
HOMENAJE
Luis Felipe Delgado glosa la imponente trayectoria deportiva de Ferrero durante su homenaje
Al concluir la jornada deportiva en el Frontón San Atilano, con que se cerraba el homenaje a Ricardo Ferrero, en nombre de los organizadores del acto, tomó la palabra el periodista y amigo personal del homenajeado, Luis Felipe Delgado de Castro, que pronunció un magnifico discurso sobre la trayectoria deportiva del homenajeado
Quienes estamos hoy aquí dándole un abrazo a Ricardo y compartiendo con él este buen rato, conocemos sobradamente su trayectoria deportiva, casi inabarcable en duración y laureles, que ya ha tenido algunos reconocimientos en estos años atrás, tan merecidos, quiero recordar el del deporte de la fundación Caja Rural.
Sirvan estas breves pinceladas para recordar algunos de los hechos que jalonaron su carrera deportiva.
Nacido en Torregamones el 18 de abril de 1941, ¡ya ha llovido, Ricardo, desde entonces!, con muy pocos años, seis quizá, empieza a dar los primeros pelotazos en las paredes de la iglesia parroquial de su pueblo. Cuando se traslada su familia a Zamora, Ricardo sigue con su afición en las paredes de la escuela de san Frontis o en cualquier otra que estuviera cerca. Una pared y una pelota. Y allí estaba Ricardo.
Con trece años, incansable, entre clase y clase, juega en los dos trinquetes que había en Zamora, el trinquete del señor Ángel en la Calle de Sancho IV la calle Larga, y el trinquete regentado por la familia Mojardi en la cuesta de San Vicente, contiguo al teatro Principal.
Con quince años Ricardo empieza a participar en los torneos que numerosos ayuntamientos de la provincia organizan en sus fiestas patronales. Por ejemplo, Aspariegos por San isidro. Sus primeros compañeros fueron Clemen, de Castronuevo y José María el carpintero. Subcampeones, punto de partida de una dilatada relación de victorias y títulos.
Y así de pueblo en pueblo, de fiesta en fiesta, Ricardo se hace rápidamente con un nombre en el mundo de la pelota. Ferrero, el zaguero…El Rubio. Que combinaba fuerza y habilidad, talento y temperamento, elasticidad y resistencia.
Y así Ricardo salta de la provincia a las limítrofes e incluso a algunas otras bien alejadas como Guadalajara o Valencia. Durante catorce temporadas participa en el campeonato de Castilla, en el frontón Madrid teniendo como compañeros a Luis Peña e Ignacio Gallego conquistando muchos de los trofeos allí puestos en liza. En Colmenar Viejo consigue el título en compañía de Gallego en numerosas ocasiones. Representa a la federación castellana en el Torneo de Federaciones y juega en los mejores frontones de España contra los mejores jugadores aficionados de estos años. Junto a Julián Pérez se clasifica para las semifinales de la Copa del Rey en dos ocasiones.
Pero si representó a la federación de Castilla durante muchos años, con más orgullo aún representó a la delegación de pelota de Zamora, alcanzando las finales en cuatro ocasiones, dos con el alcarreño Julián Pérez y otras dos con el zamorano José Luis Alonso y el vizcaíno García Ariño IV.
Ricardo juega en frontones muy populares como los de Vitoria o el Colón de Barcelona. En San Sebastián compite con grandes figuras de aquella época, Chiquito, Cenicero, Atabo III o en el popular frontón de Adarraga en Logroño donde se impone a Julián y a García que luego pasaron al campo profesional.
Creado el Club San Atilano, bajo su impulso federativo, quiero hacer memoria del frontón cubierto del Seminario de San Atilano, para volver a agradecer a dos sacerdotes ejemplares de la diócesis, responsables de la administración y formación del seminario, ya entonces colegio menor, Rogelio Prieto Girón y José Antonio Prieto Rodríguez que sacaron adelante su construcción con tanto esfuerzo como escasa ayuda. Y aquí subrayar la valentía y decisión del alcalde de Aspariegos, Mariano García, por cubrir el del pueblo. Tenacidad y coraje.
Ferrero llegó con todas sus fuerzas e ilusiones intactas hasta la frontera de los 45 años de edad. Su potencia, reflejos, colocación le sirvieron para ganar innumerables trofeos de toda condición, de carácter local, provincial, regional y nacional.
