
NUESTRA HISTORIA
Calor agobiante: 1 de agosto de 1957
En estos días del mes de agosto, los rigores del sol están haciendo sudar a las gentes más de los que sería de desear. Parece una perogrullada hacer este comentario cuando decir que hace calor está en la sensibilidad de cada mortal. Y no siendo ninguna novedad, con esta costumbre que tengo de repasar periódicos de antaño, me encuentro con un comentario editorial de 1 de agosto de 1957 en el que se dice: "El sol fue ayer como fuego sobre la ciudad.
El sol, verdaderamente sofocante, derritió el alquitrán de muchas de nuestras calles. A mediodía puede decirse que el tránsito se hacía poco menos que agobiante. Muchos habrán sido los curiosos que expusieron ayer el termómetro al fuego del sol. Uno, que tuvo también esa curiosidad, pude ver que la temperatura en Zamora, al sol, fue de 45 grados a las dos y media de la tarde."
"Cada cual, naturalmente, toma sus medidas contra la elevada temperatura. Unos se fueron durante todo el día al río; otros buscaron alivio en el campo , bajo la grata sombra de los árboles. Pero hubo quienes tuvieron que cumplir una misión o servicio dentro de un espacio limitado y bajo el dosel de un quitasol, como por ejemplo, este policía municipal de tráfico; uno de esos hombre que, contra viento y marea, contra fríos y calores, está siempre en su puesto para ordenar el tráfico de la ciudad, cada día más abigarrado u peligroso para los transeúntes."
De todo lo dicho por el comentarista no se deduce novedad alguna que pudiera ser noticiable, pero, desde la perspectiva actual, sí que es noticia la imagen que publica de un guarida de la circulación en el cruce de "La Farola". La farola ya no está en el mismo emplazamiento, los agentes del tráfico ya no se ven en las intersecciones durante horas y horas cada día; ahora hay semáforos que regulan la circulación de vehículos y peatones con precisión electrónica. El policía municipal que, en verano se guarecía bajo una sombrilla, vestía sahariana blanca, casco blanco y hasta guantes blancos para que fueran más visibles sus indicaciones.
Este comentario lo puede hacer quien, hace sesenta y siete años, fue fotografiado en el cruce de "La Farola" cuando regulaba el tráfico bajo un sol "de justicia".
Balbino Lozano
En estos días del mes de agosto, los rigores del sol están haciendo sudar a las gentes más de los que sería de desear. Parece una perogrullada hacer este comentario cuando decir que hace calor está en la sensibilidad de cada mortal. Y no siendo ninguna novedad, con esta costumbre que tengo de repasar periódicos de antaño, me encuentro con un comentario editorial de 1 de agosto de 1957 en el que se dice: "El sol fue ayer como fuego sobre la ciudad.
El sol, verdaderamente sofocante, derritió el alquitrán de muchas de nuestras calles. A mediodía puede decirse que el tránsito se hacía poco menos que agobiante. Muchos habrán sido los curiosos que expusieron ayer el termómetro al fuego del sol. Uno, que tuvo también esa curiosidad, pude ver que la temperatura en Zamora, al sol, fue de 45 grados a las dos y media de la tarde."
"Cada cual, naturalmente, toma sus medidas contra la elevada temperatura. Unos se fueron durante todo el día al río; otros buscaron alivio en el campo , bajo la grata sombra de los árboles. Pero hubo quienes tuvieron que cumplir una misión o servicio dentro de un espacio limitado y bajo el dosel de un quitasol, como por ejemplo, este policía municipal de tráfico; uno de esos hombre que, contra viento y marea, contra fríos y calores, está siempre en su puesto para ordenar el tráfico de la ciudad, cada día más abigarrado u peligroso para los transeúntes."
De todo lo dicho por el comentarista no se deduce novedad alguna que pudiera ser noticiable, pero, desde la perspectiva actual, sí que es noticia la imagen que publica de un guarida de la circulación en el cruce de "La Farola". La farola ya no está en el mismo emplazamiento, los agentes del tráfico ya no se ven en las intersecciones durante horas y horas cada día; ahora hay semáforos que regulan la circulación de vehículos y peatones con precisión electrónica. El policía municipal que, en verano se guarecía bajo una sombrilla, vestía sahariana blanca, casco blanco y hasta guantes blancos para que fueran más visibles sus indicaciones.
Este comentario lo puede hacer quien, hace sesenta y siete años, fue fotografiado en el cruce de "La Farola" cuando regulaba el tráfico bajo un sol "de justicia".
Balbino Lozano
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