RIEGO
Se riegan los jardines, las aceras, los viandantes…
Una conveniente regulación del sistema de riego, optimizaría el uso del agua.
Hemos sufrido un calor sofocante. Temperaturas muy altas, durante el día, y lo peor no descendían o no lo hacían como nos hubiera gustado durante la noche. Llegaba la hora de salir cuando empezaba a clarear el día y ya se notaba el agobiante calor desde primera hora de la mañana, por pronto que fuese. Vamos que viendo regar esos jardines daban ganas de meterse debajo del chorro, porque aunque en general reciben el agua necesaria durante la noche, siempre alguno queda para primera hora de la mañana. Bueno en algún caso tampoco hacía falta pisar la zona verde, eran los aspersores, los que apuntaban una parte para el jardín y otro tanto para la acera.
Algo ha cambiado el tiempo y de mañana, no todas no, ya refresca, pero los jardines siguen empeñados en regar la acera. Nada pasa, no es asunto grave, se entiende que siempre algo de la parte embaldosada se puede mojar, porque el aspersor no dispone de ajuste milimétrico, además el aire puede desplazar ligeramente las pulverizaciones. Ahora bien, cuando uno o más de uno riegan completamente la acera y hasta la calzada, hasta el punto de que resulta difícil pasar por ellas sin mojarse, algo pasa.
Aparte de la cuestión anecdótica, de que para pasar por la acera haya que mojarse, o bajarse y caminar un tramo por la calzada, con el consiguiente peligro, especialmente al amanecer, por razones de visibilidad, está el desperdicio de agua. Esa que nos dicen desde las administraciones que es un bien preciado, y que resulta conveniente hacer un uso responsable. Es agua la que se utiliza para regar, obvio, pero la misma que sale por el grifo de casa y que ha tenido una transformación, desde que se capta en la zona de La Aldehuela hasta que llega al destino. Pasando un proceso de transformación mecánica y química que necesariamente lleva asociado un gasto de productos como de energía. No parece difícil solventar el problema señalado. Basta comprobar periódicamente el campo de acción de cada difusor o aspersor y regularlo.

Hemos sufrido un calor sofocante. Temperaturas muy altas, durante el día, y lo peor no descendían o no lo hacían como nos hubiera gustado durante la noche. Llegaba la hora de salir cuando empezaba a clarear el día y ya se notaba el agobiante calor desde primera hora de la mañana, por pronto que fuese. Vamos que viendo regar esos jardines daban ganas de meterse debajo del chorro, porque aunque en general reciben el agua necesaria durante la noche, siempre alguno queda para primera hora de la mañana. Bueno en algún caso tampoco hacía falta pisar la zona verde, eran los aspersores, los que apuntaban una parte para el jardín y otro tanto para la acera.
Algo ha cambiado el tiempo y de mañana, no todas no, ya refresca, pero los jardines siguen empeñados en regar la acera. Nada pasa, no es asunto grave, se entiende que siempre algo de la parte embaldosada se puede mojar, porque el aspersor no dispone de ajuste milimétrico, además el aire puede desplazar ligeramente las pulverizaciones. Ahora bien, cuando uno o más de uno riegan completamente la acera y hasta la calzada, hasta el punto de que resulta difícil pasar por ellas sin mojarse, algo pasa.
Aparte de la cuestión anecdótica, de que para pasar por la acera haya que mojarse, o bajarse y caminar un tramo por la calzada, con el consiguiente peligro, especialmente al amanecer, por razones de visibilidad, está el desperdicio de agua. Esa que nos dicen desde las administraciones que es un bien preciado, y que resulta conveniente hacer un uso responsable. Es agua la que se utiliza para regar, obvio, pero la misma que sale por el grifo de casa y que ha tenido una transformación, desde que se capta en la zona de La Aldehuela hasta que llega al destino. Pasando un proceso de transformación mecánica y química que necesariamente lleva asociado un gasto de productos como de energía. No parece difícil solventar el problema señalado. Basta comprobar periódicamente el campo de acción de cada difusor o aspersor y regularlo.

















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