
NUESTRA HISTORIA
El moro Muza
Cuando, recientemente, escribí sobre Don Pelayo como primer rey de Asturias y líder de la Reconquista, citaba al MORO MUZA como uno de los jefes musulmanes a los que Don Pelayo se había enfrentado.
El MORO MUZA, cuyo verdadero nombre era Abú Abd al-Rahman Musa ibn Nusair, era un gobernador musulmán del norte de África que dirigió la ocupación de la península ibérica en el año 712. Con ayuda de los witizanos (seguidores del rey visigodo Witiza) fue tomando ciudades, dirigiendo su ejército desde Algeciras hasta Sevilla, Mérida, Toledo, Zaragoza, Asturias y Lugo. En el 714 hubo de regresar a Damasco ante los insistentes requerimientos del califa Sulaymán, dejando como gobernador de al-Ándalus a su hijo Abd al-Aziz. Al llegar a Damasco, el califa Sulaymán lo condenó por la forma en que había repartido el botín de sus conquistas. No pudo regresar nunca a al-Ándalus y murió oscuramente.
EL MORO MUZA fue también el título de un periódico semanal que se editaba en La Habana (Cuba) en 1859 cuando Cuba era provincia española de ultramar. EL MORO MUZA, según su propio editor, fue un periódico satírico burlesco de costumbres y literatura, dulce como los dátiles y nutritivo como el alcuzcuz. El MORO MUZA se publicó, en una primera etapa, desde 1859 a 1869.
Tuvo una segunda época que duró hasta 1877. Su director era Juan Martínez Villergas, un vallisoletano de nacimiento y zamorano de adopción. Martínez Villergas había nacido en Gomeznarro (Valladolid) el 8 de marzo de 1817. De vacilantes ideas predominantemente republicanas, pero conservadoras y nacionalistas, sufrió la cárcel y la habitual persecución ideológica de los identificados con el partido demócrata. Fue encarcelado y desterrado a París en 1852. Espartero lo nombró cónsul en Newcastle en 1855; O`Donell lo nombró cónsul de Haití. Luego marchó a Cuba en 1857 donde, entre otras actividades literarias, dirigió EL MORO MUZA. Cuando regresó a España se domicilió en Zamora, donde ya había residido anteriormente, hasta su fallecimiento el 8 de mayo de 1894.
Balbino Lozano
Cuando, recientemente, escribí sobre Don Pelayo como primer rey de Asturias y líder de la Reconquista, citaba al MORO MUZA como uno de los jefes musulmanes a los que Don Pelayo se había enfrentado.
El MORO MUZA, cuyo verdadero nombre era Abú Abd al-Rahman Musa ibn Nusair, era un gobernador musulmán del norte de África que dirigió la ocupación de la península ibérica en el año 712. Con ayuda de los witizanos (seguidores del rey visigodo Witiza) fue tomando ciudades, dirigiendo su ejército desde Algeciras hasta Sevilla, Mérida, Toledo, Zaragoza, Asturias y Lugo. En el 714 hubo de regresar a Damasco ante los insistentes requerimientos del califa Sulaymán, dejando como gobernador de al-Ándalus a su hijo Abd al-Aziz. Al llegar a Damasco, el califa Sulaymán lo condenó por la forma en que había repartido el botín de sus conquistas. No pudo regresar nunca a al-Ándalus y murió oscuramente.
EL MORO MUZA fue también el título de un periódico semanal que se editaba en La Habana (Cuba) en 1859 cuando Cuba era provincia española de ultramar. EL MORO MUZA, según su propio editor, fue un periódico satírico burlesco de costumbres y literatura, dulce como los dátiles y nutritivo como el alcuzcuz. El MORO MUZA se publicó, en una primera etapa, desde 1859 a 1869.
Tuvo una segunda época que duró hasta 1877. Su director era Juan Martínez Villergas, un vallisoletano de nacimiento y zamorano de adopción. Martínez Villergas había nacido en Gomeznarro (Valladolid) el 8 de marzo de 1817. De vacilantes ideas predominantemente republicanas, pero conservadoras y nacionalistas, sufrió la cárcel y la habitual persecución ideológica de los identificados con el partido demócrata. Fue encarcelado y desterrado a París en 1852. Espartero lo nombró cónsul en Newcastle en 1855; O`Donell lo nombró cónsul de Haití. Luego marchó a Cuba en 1857 donde, entre otras actividades literarias, dirigió EL MORO MUZA. Cuando regresó a España se domicilió en Zamora, donde ya había residido anteriormente, hasta su fallecimiento el 8 de mayo de 1894.
Balbino Lozano
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