Memorable triunfo de Caja Rural CB Zamora sobre Valladolid (89-68)

El segundo capítulo del libro de historia del Caja Rural CB Zamora en la Primera División de FEF resultó toda una delicia para los que saben paladear el buen baloncesto. Éxtasis en esa bombonera, que deberá pasar a mejor vida a no tardar que es el Ángel Nieto, tras castigar al Valladolid, otrora ACB, equipo en el que jugó gente tan importante como Sabonis, con una derrota muy severa: (89-68). Veintiún puntos de diferencia. Increíble. Y esa victoria que quedará en la memoria del baloncesto zamorano se debió a varios factores: una dirección magistral desde el banquillo a cargo de ese genio sencillo que responde al nombre de Saulo y apellida Hernández Bris, capaz, en momentos decisivos del último cuarto del choque, de jugar sin sus hombres altos; una defensa espartana sobre los de Pucela, equipo al que dejaron en solo 68 puntos, y a dos monstruos, uno pequeñito, dentro de un orden, como Powell, y un gigante como Jonas Pauksté. El base encesto 24 puntos, siete triples; y el pivot, 18.  El resto de compañeros trabajaron con una disciplina ejemplar.

Pabellón casi lleno, con muchos seguidores del Pucela, que ocuparon el fondo, habilitado para la ocasión. Sigo pidiendo un pabellón moderno para nuestra ciudad. Por muchas razones.

El encuentro se inició con errores ante la canasta de unos y de otros. Se tardó más de dos minutos en anotar. Fue Pudet el que sumo los dos primeros puntos. Pero empezó su exhibición Jonas, que encestó los primeros siete puntos de Caja Rural. La escuadra azul se ponía por delante con 7-5. No estaba mal para empezar.

Saulo realizó sus primeros cambios pasado el ecuador de la primera entrega. Entraron Powell y Nikic. El base norteamericano, porque es así de chuleta, anotó sus dos primeros triples en un periquete. La primera entrega concluiría con igualdad absoluta: (19-19).

El cuarto que antecede al descanso, empezó de la mejor forma para la escuadra azul, que se fue a un 29-23, coincidiendo con la primera canasta de Buckingham. Cinco minutos antes de concluir el segundo cuarto, Caja Rural se iba de ocho puntos: (33-25). Reaccionó Valladolid que suturó heridas para dejar el partido en un equitativo 41-39.

Tras pasar por vestuarios, Saulo inyectó más ganas de defender a los suyos, que, con una serie de acciones excelentes se fueron a un 53-45, en el ecuador del tercer cuarto. En este periodo, Hernández Bris se permitió el lujo, que solo forma parte del carácter de los genios, de prescindir de Jonas y Dikic. Y le salió bien. Las distancias fueron aumentando, primero diez puntos (60-50), después 13 (63-50) y, a falta de un minuto 66-50, para cerrar el cuarto y dejar el partido casi sentenciado con un 66-52. Quedaban diez minutos para la gesta.

Momentos para los triples de Powell y una defensa portentosa de gente como Jacob y brillo de jugadores poco vistos en estos lares como Saintel. Exhibición absoluta y jugadas circenses, malabares. Tan hermoso fue el espectáculo que uno llegó a creer que la hinchada azul todavía no se lo estaba creyendo. A falta de 2 minutos y medios, ganaba Caja Rural por 22 puntos (84-62). Y ya en esos últimos instantes, las gradas se fueron de fiesta con sus bufandas y gritos de ánimo. Y, tras la gran faena, los maestros saludaron desde los medios, mientras los aficionados se iban a sus casas tan felices después de haber sido testigos de un éxito memorable del baloncesto masculino zamorano. Enhorabuena.  

Además de Powell, 24 puntos, y Pauksté, 18, dos jugadores azules superaron la decena de puntos, casos de Saintel Junior, 15, y Walker, 11. Y solo un jugador de Pucela supero la decena de puntos. Excepcional.

Fotografías. Esteban Pedrosa