Oporto y en ella hemos encontrado numerosos atractivos turísticos para disfrutar en nuestras sucesivas visitas a sus calles y monumentos, pero es el río Duero el que domina el ambiente y las principales actividades de la emblemática capital portuguesa.
Desde la apreciación de un zamorano muy enamorado de lo suyo, el río Duero es “nuestro Río” y allí donde lo encontramos lo vinculamos a nuestra historia y nuestra tierra. Claro que Oporto debe tener trescientos mil habitantes y allí el Duero es navegable, en tanto que la capital zamorana se está quedando en poco más de sesenta mil habitantes y las aguas de nuestro Río van de paso por tierras portuguesas a buscar el Atlántico.
No podemos olvidar, en el momento de evocar la desembocadura del Duero, en Oporto, una de las coplas de Jorge Manrique : “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es morir…”.
Pero se me ocurre qué, el Duero muere en Oporto cada día con todos los honores; es una maravilla recorrer en barco el largo trayecto fluvial que discurre bajo los seis puentes que hay en la capital portuense, obras maestras de la ingeniería que además de ser una atracción para los visitantes son un importante soporte de la industria naviera. El Duero, después de internarse en Portugal es navegable en sus últimos 225 kilómetros hasta verter sus aguas en el Atlántico.
Entre España y Portugal hubo, en tiempos pretéritos, contactos para estudiar convenios de navegación por el Duero. En noviembre de 1821 se practicaron reconocimientos facultativos sobre el curso internacional para conocer su navegabilidad. Hubo algunas expectativas para el tráfico fluvial de mercancías. Sin embargo, nada se concretó sobre la navegación internacional sobre el Duero.
Desde que el río Duero existe, es grande su importancia y la de los lugares por donde pasa, tanto en España como en Portugal. Desde su nacimiento, como decía Plinio, en los Pelendones, aludiendo al pueblo celtibérico que habitaba la región de las fuentes del Duero, es decir en los Picos de Urbión, en Duruelo de la Sierra, en la provincia de Soria; hace un recorrido total de 897 kilómetros, de los que 572 son de recorrido español y el resto por territorio portugués. En la antigüedad, el Duero servía de frontera entre los reinos cristianos y musulmanes, y antes, al internarse en Portugal por Miranda, separaba a los Galaicos de los Lusitanos.
Balbino Lozano
En varias ocasiones hemos visitado la ciudad de Oporto y en ella hemos encontrado numerosos atractivos turísticos para disfrutar en nuestras sucesivas visitas a sus calles y monumentos, pero es el río Duero el que domina el ambiente y las principales actividades de la emblemática capital portuguesa.
Desde la apreciación de un zamorano muy enamorado de lo suyo, el río Duero es “nuestro Río” y allí donde lo encontramos lo vinculamos a nuestra historia y nuestra tierra. Claro que Oporto debe tener trescientos mil habitantes y allí el Duero es navegable, en tanto que la capital zamorana se está quedando en poco más de sesenta mil habitantes y las aguas de nuestro Río van de paso por tierras portuguesas a buscar el Atlántico.
No podemos olvidar, en el momento de evocar la desembocadura del Duero, en Oporto, una de las coplas de Jorge Manrique : “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es morir…”.
Pero se me ocurre qué, el Duero muere en Oporto cada día con todos los honores; es una maravilla recorrer en barco el largo trayecto fluvial que discurre bajo los seis puentes que hay en la capital portuense, obras maestras de la ingeniería que además de ser una atracción para los visitantes son un importante soporte de la industria naviera. El Duero, después de internarse en Portugal es navegable en sus últimos 225 kilómetros hasta verter sus aguas en el Atlántico.
Entre España y Portugal hubo, en tiempos pretéritos, contactos para estudiar convenios de navegación por el Duero. En noviembre de 1821 se practicaron reconocimientos facultativos sobre el curso internacional para conocer su navegabilidad. Hubo algunas expectativas para el tráfico fluvial de mercancías. Sin embargo, nada se concretó sobre la navegación internacional sobre el Duero.
Desde que el río Duero existe, es grande su importancia y la de los lugares por donde pasa, tanto en España como en Portugal. Desde su nacimiento, como decía Plinio, en los Pelendones, aludiendo al pueblo celtibérico que habitaba la región de las fuentes del Duero, es decir en los Picos de Urbión, en Duruelo de la Sierra, en la provincia de Soria; hace un recorrido total de 897 kilómetros, de los que 572 son de recorrido español y el resto por territorio portugués. En la antigüedad, el Duero servía de frontera entre los reinos cristianos y musulmanes, y antes, al internarse en Portugal por Miranda, separaba a los Galaicos de los Lusitanos.
Balbino Lozano





















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