Eugenio-Jesús de Ávila
Jueves, 22 de Agosto de 2024
TIEMPO

Urge transformar Zamora antes de 2030: no queda apenas tiempo

A Zamora le falta de todo, entre otras cosas tiempo. No nos queda. Cronos se cansó de dar cuerda al reloj de nuestra tierra.  Hemos perdido años, décadas, casi todo el periodo democrático. Mientras otras ciudades y provincias de Castilla y León, una autonomía ahistórica, anacrónica, crecieron hasta convertirse en grandes urbes, la nuestra fue menguando, desangrándose, diluyéndose como la niebla cuando sale el sol del mediodía.

No tome a broma lo que voy a asegurar: Un gobierno, dictadura o pseudo democracia como la nuestra, puede convertir, con una decisión, a una ciudad, provincia o región en potencias económicas. Aumento extraordinario de población, economía boyante, llegada de emigrantes de otras geografías y enriquecimientos de los políticos locales, que, ante la expansión económica y demográfica, adquieren viviendas y locales que, a no tardar, alquilarán o venderán.

La Renault se instaló en Pucela porque así lo decidió el franquismo. Prohombres del régimen, con intereses en Valladolid, convirtieron la ciudad castellana, como también Burgos, en los grandes centros industriales y financieros de esta autonomía sin sentido. Verbigracia: ¿Por qué a Santander, el puerto de Castilla, y La Rioja, castellana siempre, se les concedió una autonomía uniprovincial, con el consiguiente enriquecimiento político, mientras a León, Zamora y Salamanca se las metió a empujones en esta anti región? ¿Por qué en Pucela se encuentra el ejecutivo y legislativo autonómico? Querían acabar con la centralización de Madrid y constituyeron otra capital inexplicable.

Zamora no ha tenido un político con capacidad intelectual y poderío político nacional jamás. Maíllo fue a lo suyo. El resto de diputados y senadores, socialistas y populares, procuraron servir a sus respectivos partidos antes que al pueblo, por el miedo a perder el chollo. Que yo recuerde, González Vallvé fue el zamorano más dotado, pero no pasó de consejero en la Junta, donde le agotaron los conspiradores, envidiosos de su calidad humana y talento.

Los zamoranos tampoco demostraron agallas para enfrentarse el poder. La provincia siempre fue una especie de cortijo del PP. Aquí se aplicó en nepotismo, el reparto de empresas, las cacicadas a la orden del día. No había paisano que dejase de agradecer al político de turno su papel para colocar a la hija, el hijo, al amigo o al sobrino. El PSOE, cuando alcanzó el poder, ya desde González, descargó a Zamora de Estado, la adelgazó, la dejó en los huesos. No quiero volver a incidir los numerosos organismos e infraestructuras durante el felipismo. Tampoco Aznar, gran protagonista del mal llamado Caso Zamora, se mostró cariñoso con esta provincia, ni Rajoy, tan amigo de Maíllo.

Zapatero y Pedro Sánchez… si te he visto no me acuerdo. Hace un lustro o más, el actual presidente del Gobierno nos contó eso de Monte la Reina. De momento, nada. No obstante, no hay PGE 2024, pero se sabe que este ejecutivo gobierna sin presupuestos, ni leyes. Habrá noticias al respecto y también sobre la autovía entre la capital de la provincia y la frontera lusa. Ahora nos anuncian que la instalación militar funcionará ya en 2027. Me pondré el hábito del apóstol Tomás.

Escribía en el primer párrafo de este artículo que a Zamora y a los zamoranos ya no nos queda tiempo. Si antes de la primavera de 2027, no se produce un punto de inflexión económico y demográfico en nuestra ciudad y provincia, entraremos en la cuarta década del siglo XXI con posibilidades reales de desaparecer como provincia. Podría coincidir con el segundo siglo de la reforma administrativa de Javier del Burgo. Si Zamora no aumenta su población – los datos de población de 2024 son dramáticos- en la próxima década, ni su actividad económica, no habrá lugar para constituirse en provincia. La engullirían Valladolid, León y Salamanca.

Solo existe un partido zamorano con poderío -considero que la IU de Guarido lo es-, siempre que reivindique una fiscalidad diferenciada, ante la Junta y al gobierno central; infraestructuras, como la anteriormente mencionada; Monte la Reina, un Polígono Tecnológico Agropecuario; todo con el apoyo suficiente del pueblo para obtener representación política en instituciones públicas locales y provinciales, y, si todo sale bien, también en las Cortes de Castilla y León, Senado y Congreso de los Diputados, podría transformar este erial zamorano en una tierra prometida.

Nadie mejor que políticos zamoranos, no profesionales de la res pública, para el renacimiento de nuestra tierra.  No esperemos nada de las grandes formaciones nacionales. Ahí están sus obras. Por sus hechos los conoceréis. Guarido está cambiando la faz de Zamora, su rostro, su cara, su epidermis; pero otras instituciones, públicas y privadas, deberían transformarla en profundidad, en esencia, económica y demográficamente.

Eugenio-Jesús de Ávila

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