1ª RFEF
Cuarta derrota del Zamora CF, tras otro error en defensa, ante el Barça B: (1-0)
Los verdiblancos -así vistieron esta tarde noche los jugadores del Zamora- tampoco merecieron perder, como sucedió en anterior encuentros, penalizados por otro tanto tonto y por un árbitro madrileño que no quiso pitar un clarísimo penalti sobre Pito Camacho
De nuevo otro gol tras un fallo de concentración en una falta botada rápidamente por el Barça B, sin esperar a que la defensa verdiblanca -así vistió el Zamora hoy- se armase, provocó la derrota de la escuadra que dirige Juan Sabas en el estadio Johan Cruyff, además de una pena máxima no señalada por el árbitro madrileño, cometida por un defensa catalán sobre Pito Camacho.
Sabas se decidió esta tarde noche a cambiar hombres en su once inicial, a sabiendas de las importante bajas con que cuenta la plantilla. El portero del ascenso, Fermín, sustituyo a Altube, y Bolo entró por Carlos. El trabajo en la medular se lo repartieron Gorjón, como hombre más atento a las tareas de destrucción, Carlos Ramos y Guille Camacho. Y, en ataque, Tresaco, en la banda izquierda, y Joel Priego, en una gran forma en la diestra. Kike Márquez, como jugador más adelantado.
Empezó con fuerte el filial azulgrana, que tiene buenos jugadores, pero no adiviné entre ellos ninguna estrella, ni tan si quiera Unai, un centrocampista que se mueve por doquier. En el minuto 7, Fermín evitaba la primera gran ocasión de gol en salida arriesgada. Pero, poco después, Nieto, en el área, se encontraba con un balón perfecto para batir a Astrágala, que desvió in extremis, mientras Tresaco, al que llegó el rechace, intentó un segundo tiro que mandó otro defensa a córner.
El partido se fue equilibrando, sin que ninguno de los dos equipos gozase de grandes ocasiones. Guille lo intentó en tres ocasiones, pero sus remates no encontraron puerta.
El problema más grave para la defensa rojiblanca nacía en que Tresaco hacía de ariete, ante la soledad de Márquez, dejando la banda derecha libre para las entradas de Espart. Pero poco más que resaltar en esa primera entrega.
Empezó bien la segunda mitad, con un disparo de Macho que rozó el poste. Tresaco dejó el césped diez minutos después, para ceder su puesto a Rivas, que salió con tremendo ímpetu.
El Zamora parecía hacerse con el mando del partido, sin apuros en la zaga y con un medular que pasó a dominar. Pero llegó una falta tonta al borde del área que un pillo, vestido de azulgrana, sacó con celeridad, tanta que pilló a los rojiblancos pensando en cómo defender el lanzamiento. Cuando se quisieron dar cuenta, Urueña, el exterior zurdo, había batido a Fermín.
No se amedrentó el cuadro hoy verdiblanco, pero perdía a su hombre más incisivo, con problemas en el muslo derecho, Joel Priego. Pito Camacho entró en su lugar.
A partir de ese momento, minuto 63, el Zamora tuvo ocasiones para empatar, como en un cabezazo, a la salida de un córner, de Juan Carlos que rozó la madera, y otra de Campabadal que a punto aprovecho un error grave del portero local y su defensa.
El Barça sufría y su técnico buscó suturar la herida, entrando a Cedric y Pedro Rodríguez. El Zamora ya se había volcado en campo contrario, dejando espacios en defensa, ya muy adelantada. De ahí, el disparo al larguero de Unai (minuto 73).
Márquez, que ya no tenía físico para aguantar el fuerte ritmo del partido, se fue al vestuario, debutando Rufo. Un centro de Nieto no lo cabeceó, dentro del área, en condiciones Pito Camacho, que sería objeto de claro penalti en el minuto 80.
En el tramo final, el Zamora lanzó numerosísimos saques de esquina y de banda sobre el área azulgrana, pero, como viene sucediendo, sin fructificar en cosecha de goles.
El filial pudo aumentar su ventaja, cuando los verdiblancos abordaron el área local, pero la zaga y Fermín se mostraron infranqueables.
Lo peor de todo es que el Zamora jugó, bien, como siempre, pero perdió su cuarto partido en cinco jornadas. El equipo elabora un buen fútbol, pero siempre aparecen errores que lo crucifican. Mientras en ataque se muestra incapaz de aprovechar tantos saques de esquina o ocasiones clarísimas, con solo el obstáculo del cancerbero rival. Esto ya roza lo esotérico, hechos inexplicables que escapa a la razón futbolística.
