Domingo, 16 de Noviembre de 2025

CONCHA PELAYO
Martes, 01 de Octubre de 2024
ÓPERA

El glamour entra en el Teatro Real con “Adriana Lecouvreur"

Adriana Lecouvreur fue amante de Voltaire, asesinada por oler un inocente ramito de violetas. Fue una gran actriz y cantante de ópera, bella y deseada, aunque ella sólo amaba a Maurizio, conde de Sajonia. Una historia real que aconteció en Francia en el siglo XVIII, una época en la que los salones de palacios y teatros se llenaban de lujo y glamour para sus moradores.

 

Precisamente esta ópera concita todos los elementos que el público asiduo a la ópera estaba echando en falta desde hace algunos años. El Teatro Real, ha apostado muy fuerte esta temporada estrenando Adriana Lecouvreur, de Francesco Cilea, cuyo libreto de Arturo Colautti, está basado en la obra de teatro homónima de Eugène Scribe y Ernest Legouvê.

 

Se estrenó en el Teatro Lírico de Milán el 6 de noviembre de 1902. La ópera consta de cuatro actos y tiene una duración de tres horas y diez minutos.

 

La historia se desarrolla en Paris en 1730.   Michonnet, y su compañía, preparan la función para la Comedia Francesa en la que se enfrentarán Adriana y Madeimoselle Duclos. Allí se encuentran también el Príncipe de Bouillon y el abate Chazeuil. Cuando se quedan solos Michonnet declara su amor a Adriana, pero ella le rechaza porque está enamorada de Maurizio y ha quedado con él al terminar la función. Además, ésta le ofrece un ramito de violetas en prueba de su amor. Por razones políticas, Maurizio se hace pasar por un vasallo al servicio del conde.

 

 La princesa de Bouillon y Maurizio tienen una relación secreta. Ya tenemos el triángulo amoroso por el que se desencadenarán todos los hechos. Los cuatro actos en los que se desarrolla la representación nos van desgranando paso a paso, los momentos de la historia que acabará en tragedia.

 

En escena se encuentran la princesa de Bouillón y Maurizio, ella sospecha al ver las violetas, pero él reacciona rápidamente y se las entrega como regalo para evitar suspicacias. Maurizio le confiesa que ya no la ama, aunque le está muy agradecido pues medió por él ante la reina de Francia. En esos momentos entran en la estancia el príncipe y el abate; ella corre a esconderse y en esos momentos aparece Adriana quien descubre la identidad de Maurizio. Las mujeres no se reconocen, pero sí se dan cuenta de que aman al mismo hombre. Entonces la princesa huye y en la huida pierde un brazalete. Michonnet lo recoge y se lo entrega a Adriana.

 

Ya en la casa de la princesa de Bouillón, ella se pregunta quién será su rival. Mientras, el príncipe, aficionado a la química, está analizando un veneno. Se incorporan a la fiesta  Michonet y Adriana que también han sido invitados y es entonces cuando la princesa se da cuenta de que hay otra mujer en la vida de Maurizio cuando se oye decir que éste ha sido herido y observa palidecer a Adriana y casi desfallecer; pero, de pronto aparece en escena el propio Maurizio contando las proezas de sus batallas y Adriana se recupera. A partir de ese momento los celos de la princesa se hacen insoportables y la convierten en una peligrosa rival.

 

Adriana recita unos versos de Fedra, de Racine, que hablan directamente del deshonor de la princesa; así lo entiende ella; y se venga de la peor manera posible.

 

Adriana ha descubierto ya la relación de Maurizio con la princesa; angustiada, se retira del teatro entrando en una profunda depresión. Sus amigos la animan para que vuelva y van a visitarla y le llevan regalos. Entonces llega una cajita que entregan a Adriana. Ésta la abre y reconoce las violetas, ya marchitas, que le regaló a Maurizio. Las acerca a su nariz para aspirar su aroma. Interpreta que se las devuelve porque no las quiere. 

 

Al momento se oye la voz de Maurizio diciendo su nombre. Ella reacciona esperanzada y Maurizio entra en la estancia. La abraza y en esos instantes Adriana palidece y expira. Él la abraza, pero ya es tarde, muere en sus brazos. Las violetas estaban envenenadas.

 

Una historia trágica, llena de glamour, en la que el amor, los celos, la venganza y las intrigas políticas convierten el escenario del Teatro Real en un deseado y esperado lujo.

 

Concha Pelayo

 

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