Martes, 11 de Noviembre de 2025

BALBINO LOZANO
Viernes, 27 de Septiembre de 2024
NUESTRA HISTORIA

El principio de libertad

En la obra “la Vida es Sueño”,  de Pedro Calderón de la Barca, el personaje Segismundo cautivo y encadenado  se lamenta de encontrarse preso  sin haber cometido delito alguno.


Piensa que el solo hecho de haber nacido de una estirpe real  y con  derechos que no se le reconocen,  son la causa de su cautiverio.  Se compara con otros seres de la Naturaleza que viven libres desde que nacen, y concluye:    “¿Y teniendo yo mas alma, tengo menos libertad?


La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada y proclamada  por la Asamblea General de las Naciones Unidas  el 10 de diciembre de 1948, se inicia diciendo:  “Considerando que la libertad , la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la  dignidad intrínseca  y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana.” Continúa  proclamando en el artículo 1 “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. “


Aceptando  el principio de  libertad  así proclamado,  es ineludible acatar la totalidad del texto  en lo que se refiere a igualdad, razón, conciencia y fraternidad.


En una concordancia absoluta con los citados principios de la Declaración universal, la Constitución Española establece:   “Artículo 14.  Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer, discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”
Este artículo sería suficiente para  que ningún español se sienta diferente  porque su opinión sea distinta o viva en una parte del territorio u otra.   Si en nuestra Constitución se propugna como  valores superiores  del ordenamiento jurídico la libertad,  la justicia, la igualdad y el pluralismo político;   deben  aceptarse todos los valores y no solo una parte  de ellos  que dejaría  incompleto el principio de democracia.


Volviendo a Segismundo:    Atribuye al ave, al bruto, al pez,   al arroyo  la libertad de  nacer y vivir  con las particularidades de cada cual, pero  todos tienen  un código genético que regula su instinto,  su albedrío, su comportamiento  y sus posibilidades de defensa.


Las libertades de los humanos no deberían tener  más límites que  aquellos que atenten contra la libertad de los demás  “Y teniendo yo más alma,  tengo menos libertad?,” o también:   “Y yo con mejor instinto, tengo menos libertad?”,  “Y yo con más albedrío, tengo menos libertad?” “Y teniendo yo más vida, tengo menos libertad?”.
Concluyamos,  la ley, la justicia y la razón  son principios por los que debe regirse el comportamiento humano, sin excluir ninguno de ellos, puesto que no debe haber ley sin justicia, ni razón sin ley.

Balbino Lozano

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