Pero si dejó la práctica de la pelota en la cancha no lo hizo como aficionado. Su tarea ya como dirigente de la Delegación zamorana de Pelota fue encomiable. Guiado de una generosidad reconocida y una notable capacidad de dialogo, se rodeó de un buen grupo de amigos, tan buenos aficionados como él, que consiguieron con una insistencia y voluntad admirables que la federación española aceptase a la delegación zamorana en máxima categoría nacional en la que permaneció algunos años. Era el respaldo a muchos años de estar en primera línea la pelota zamorana dándole brillo al deporte a nivel nacional.
Fue miembro de la federación Territorial de Pelota, asambleísta de dicha federación, vocal de la española….
Ricardo organizó, alentó y empeñó su tiempo, y algo más, en que se celebrasen torneos aquí y allá. Y que los aficionados de Zamora pudieran contemplar grandes partidos de pelota en sus frontones, principalmente el de San Atilano. Organizó durante muchos años el trofeo de pelota de las fiestas de San Pedro, de cuya comisión organizadora formó parte en aquellos años esplendorosos de nuestras fiestas de junio que no volvieron a celebrarse con aquella relevancia y atractivo de entonces.
Consciente de que la expansión de la afición y el fortalecimiento del juego de la pelota pasaba por una mayor difusión, dio un paso más. Y su objetivo, los medios de información. Así un buen día de mil novecientos sesenta y ocho, se presentó ante don Bernardo Monforte Riesco, director entonces de Radio Popular y solicitó dirigir y presentar un espacio dedicado en exclusiva a la pelota, dentro de la programación deportiva de la emisora que dirigía y realizaba un servidor. Allí conocí y valoré la categoría humana, sencillez y afán de superación de Ricardo. Con el seudónimo de RIFE, no faltó lunes alguno a las diez y media de la noche a su programa que tituló La Cancha de los pelotaris. Y allí, con tenacidad y sacrificio, enriqueció su vocabulario y su facilidad de palabra hasta convertirse en un perfecto comunicador. Admirable. Y así más de veinticinco años, sin recibir a cambio más que el afecto de los amigos y amigas que hizo en aquella emisora y que siguen encariñados con él. Como yo. Aquí quiero dejar constancia de que una de las firmas patrocinadoras del programa fue Maquinaria Agrícola Castor Novoa. Castor fallecía en la tarde de ayer. El conocido y querido zamorano fue en principio transportista de viajeros y animales y más tarde distribuidor en la provincia de una de las firmas más destacadas del sector de maquinaria. Fue gran aficionado.
Solo nos quedamos un tiempo sin su programa cuando un desafortunado accidente de tráfico le dejó malherido. Fueron unos pocos meses porque después volvió a la radio con renovado ímpetu e ilusión. También enviaba crónicas semanales al diario El Correo de Zamora, en las que, con igual firma RIFE, daba cuenta de los resultados de los torneos, así como de la programación de los venideros. De aquellos tiempos de la radio, se hicieron populares, y hasta conocidos no solo por sus victorias y su múltiple participación en torneos, Luis Sánchez, mi querido Luisito Sánchez, y su pareja, José Luis Alonso, ¡Qué orgulloso estuvo, y está, Argujillo de vuestros triunfos entonces! ¡Y esa estela imborrable que dejasteis…y que luce hasta hoy! Porque la pelota en toda esa comarca sigue llevando vuestro nombre.
Y en ese programa radiofónico, también aparecían un lunes sí y otro también los partidos y casi siempre las victorias y algunas derrotas, no siempre se puede ganar, de Ignacio Gallego, Pedro Fernández “Pedrito”, Felicísimo Felipe, Luis Peña, Eufrasio Manzano, Antonio Rodríguez, el pequeño gran hombre, y José Manuel Marino tan excelente pelotari como jugador de futbol, buen amigo mío. Y tiempos después tus hijos y los hijos de Ignacio, y Juventino Jodra, y algunos otros, que, perdonadme, se me han ido cayendo de la memoria.
Ricardo, el pelotari, el federativo. El presidente de una delegación, de un club, y sobre todo la persona, el amigo.
Fue una suerte haberte conocido y haber tenido el placer de compartir contigo tantas vivencias deportivas y algunas más, estas últimas en otro mundo tan distinto, cuando ambos volvimos a coincidir, ya lejos de la radio, en puestos de responsabilidad y de servicio a la provincia, en nuestra querida Diputación. Pero esa es otra historia. Aquí hablo hoy solamente en nombre de un deporte tan nuestro y tan tuyo, por el que te dejaste un buen pedazo de tu vida.