Y ya no puedo escribir que el Zamora encajó otra derrota digna. El Amorebieta debería ser la primera víctima propiciatoria para la escuadra de Sabas.
Fotos: Zamora CF
De nuevo otro gol tras un fallo de concentración en una falta botada rápidamente por el Barça B, sin esperar a que la defensa verdiblanca -así vistió el Zamora hoy- se armase, provocó la derrota de la escuadra que dirige Juan Sabas en el estadio Johan Cruyff, además de una pena máxima no señalada por el árbitro madrileño, cometida por un defensa catalán sobre Pito Camacho.
Sabas se decidió esta tarde noche a cambiar hombres en su once inicial, a sabiendas de las importante bajas con que cuenta la plantilla. El portero del ascenso, Fermín, sustituyo a Altube, y Bolo entró por Carlos. El trabajo en la medular se lo repartieron Gorjón, como hombre más atento a las tareas de destrucción, Carlos Ramos y Guille Camacho. Y, en ataque, Tresaco, en la banda izquierda, y Joel Priego, en una gran forma en la diestra. Kike Márquez, como jugador más adelantado.
Empezó con fuerte el filial azulgrana, que tiene buenos jugadores, pero no adiviné entre ellos ninguna estrella, ni tan si quiera Unai, un centrocampista que se mueve por doquier. En el minuto 7, Fermín evitaba la primera gran ocasión de gol en salida arriesgada. Pero, poco después, Nieto, en el área, se encontraba con un balón perfecto para batir a Astrágala, que desvió in extremis, mientras Tresaco, al que llegó el rechace, intentó un segundo tiro que mandó otro defensa a córner.
El partido se fue equilibrando, sin que ninguno de los dos equipos gozase de grandes ocasiones. Guille lo intentó en tres ocasiones, pero sus remates no encontraron puerta.
El problema más grave para la defensa rojiblanca nacía en que Tresaco hacía de ariete, ante la soledad de Márquez, dejando la banda derecha libre para las entradas de Espart. Pero poco más que resaltar en esa primera entrega.
Empezó bien la segunda mitad, con un disparo de Macho que rozó el poste. Tresaco dejó el césped diez minutos después, para ceder su puesto a Rivas, que salió con tremendo ímpetu.
El Zamora parecía hacerse con el mando del partido, sin apuros en la zaga y con un medular que pasó a dominar. Pero llegó una falta tonta al borde del área que un pillo, vestido de azulgrana, sacó con celeridad, tanta que pilló a los rojiblancos pensando en cómo defender el lanzamiento. Cuando se quisieron dar cuenta, Urueña, el exterior zurdo, había batido a Fermín.
No se amedrentó el cuadro hoy verdiblanco, pero perdía a su hombre más incisivo, con problemas en el muslo derecho, Joel Priego. Pito Camacho entró en su lugar.
A partir de ese momento, minuto 63, el Zamora tuvo ocasiones para empatar, como en un cabezazo, a la salida de un córner, de Juan Carlos que rozó la madera, y otra de Campabadal que a punto aprovecho un error grave del portero local y su defensa.
El Barça sufría y su técnico buscó suturar la herida, entrando a Cedric y Pedro Rodríguez. El Zamora ya se había volcado en campo contrario, dejando espacios en defensa, ya muy adelantada. De ahí, el disparo al larguero de Unai (minuto 73).
Márquez, que ya no tenía físico para aguantar el fuerte ritmo del partido, se fue al vestuario, debutando Rufo. Un centro de Nieto no lo cabeceó, dentro del área, en condiciones Pito Camacho, que sería objeto de claro penalti en el minuto 80.
En el tramo final, el Zamora lanzó numerosísimos saques de esquina y de banda sobre el área azulgrana, pero, como viene sucediendo, sin fructificar en cosecha de goles.
El filial pudo aumentar su ventaja, cuando los verdiblancos abordaron el área local, pero la zaga y Fermín se mostraron infranqueables.
Lo peor de todo es que el Zamora jugó, bien, como siempre, pero perdió su cuarto partido en cinco jornadas. El equipo elabora un buen fútbol, pero siempre aparecen errores que lo crucifican. Mientras en ataque se muestra incapaz de aprovechar tantos saques de esquina o ocasiones clarísimas, con solo el obstáculo del cancerbero rival. Esto ya roza lo esotérico, hechos inexplicables que escapa a la razón futbolística.
Y ya no puedo escribir que el Zamora encajó otra derrota digna. El Amorebieta debería ser la primera víctima propiciatoria para la escuadra de Sabas.
Fotos: Zamora CF


















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