ZAMORANA
Animales con alma
Mº Soledad Martín Turiño
Se fueron los cigoñinos, se habían hecho tan grandes como sus padres y tenían que volar fuera del gigantesco nido y emprender su propia vida independiente. Eso me hizo sentir un poco triste, porque me deleitaba su presencia; ahora mi atención se desvía hacia una ventana enrejada en la trasera de la iglesia, donde una paloma diligente y aseada está empollando a su vástago. Permanece imperturbable, bajo el frío o el calor y solo se mueve ligeramente, hacia adelante o hacia atrás, para modificar su postura y mantener el huevo caliente.
Aprendo mucho de estas aves y de los animales que conviven en nuestro entorno, y eso no deja de ser curioso porque he sido una persona para quien antes pasaban desapercibidos; sin embargo, cuando observo su comportamiento les comprendo mejor; por ejemplo: Blumi, el gatito que nos acompaña, sabe perfectamente si mi ánimo está triste o apagado porque viene enseguida a frotarse junto a mis piernas y hacerse un ovillo a mi lado para darme compañía. Sé que le asustan las tormentas y busca el rincón más alejado de la ventana; también sabe perfectamente cuando nos vamos de casa porque se mete en su cesta y nos mira como diciendo: me vais a abandonar.
Sí, los animales dan lecciones de vida, sus motivos son totalmente altruistas porque quieren a quienes les cuidan de modo incondicional; no hacen daño deliberadamente, carecen de resentimiento y son una compañía leal.
Anatole France dijo una vez: “Hasta que no hayas amado a un animal, una parte de tu alma permanecerá dormida”. Muy cierto.
Se fueron los cigoñinos, se habían hecho tan grandes como sus padres y tenían que volar fuera del gigantesco nido y emprender su propia vida independiente. Eso me hizo sentir un poco triste, porque me deleitaba su presencia; ahora mi atención se desvía hacia una ventana enrejada en la trasera de la iglesia, donde una paloma diligente y aseada está empollando a su vástago. Permanece imperturbable, bajo el frío o el calor y solo se mueve ligeramente, hacia adelante o hacia atrás, para modificar su postura y mantener el huevo caliente.
Aprendo mucho de estas aves y de los animales que conviven en nuestro entorno, y eso no deja de ser curioso porque he sido una persona para quien antes pasaban desapercibidos; sin embargo, cuando observo su comportamiento les comprendo mejor; por ejemplo: Blumi, el gatito que nos acompaña, sabe perfectamente si mi ánimo está triste o apagado porque viene enseguida a frotarse junto a mis piernas y hacerse un ovillo a mi lado para darme compañía. Sé que le asustan las tormentas y busca el rincón más alejado de la ventana; también sabe perfectamente cuando nos vamos de casa porque se mete en su cesta y nos mira como diciendo: me vais a abandonar.
Sí, los animales dan lecciones de vida, sus motivos son totalmente altruistas porque quieren a quienes les cuidan de modo incondicional; no hacen daño deliberadamente, carecen de resentimiento y son una compañía leal.
Anatole France dijo una vez: “Hasta que no hayas amado a un animal, una parte de tu alma permanecerá dormida”. Muy cierto.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.164