Por qué al Zamora no se le pitan penaltis, clarísimos, a favor

Lo reitero: a mí este Zamora CF de Juan Sabas me gusta…mucho. Que, hasta esta séptima jornada, haya perdido más puntos que los merecidos no evita reconocer la calidad de la escuadra rojiblanca, una mezcla, casi perfecta, de calidad y poderío físico. Me temo que el Zamora CF carece de fortuna. Ayer, en La Albuera, por ejemplo. Una Segoviana que apenas había inquietado a Fermín Sobrón, se encuentra con una falta tonta al borde del área rojiblanca. El lanzador tuvo la suerte de que el cuero tocara en un defensa y descolocase al cancerbero. Esto ocurría al término de la primera entrega del partido, jugado, por cierto, sobre un terreno que impidió jugar un fútbol más veloz, una de las características del equipo que dirige el técnico madrileño.

Pienso que los rojiblancos, hasta el empate, creyeron que el partido estaba ganado, porque se veían superiores. Un servidor, desde la televisión, también. Después, la salida de la Gimnástica tras el descanso, eufórica por llevar el partido igualada con muy poco, pudo ponerse por delante. Cuando el Zamora tomó el mando del choque, más o menos, sobre el minuto 20 de la segunda entrega, apareció el árbitro, que no era gallego, ni cántabro, procedencias que tanto daño han causado a los rojiblancos desde ha tiempo. Pues hete aquí que el colegiado valenciano pasó de señalar, al menos, dos penas máximas clarísimas. Tras disputadas siete jornadas, después de haber presenciado siete partidos del Zamora, me sigo preguntando, después de serenarme, de manera cándida: ¿Por qué los jueces de la fiesta futbolística no le pitan penaltis, diáfanos, a favor de los rojiblancos? ¿Qué tienen que hacer los Márquez, Tresaco, Campabadal, Pito Camacho y compañeros mártires para que zancadillas y manos de los rivales en el área nunca los castigan los árbitros con la pena máxima?

Ni en el Ruta de la Plata ni en campos rivales, el Zamora CF juega contra once futbolistas y un trío arbitral. Y no se me vengan los buenistas a poner paños calientes en la defensa de los colegiados. Nunca es triste la verdad de que el cuadro rojiblanco ha sufrido arbitrajes desafortunados en estas siete jornadas, pero lo que parece es no tener remedio. No quiero pensar lo que sucedería el próximo sábado, en el Ruta de la Plata, si algún jugador del Zamora fuese objeto de penalti y el árbitro no lo pitase. Ya está bien, desde tiempos inmemoriales, de arbitrajes parciales e injustos con el club rojiblanco.

Cambio de tercio, que es muy taurino, para advertir del potencial del Andorra de Piqué, que, sospecho, tendrá cierta condescendencia arbitral, porque su presidente fue un gran amigo de la Federación Española de Fútbol. Al cuadro del Principado lo he visto esta temporada en el partido que jugó en Lezama con el filial del Athletic Club. Perdió. Pero demostró empaque y calidad. Pero el Zamora, de momento, no ha sido inferior ni al mismísimo líder, que ganó en el Ruta de la Plata en los instantes finales del choque. Por lo tanto, hay que respetar al cuadro pirenaico, que solo ha encajado tres goles en siete jornadas, y, de ellos, dos en Lezama.

Eugenio-Jesús de Ávila

Fotografía: Zamora Club de Fútbol