
1ª RFEF
El Zamora CF golea y se exhibe ante un ex Segunda A, Amorebieta: (5-0)
Los rojiblancos soltaron uno de los partidos más extraordinarios en años: Pito Camacho marcó tres goles
“Los pueblos a quienes no se hace justicia se la toman por sí mismos más tarde o más pronto”. Este aserto fue cosa de Voltaire. Cambiemos el sujeto por “los rojiblancos” y asumamos que hoy, en una matinal templada y soleada de otoño, se hizo justicia en el Ruta de la Plata. En efecto, el fútbol había sido injusto en las anteriores cinco jornadas con Juan Sabas y sus viriatos, que no merecieron tantas derrotas. Tardo en llegar esa primera victoria del Zamora, pero qué forma de lograrla. Creo, aunque mi memoria suele fallarme, que lo que presenciaron mis ojos y los 2.200 aficionados, los que prefirieron ver a su equipo antes que disfrutar de caña y pincho de tortilla, viví uno de los mejores partidos de las últimas temporadas del club de la Bien Cercada.
Sabas, dicen que se la jugaba, pudiera haber sido y no fue. Una ucronía futbolística. Los jugadores demostraron que están con su técnico. Pito Camacho, que marcó tres goles de distintas facturas, lo demostró al ir, tras batir al meta vasco, a abrazar a su entrenador de manera efusiva.
Sorprendió el técnico madrileño, al alinear como titular a Rufino, casi recién aterrizado en Zamora, con exterior diestro, pero con labores defensivas a Campabadal. Las lesiones impidieron alinear a extremos específicos ante el Amorebieta. El resto, pues los de casi siempre.
Antes del primer minuto de juego, ya había remato Pito, de cabeza, sin malicia, para que detuviera Unai Marino. El Zamora mandaba en el campo y encontró en la banda izquierda a un portentoso Tresaco, al que también acompañó Sergio Nieto, en sus penetraciones desde la zurda hacia el área vasca. El exterior aragonés machacó a la defensa rival. Mientras, la medular rojiblana, Ramos y Gorjón jugaban cómo querían, poniendo el ritmo al partido. Por delante de ellos, un artista del fútbol, Kike Márquez, metiendo pases sublimes, como el que sirvió a Tresaco en el minuto2, pero le faltaron unos centímetros para conectar con la bola
El primer tanto rojiblanco llegó muy pronto (minuto 6), el primero de Pito Camacho que remata un servicio del mago Márquez desde la medular. Por primera vez en la temporada, el Zamora se ponía por delante.
El Amorebieta sustituía, por lesión al lateral Camacho por Coto, cuando corría el minuto 8.
Los rojiblancos querían más. Tresaco incluso mucho más. Sus cabalgadas, que iniciaba en la banda, pero siempre encarando el área rival, sembraron el pánico entre los azules. De tal manera, en el minuto 13, marcaba Campabadal, que andaba por el área rival, a pase, claro está´, de Tresaco, que le había cogido el gusto al driblin, un virtuoso. Su velocidad desbordaba a los azules, impotentes para detener aquella avalancha futbolística. En el minuto 20, pudo llegar el tercero, bajo palos lo evitaron un defensa y el portero. Dos minutos después, el asesino futbolístico Tresaco fue objeto de penalti, clarísimo, que el colegiado cántabro no quiso señalizar. Había otro también diáfano, en la segunda mitad, sobre Márquez, que tampoco vio un árbitro injusto.
El partido se cerro en el minuto 35. Otra acción del diablo aragonés por la izquierda, en el vértice del área grande. acaba en falta. Márquez, que ya había dado muestras de su arte, lanzó a puerta, raso y marcó el tercero.
Y, si el encuentro todavía no se había resuelto, otro contrataque velocísimo lo frenaba en la medular vizcaína el portero. Expulsión de libro. Amorebieta se quedaba con un hombre menos y con tres goles en contra. Y quedaba todavía la segunda entrega.
