COSAS DE DE LA BIEN CERCADA
La Semana Santa de Zamora ha dejado de ser católica
Isabel García Prieto forma parte ya de la historia, no solo de la Semana Santa, de Zamora. Ayer cesaba como presidenta del Consejo Rector de las hermandades y cofradías, harta de intrigas, calumnias y felonías. Uno de sus problemas radicó en su feminidad. Una mujer dirigiendo una Pasión, dominada, mayoritariamente, por hombres, atentaba contra la historia de esta manifestación ¿religiosa? La mujer parece como una excepción en este mundo tan machista.
Como la propia sociedad, la Semana Santa ha ido perdiendo su esencia religiosa para derivar en una manifestación, si se quiere, de tradiciones… familiares. No lo critico. Las cofradías y las hermandades han hecho todo lo posible para borrar la sensibilidad católica con sus guerras domésticas, envidias, críticas, traiciones. Se dirían que la lucha política preside la vida habitual en la Semana Santa de Zamora.
No conozco a nadie que haya luchado tanto como Isabel García Prieto por la construcción del nuevo Museo de Semana Santa, raíz esencial en esta deriva bélica que se ha vivido en el órgano rector de la Pasión zamorana. Solo una mujer, dedicada cada segundo de su vida a lograr ese objetivo, pudo tocar en tantas puertas políticas, zamoranas y regionales, para que el nuevo Museo se hiciese realidad. Ya sabemos que demoró su construcción. No insistiré en el análisis que realicé en su día, cuando en otros medios se escribía sobre una paralización de las obras por mor de hallazgos arqueológicos. Mentira que escondía una realidad.
Ahora acusarán a la ex presidenta de ser reo de este retraso sine die, con el consiguiente daño al patrimonio de cada una de las hermandades y cofradías que guardan sus pasos en templos, espacios poco adecuados para conservar los grupos escultóricos. Nadie se ha manifestado en contra de los verdaderos culpables de este estancamiento de las obras de ese edificio destinado a albergar los pasos de la Pasión zamorana. Los miles de cofrades guardaron silencio desde aquel mes de marzo, cuando un empresario tuvo a bien apearse del proyecto. No obstante, la guerra intestina en el seno de la Junta Pro Semana Santa no cejó desde entonces. Incluso ese retraso en las obras sirvió para potenciar embrollos y conspiraciones. Como se comprobará, antítesis evangélica.
Todas estas conspiraciones surgen, además, en organismos donde nadie se juega sueldos, como sí sucede en la res pública. Una Junta Pro Semana Santa en la que conviven macro cofradías con hermandades, nocturnas, que procesionan solo un paso, sin bandas, ni otras parafernalias. Relaciones imposibles porque cada cual tiene gastos e ingresos dispares. Sostengo, y así lo he escrito y confesado, que la Semana Santa de Zamora existiría sin Consejo Rector alguno. Sobra. ¡Qué cada hermandad se busque la vida como Dios mejor le dé a entender!
Manuel Azaña, en el génesis de la II República, afirmó que España había dejado de ser católica, un servidor se atreve a opinar que la Semana Santa de Zamora también ha olvidado su origen religioso, para transformarse en un fenómeno digno de ser analizado por antropólogos, psicólogos y sociólogos. La gente poco leída no sabe que Malraux, en el siglo pasado, auguró que “el siglo XXI será espiritual o no será”. El filósofo francés no conocía Zamora ni su Pasión.
Eugenio-Jesús de Ávila
Isabel García Prieto forma parte ya de la historia, no solo de la Semana Santa, de Zamora. Ayer cesaba como presidenta del Consejo Rector de las hermandades y cofradías, harta de intrigas, calumnias y felonías. Uno de sus problemas radicó en su feminidad. Una mujer dirigiendo una Pasión, dominada, mayoritariamente, por hombres, atentaba contra la historia de esta manifestación ¿religiosa? La mujer parece como una excepción en este mundo tan machista.
Como la propia sociedad, la Semana Santa ha ido perdiendo su esencia religiosa para derivar en una manifestación, si se quiere, de tradiciones… familiares. No lo critico. Las cofradías y las hermandades han hecho todo lo posible para borrar la sensibilidad católica con sus guerras domésticas, envidias, críticas, traiciones. Se dirían que la lucha política preside la vida habitual en la Semana Santa de Zamora.
No conozco a nadie que haya luchado tanto como Isabel García Prieto por la construcción del nuevo Museo de Semana Santa, raíz esencial en esta deriva bélica que se ha vivido en el órgano rector de la Pasión zamorana. Solo una mujer, dedicada cada segundo de su vida a lograr ese objetivo, pudo tocar en tantas puertas políticas, zamoranas y regionales, para que el nuevo Museo se hiciese realidad. Ya sabemos que demoró su construcción. No insistiré en el análisis que realicé en su día, cuando en otros medios se escribía sobre una paralización de las obras por mor de hallazgos arqueológicos. Mentira que escondía una realidad.
Ahora acusarán a la ex presidenta de ser reo de este retraso sine die, con el consiguiente daño al patrimonio de cada una de las hermandades y cofradías que guardan sus pasos en templos, espacios poco adecuados para conservar los grupos escultóricos. Nadie se ha manifestado en contra de los verdaderos culpables de este estancamiento de las obras de ese edificio destinado a albergar los pasos de la Pasión zamorana. Los miles de cofrades guardaron silencio desde aquel mes de marzo, cuando un empresario tuvo a bien apearse del proyecto. No obstante, la guerra intestina en el seno de la Junta Pro Semana Santa no cejó desde entonces. Incluso ese retraso en las obras sirvió para potenciar embrollos y conspiraciones. Como se comprobará, antítesis evangélica.
Todas estas conspiraciones surgen, además, en organismos donde nadie se juega sueldos, como sí sucede en la res pública. Una Junta Pro Semana Santa en la que conviven macro cofradías con hermandades, nocturnas, que procesionan solo un paso, sin bandas, ni otras parafernalias. Relaciones imposibles porque cada cual tiene gastos e ingresos dispares. Sostengo, y así lo he escrito y confesado, que la Semana Santa de Zamora existiría sin Consejo Rector alguno. Sobra. ¡Qué cada hermandad se busque la vida como Dios mejor le dé a entender!
Manuel Azaña, en el génesis de la II República, afirmó que España había dejado de ser católica, un servidor se atreve a opinar que la Semana Santa de Zamora también ha olvidado su origen religioso, para transformarse en un fenómeno digno de ser analizado por antropólogos, psicólogos y sociólogos. La gente poco leída no sabe que Malraux, en el siglo pasado, auguró que “el siglo XXI será espiritual o no será”. El filósofo francés no conocía Zamora ni su Pasión.
Eugenio-Jesús de Ávila

















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