El negocio de la vejez: el futuro de nuestra provincia

Envejecimiento, residencia de la tercera edad, tanatorio y crematorio. Trabajo en cadena. Esta es la gran factoría de nuestra provincia. Somos la geografía más envejecida de España, la de menor actividad económica, la que pierden más habitantes en el último lustro. Nuestros empresarios, entre los, según afirman las lenguas de doble filo, que se encuentra conocidos políticos, invierten en hoteles diseñados para ser la última morada de los abuelos.

A Zamora no pueden venir personas a vivir, menos a las comarcas, porque la sanidad es precaria, no hay trabajo, ni futuro. No obstante, en nuestra provincia se muere mejor, con más sosiego, sin prisas, tal y como se vive, con calma, con tranquilidad, con paciencia, con apatía. Aquí, los minutos duran setenta segundos. Cada minuto, acumulamos un retraso de diez segundos. Se hacemos cuentas, el viaje al pretérito de los zamoranos parece evidente.

Y este regreso al pasado se inició hace décadas, desde que el felipismo desinvirtió en Zamora, con una brutal reconversión agroganadera que vació el campo, retiró agricultores y cerró miles de establos de ganado vacuno. El PP, desde la Junta, más con Lucas, tampoco se acordó de nuestra tierra. Aznar nos enlazó, es cierto, con Valladolid, por autovía. El comercio local, de la capital de la provincia, cuya asociación preside un farmacéutico, increíble, notó esa sangría rural, potenciada en estos años por la venta online, elegida por los jóvenes, sector de población que más gasta. Los mayores apenas compran ropa y calzado. Ya no tiene que enamorar.

Si el Estado no invierte, si el Gobierno autonómico mantiene una Sanidad precaria, si Zamora carece de un partido político local- inviable desde el fracaso de Zamora Sí-, sin mentalidad empresarial en las nuevas generaciones, guiadas por la querecia por la función pública, e ideas de desarrollo, esta provincia entrará en agonía económica y social.

En el futuro, que está a la vuelta de la esquina, se nos conocerá como la provincia de la tercera edad.

Eugenio-Jesús de Ávila