Concluyó la primera mitad de una exhibición portentosa de los rojiblancos, todos realizaron un partido sobresaliente, pero la matricula la recogió Tresaco.
Julen Guerrero decidió introducir, de golpe, a tres nuevos jugadores: Gaizka Campos, Bravo e Íñigo Muñoz. No sirvió para nada. El Zamora, poseído de su juego y convencido de su primera victoria. Se buscó la goleada desde el inicio de esa segunda entrega. La pelota parecía patrimonio de los rojiblancos. Ramos y Gorjón creaban y destruían también cualquier intentona de llegar a terrenos peligrosos del Amorebieta.
El cuarto llegó en el minuto 54, tras una gran acción por la banda izquierda, dibujada por Márquez y con centro de Nieto, que rubricó Pito Camacho, aunque el portero Campos intentó sacarlo en la mismísima línea de gol.
Con el encuentro visto para sentencia, Sabas inyecta frescura a su equipo con las aportaciones de Guille Macho, Luis Rivas y Castañeda. El Zamora siguió a lo suyo, a ejecutar un excelente fútbol y oportunidades para alegría de la grada. Rufino, Márquez y Tresaco se fueron a las duchas.
Ramos casi marca desde el córner, en el minuto 67. Después Sergio dejó el césped, siendo sustituido por Noel González, que también pudo marcar en una magnífica acción individual.
Y la grada aplaudió a rabiar a Ramos cuando abandonó el césped para ser sustituido por Dani Hernández, que casi marcó en una falta directa lateral. Y faltaba la guinda a la sabrosísima tarta futbolística. No hay quinto malo. Pues Pito se comió la guinda, con un cabezazo a un magnífico centro de Luis Rival, al que Sabas debió reñir por algunas acciones en las que pecó de individualista.
La escuadra rojiblanca hubiera merecido apuntarse otras victorias en las cinco jornadas disputadas, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Grandísimo partido, exhibición excepcional exhibición de fútbol y ahora…a ganar en Segovia. Con el fútbol que hay en una plantilla muy amplia, en la que se mezclan, calidad, experiencia y juventud, más continua brega y talento, hay que sumar otros tres punto en La Albuera.
“Los pueblos a quienes no se hace justicia se la toman por sí mismos más tarde o más pronto”. Este aserto fue cosa de Voltaire. Cambiemos el sujeto por “los rojiblancos” y asumamos que hoy, en una matinal templada y soleada de otoño, se hizo justicia en el Ruta de la Plata. En efecto, el fútbol había sido injusto en las anteriores cinco jornadas con Juan Sabas y sus viriatos, que no merecieron tantas derrotas. Tardo en llegar esa primera victoria del Zamora, pero qué forma de lograrla. Creo, aunque mi memoria suele fallarme, que lo que presenciaron mis ojos y los 2.200 aficionados, los que prefirieron ver a su equipo antes que disfrutar de caña y pincho de tortilla, viví uno de los mejores partidos de las últimas temporadas del club de la Bien Cercada.
Sabas, dicen que se la jugaba, pudiera haber sido y no fue. Una ucronía futbolística. Los jugadores demostraron que están con su técnico. Pito Camacho, que marcó tres goles de distintas facturas, lo demostró al ir, tras batir al meta vasco, a abrazar a su entrenador de manera efusiva.
Sorprendió el técnico madrileño, al alinear como titular a Rufino, casi recién aterrizado en Zamora, con exterior diestro, pero con labores defensivas a Campabadal. Las lesiones impidieron alinear a extremos específicos ante el Amorebieta. El resto, pues los de casi siempre.
Antes del primer minuto de juego, ya había remato Pito, de cabeza, sin malicia, para que detuviera Unai Marino. El Zamora mandaba en el campo y encontró en la banda izquierda a un portentoso Tresaco, al que también acompañó Sergio Nieto, en sus penetraciones desde la zurda hacia el área vasca. El exterior aragonés machacó a la defensa rival. Mientras, la medular rojiblana, Ramos y Gorjón jugaban cómo querían, poniendo el ritmo al partido. Por delante de ellos, un artista del fútbol, Kike Márquez, metiendo pases sublimes, como el que sirvió a Tresaco en el minuto2, pero le faltaron unos centímetros para conectar con la bola
El primer tanto rojiblanco llegó muy pronto (minuto 6), el primero de Pito Camacho que remata un servicio del mago Márquez desde la medular. Por primera vez en la temporada, el Zamora se ponía por delante.