Ricardo, gracias por tanto. Gracias por todo.
Quienes estamos hoy aquí dándole un abrazo a Ricardo y compartiendo con él este buen rato, conocemos sobradamente su trayectoria deportiva, casi inabarcable en duración y laureles, que ya ha tenido algunos reconocimientos en estos años atrás, tan merecidos, quiero recordar el del deporte de la fundación Caja Rural.
Sirvan estas breves pinceladas para recordar algunos de los hechos que jalonaron su carrera deportiva.
Nacido en Torregamones el 18 de abril de 1941, ¡ya ha llovido, Ricardo, desde entonces!, con muy pocos años, seis quizá, empieza a dar los primeros pelotazos en las paredes de la iglesia parroquial de su pueblo. Cuando se traslada su familia a Zamora, Ricardo sigue con su afición en las paredes de la escuela de san Frontis o en cualquier otra que estuviera cerca. Una pared y una pelota. Y allí estaba Ricardo.
Con trece años, incansable, entre clase y clase, juega en los dos trinquetes que había en Zamora, el trinquete del señor Ángel en la Calle de Sancho IV la calle Larga, y el trinquete regentado por la familia Mojardi en la cuesta de San Vicente, contiguo al teatro Principal.
Con quince años Ricardo empieza a participar en los torneos que numerosos ayuntamientos de la provincia organizan en sus fiestas patronales. Por ejemplo, Aspariegos por San isidro. Sus primeros compañeros fueron Clemen, de Castronuevo y José María el carpintero. Subcampeones, punto de partida de una dilatada relación de victorias y títulos.
Y así de pueblo en pueblo, de fiesta en fiesta, Ricardo se hace rápidamente con un nombre en el mundo de la pelota. Ferrero, el zaguero…El Rubio. Que combinaba fuerza y habilidad, talento y temperamento, elasticidad y resistencia.
Y así Ricardo salta de la provincia a las limítrofes e incluso a algunas otras bien alejadas como Guadalajara o Valencia. Durante catorce temporadas participa en el campeonato de Castilla, en el frontón Madrid teniendo como compañeros a Luis Peña e Ignacio Gallego conquistando muchos de los trofeos allí puestos en liza. En Colmenar Viejo consigue el título en compañía de Gallego en numerosas ocasiones. Representa a la federación castellana en el Torneo de Federaciones y juega en los mejores frontones de España contra los mejores jugadores aficionados de estos años. Junto a Julián Pérez se clasifica para las semifinales de la Copa del Rey en dos ocasiones.
Pero si representó a la federación de Castilla durante muchos años, con más orgullo aún representó a la delegación de pelota de Zamora, alcanzando las finales en cuatro ocasiones, dos con el alcarreño Julián Pérez y otras dos con el zamorano José Luis Alonso y el vizcaíno García Ariño IV.
Ricardo juega en frontones muy populares como los de Vitoria o el Colón de Barcelona. En San Sebastián compite con grandes figuras de aquella época, Chiquito, Cenicero, Atabo III o en el popular frontón de Adarraga en Logroño donde se impone a Julián y a García que luego pasaron al campo profesional.
Creado el Club San Atilano, bajo su impulso federativo, quiero hacer memoria del frontón cubierto del Seminario de San Atilano, para volver a agradecer a dos sacerdotes ejemplares de la diócesis, responsables de la administración y formación del seminario, ya entonces colegio menor, Rogelio Prieto Girón y José Antonio Prieto Rodríguez que sacaron adelante su construcción con tanto esfuerzo como escasa ayuda. Y aquí subrayar la valentía y decisión del alcalde de Aspariegos, Mariano García, por cubrir el del pueblo. Tenacidad y coraje.
Ferrero llegó con todas sus fuerzas e ilusiones intactas hasta la frontera de los 45 años de edad. Su potencia, reflejos, colocación le sirvieron para ganar innumerables trofeos de toda condición, de carácter local, provincial, regional y nacional.
