
DERECHO
De la etapa laboral a la de jubilación
Las personas mayores hemos llegado a la vejez después de una vida laboral en activo, que ahora nos viene a la memoria recordando lo que hacíamos cuando la normativa laboral y nuestro estado físico nos lo permitían. Unos se dedicaron a explotar su propio patrimonio, otros fueron trabajadores por cuenta ajena, otros ejercieron profesiones liberales y otros se dedicaron a la función pública.
Una vida de ocio y disfrute permanente no debería existir desde que en el Paraíso Terrenal, al comienzo de la creación Dios dijo al hombre “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Así, unos labradores, otros ganaderos, otros artesanos y otros dedicándose a algún servicio público hemos vivido una etapa de nuestra vida activa para tener derecho a una jubilación cuando llegamos a la edad de PERSONAS MAYORES
.
Comparando nuestra época de trabajo con la actual vemos que nuestros métodos de antaño han evolucionado en pro de reducir el esfuerzo y obtener mayores rendimientos en todo. Los grandes descubrimientos y la aplicación de nuevas técnicas permiten perfeccionar los productos y trabajar menos con la ayuda de las máquinas.
Desde que los pueblos prerromanos comenzaron a abandonar el nomadismo y se fueron asentando en aquellas agrupaciones urbanas llamadas urbes o civitates, se hizo necesaria la creación de normas de convivencia y la presencia de personas que controlasen el comportamiento de los ciudadanos.
Han transcurrido más de dos mil años desde aquellos magistrados romanos que tenían a su cargo la vigilancia de las personas y en general la policía de la ciudad. Andando el tiempo, aparecen en la vida ciudadana personajes que, con diversas denominaciones, ejercían controles del comportamiento de las gentes.
A la caída del Imperio romano, en el año 476, se produjo el asentamiento en España de los pueblos germánicos y comienza a producirse una nueva concepción del Derecho. El Derecho visigodo estaba influenciado en buena medida por las costumbres.
La gran mayoría de los visigodos eran campesinos, por lo que aconteció una progresiva ruralización de la vida. Salvo unas pocas ciudades los núcleos urbanos se disuelven. El municipio romano, como organización administrativa desaparece. El señor feudal domina la vida social y llega a tener a su servicio sayones que obligaban a los vasallos a cumplir las normas establecidas y a pagar los diezmos y primicias correspondientes.
En la Alta Edad Media, se produjo la invasión musulmana a partir del 711, siendo los árabes quienes dominaron la península durante casi ochocientos años. Consecuentemente, dejaron una notable influencia en muchos aspectos de la vida cotidiana y de la organización administrativa.
Podemos ver la gran diferencia con los tiempos actuales, en los que se está produciendo el éxodo masivo de los medios rurales hacia las ciudades, al contrario que en la edad media los pueblos se van quedando sin gente.
Es natural que estos recuerdos evocadores de la vida en activo estén influenciados por la dedicación de quien ha estado largos años ejerciendo como funcionario público, aunque ya hace tiempo que cesó por jubilación.
Balbino Lozano
Las personas mayores hemos llegado a la vejez después de una vida laboral en activo, que ahora nos viene a la memoria recordando lo que hacíamos cuando la normativa laboral y nuestro estado físico nos lo permitían. Unos se dedicaron a explotar su propio patrimonio, otros fueron trabajadores por cuenta ajena, otros ejercieron profesiones liberales y otros se dedicaron a la función pública.
Una vida de ocio y disfrute permanente no debería existir desde que en el Paraíso Terrenal, al comienzo de la creación Dios dijo al hombre “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Así, unos labradores, otros ganaderos, otros artesanos y otros dedicándose a algún servicio público hemos vivido una etapa de nuestra vida activa para tener derecho a una jubilación cuando llegamos a la edad de PERSONAS MAYORES
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Comparando nuestra época de trabajo con la actual vemos que nuestros métodos de antaño han evolucionado en pro de reducir el esfuerzo y obtener mayores rendimientos en todo. Los grandes descubrimientos y la aplicación de nuevas técnicas permiten perfeccionar los productos y trabajar menos con la ayuda de las máquinas.
Desde que los pueblos prerromanos comenzaron a abandonar el nomadismo y se fueron asentando en aquellas agrupaciones urbanas llamadas urbes o civitates, se hizo necesaria la creación de normas de convivencia y la presencia de personas que controlasen el comportamiento de los ciudadanos.
Han transcurrido más de dos mil años desde aquellos magistrados romanos que tenían a su cargo la vigilancia de las personas y en general la policía de la ciudad. Andando el tiempo, aparecen en la vida ciudadana personajes que, con diversas denominaciones, ejercían controles del comportamiento de las gentes.
A la caída del Imperio romano, en el año 476, se produjo el asentamiento en España de los pueblos germánicos y comienza a producirse una nueva concepción del Derecho. El Derecho visigodo estaba influenciado en buena medida por las costumbres.
La gran mayoría de los visigodos eran campesinos, por lo que aconteció una progresiva ruralización de la vida. Salvo unas pocas ciudades los núcleos urbanos se disuelven. El municipio romano, como organización administrativa desaparece. El señor feudal domina la vida social y llega a tener a su servicio sayones que obligaban a los vasallos a cumplir las normas establecidas y a pagar los diezmos y primicias correspondientes.
En la Alta Edad Media, se produjo la invasión musulmana a partir del 711, siendo los árabes quienes dominaron la península durante casi ochocientos años. Consecuentemente, dejaron una notable influencia en muchos aspectos de la vida cotidiana y de la organización administrativa.
Podemos ver la gran diferencia con los tiempos actuales, en los que se está produciendo el éxodo masivo de los medios rurales hacia las ciudades, al contrario que en la edad media los pueblos se van quedando sin gente.
Es natural que estos recuerdos evocadores de la vida en activo estén influenciados por la dedicación de quien ha estado largos años ejerciendo como funcionario público, aunque ya hace tiempo que cesó por jubilación.
Balbino Lozano
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