El Amorebieta sustituía, por lesión al lateral Camacho por Coto, cuando corría el minuto 8.
Los rojiblancos querían más. Tresaco incluso mucho más. Sus cabalgadas, que iniciaba en la banda, pero siempre encarando el área rival, sembraron el pánico entre los azules. De tal manera, en el minuto 13, marcaba Campabadal, que andaba por el área rival, a pase, claro está´, de Tresaco, que le había cogido el gusto al driblin, un virtuoso. Su velocidad desbordaba a los azules, impotentes para detener aquella avalancha futbolística. En el minuto 20, pudo llegar el tercero, bajo palos lo evitaron un defensa y el portero. Dos minutos después, el asesino futbolístico Tresaco fue objeto de penalti, clarísimo, que el colegiado cántabro no quiso señalizar. Había otro también diáfano, en la segunda mitad, sobre Márquez, que tampoco vio un árbitro injusto.
El partido se cerro en el minuto 35. Otra acción del diablo aragonés por la izquierda, en el vértice del área grande. acaba en falta. Márquez, que ya había dado muestras de su arte, lanzó a puerta, raso y marcó el tercero.
Y, si el encuentro todavía no se había resuelto, otro contrataque velocísimo lo frenaba en la medular vizcaína el portero. Expulsión de libro. Amorebieta se quedaba con un hombre menos y con tres goles en contra. Y quedaba todavía la segunda entrega.
Concluyó la primera mitad de una exhibición portentosa de los rojiblancos, todos realizaron un partido sobresaliente, pero la matricula la recogió Tresaco.
Julen Guerrero decidió introducir, de golpe, a tres nuevos jugadores: Gaizka Campos, Bravo e Íñigo Muñoz. No sirvió para nada. El Zamora, poseído de su juego y convencido de su primera victoria. Se buscó la goleada desde el inicio de esa segunda entrega. La pelota parecía patrimonio de los rojiblancos. Ramos y Gorjón creaban y destruían también cualquier intentona de llegar a terrenos peligrosos del Amorebieta.
El cuarto llegó en el minuto 54, tras una gran acción por la banda izquierda, dibujada por Márquez y con centro de Nieto, que rubricó Pito Camacho, aunque el portero Campos intentó sacarlo en la mismísima línea de gol.
Con el encuentro visto para sentencia, Sabas inyecta frescura a su equipo con las aportaciones de Guille Macho, Luis Rivas y Castañeda. El Zamora siguió a lo suyo, a ejecutar un excelente fútbol y oportunidades para alegría de la grada. Rufino, Márquez y Tresaco se fueron a las duchas.
Ramos casi marca desde el córner, en el minuto 67. Después Sergio dejó el césped, siendo sustituido por Noel González, que también pudo marcar en una magnífica acción individual.
Y la grada aplaudió a rabiar a Ramos cuando abandonó el césped para ser sustituido por Dani Hernández, que casi marcó en una falta directa lateral. Y faltaba la guinda a la sabrosísima tarta futbolística. No hay quinto malo. Pues Pito se comió la guinda, con un cabezazo a un magnífico centro de Luis Rival, al que Sabas debió reñir por algunas acciones en las que pecó de individualista.
La escuadra rojiblanca hubiera merecido apuntarse otras victorias en las cinco jornadas disputadas, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Grandísimo partido, exhibición excepcional exhibición de fútbol y ahora…a ganar en Segovia. Con el fútbol que hay en una plantilla muy amplia, en la que se mezclan, calidad, experiencia y juventud, más continua brega y talento, hay que sumar otros tres punto en La Albuera.
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