Pero si dejó la práctica de la pelota en la cancha no lo hizo como aficionado. Su tarea ya como dirigente de la Delegación zamorana de Pelota fue encomiable. Guiado de una generosidad reconocida y una notable capacidad de dialogo, se rodeó de un buen grupo de amigos, tan buenos aficionados como él, que consiguieron con una insistencia y voluntad admirables que la federación española aceptase a la delegación zamorana en máxima categoría nacional en la que permaneció algunos años. Era el respaldo a muchos años de estar en primera línea la pelota zamorana dándole brillo al deporte a nivel nacional.
Fue miembro de la federación Territorial de Pelota, asambleísta de dicha federación, vocal de la española….
Ricardo organizó, alentó y empeñó su tiempo, y algo más, en que se celebrasen torneos aquí y allá. Y que los aficionados de Zamora pudieran contemplar grandes partidos de pelota en sus frontones, principalmente el de San Atilano. Organizó durante muchos años el trofeo de pelota de las fiestas de San Pedro, de cuya comisión organizadora formó parte en aquellos años esplendorosos de nuestras fiestas de junio que no volvieron a celebrarse con aquella relevancia y atractivo de entonces.
Consciente de que la expansión de la afición y el fortalecimiento del juego de la pelota pasaba por una mayor difusión, dio un paso más. Y su objetivo, los medios de información. Así un buen día de mil novecientos sesenta y ocho, se presentó ante don Bernardo Monforte Riesco, director entonces de Radio Popular y solicitó dirigir y presentar un espacio dedicado en exclusiva a la pelota, dentro de la programación deportiva de la emisora que dirigía y realizaba un servidor. Allí conocí y valoré la categoría humana, sencillez y afán de superación de Ricardo. Con el seudónimo de RIFE, no faltó lunes alguno a las diez y media de la noche a su programa que tituló La Cancha de los pelotaris. Y allí, con tenacidad y sacrificio, enriqueció su vocabulario y su facilidad de palabra hasta convertirse en un perfecto comunicador. Admirable. Y así más de veinticinco años, sin recibir a cambio más que el afecto de los amigos y amigas que hizo en aquella emisora y que siguen encariñados con él. Como yo. Aquí quiero dejar constancia de que una de las firmas patrocinadoras del programa fue Maquinaria Agrícola Castor Novoa. Castor fallecía en la tarde de ayer. El conocido y querido zamorano fue en principio transportista de viajeros y animales y más tarde distribuidor en la provincia de una de las firmas más destacadas del sector de maquinaria. Fue gran aficionado.
Solo nos quedamos un tiempo sin su programa cuando un desafortunado accidente de tráfico le dejó malherido. Fueron unos pocos meses porque después volvió a la radio con renovado ímpetu e ilusión. También enviaba crónicas semanales al diario El Correo de Zamora, en las que, con igual firma RIFE, daba cuenta de los resultados de los torneos, así como de la programación de los venideros. De aquellos tiempos de la radio, se hicieron populares, y hasta conocidos no solo por sus victorias y su múltiple participación en torneos, Luis Sánchez, mi querido Luisito Sánchez, y su pareja, José Luis Alonso, ¡Qué orgulloso estuvo, y está, Argujillo de vuestros triunfos entonces! ¡Y esa estela imborrable que dejasteis…y que luce hasta hoy! Porque la pelota en toda esa comarca sigue llevando vuestro nombre.
Y en ese programa radiofónico, también aparecían un lunes sí y otro también los partidos y casi siempre las victorias y algunas derrotas, no siempre se puede ganar, de Ignacio Gallego, Pedro Fernández “Pedrito”, Felicísimo Felipe, Luis Peña, Eufrasio Manzano, Antonio Rodríguez, el pequeño gran hombre, y José Manuel Marino tan excelente pelotari como jugador de futbol, buen amigo mío. Y tiempos después tus hijos y los hijos de Ignacio, y Juventino Jodra, y algunos otros, que, perdonadme, se me han ido cayendo de la memoria.
Ricardo, el pelotari, el federativo. El presidente de una delegación, de un club, y sobre todo la persona, el amigo.
Fue una suerte haberte conocido y haber tenido el placer de compartir contigo tantas vivencias deportivas y algunas más, estas últimas en otro mundo tan distinto, cuando ambos volvimos a coincidir, ya lejos de la radio, en puestos de responsabilidad y de servicio a la provincia, en nuestra querida Diputación. Pero esa es otra historia. Aquí hablo hoy solamente en nombre de un deporte tan nuestro y tan tuyo, por el que te dejaste un buen pedazo de tu vida.
Ricardo, gracias por tanto. Gracias por todo.
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