
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA
Las Edades del Hombre, oportunidad esencial para enfatizar el turismo cultural de Zamora
Eugenio-Jesús de Ávila
El alcalde Guarido se ha empeñado en embellecer Zamora. Le alabo el gusto. Su última decisión, tan extraordinaria como necesaria, la nueva iluminación de las murallas y el Castillo. Ya en la oposición intento crear un gran mirador al Duero que se prolongara hasta la Cuesta de los Pepinos. Antes el PP había buscado expropiar a las monjitas esos terrenos que harían posible lo que después el actual regidor postuló. La Justicia dio la razón a las religiosas. Con este dato pongo de relieve esa querencia de Guarido por potenciar nuestra legado histórico y monumental.
Ya he escrito que la avenida de la Feria se convertirá en el bulevar más atractivo de la ciudad, una vez que se libera totalmente las murallas de los inmuebles que ahora la cubren. Jardines y fuentes para que los zamoranos disfruten de su pasado desde este presente inefable. Otras generaciones vivirán en un Zamora más hermosa que la que nosotros conocimos.
Todo alcalde debería ser un galán enamorado de su ciudad, a la que mimará, cuidará y piropeará con acciones que la embellezcan, que la hagan más agradable para sus habitantes hasta que se sientan orgullosos de vivir en ella. Guarido lo viene demostrando, como he expresado con anterioridad, ya desde que era un edil de oposición. Después, desde el poder ha hecho lo imposible, verbigracia, con la liberación de los lienzos de muralla, obra iniciada con Vázquez, continuada con Valdeón, mujer que restauró una veintena de templos románicos, tanto tiempo olvidados y obviados por las distintas alcaldías, el actual regidor aceleró este proceso liberalizador. Le quedan aún algunos problemas que se resolverán antes de concluir su tercer mandato.
No obstante, antes el Ministerio de Cultura, a quien se debe el cuidado y restauración de las murallas, está obligado a intervenir con el objetivo de fortalecer los muros que presentan daños más ostensibles en sus estructuras. Porque ajardinar y adecuar la avenida de la Feria sin que antes se recomponga todo el recinto defensivo no parece lo más indicado. Urge, pues, que el Ayuntamiento exija la intervención del Gobierno en ese menester, si bien se anunció, no ha mucho tiempo, que así se haría. Pero las cosas de palacio suelen ir despacio, más cuando se trata de la humilde ciudad del Romancero.
Voy a ser claro: Zamora se juega parte de su futuro como ciudad en la próxima edición de las Edades del Hombre, que compartirá con la ciudad hermana de Oporto, con la que, además del Duero, nos unen presupuestos sociales y culturales. Por lo tanto, nuestra ciudad debería mostrar su rostro más hermoso cuando se inaugure ese emporio cultural. Quizá esa cara de nuestra ciudad todavía evidencia arrugas y puntos negros en su casco histórico con esos solares que tanto afean la zona noble de la ciudad, la que más visitarán los turistas de la cultura. Sé que un empresario zamorano ha apostado por edificar en esos espacios abandonados y restaurar el convento de las Concepcionistas, pero no conoceremos esos deseos convertidos en realidad en un año.
Quedan muchos asuntos que resolver antes de que concluya este mandato, esenciales para que la herencia de Guarido sea loada por todos los zamoranos, tanto por sus electores como aquellos que nunca osaron votarle. Verbigracia: remodelación de los jardines de Baltasar Lobo, restauración del Castillo, una nueva intervención en el casco histórico, transformar la Plaza Mayor, la del Puente de Piedra, que ya se está ejecutando, a falta de las torres, derribadas en 1905; una nueva urbanización de esa plaza-secarral que es la de la Constitución; como también debería actuarse en La Marina. Y aconsejo, por enésima vez, que se construya un acceso con granito de Sayago a la Puerta de la Lealtad, porque ese turista cultural, gente de edad, prefiere subir o bajar escaleras que embarrar su calzado, si llueve, cuando acceda a ese espacio legendario de nuestra ciudad. De problemas como el de la restauración de las murallas y solares en la zona noble de la ciudad ya los he comentado.
Convencido estoy que el actual alcalde nos legará una ciudad más hermosa que la que recogió en aquella lejana primavera de 2025. Todavía dos años y medio para los próximos comicios municipales, tiempo suficiente para hacer más bonita a esta anciana coqueta que es Zamora. Corrijamos los defectos de su epidermis para presentarla en la sociedad del turismo cultural.
Postadata. San Martín, una de las plazas más coquetas en su día, cuando uno era niño, mañana podrá recuperar una imagen más acorde al casco histórico, tras inversiones extraordinarias que la afearon y apartaron de los paseos preferidos de los zamoranos.
Eugenio-Jesús de Ávila
El alcalde Guarido se ha empeñado en embellecer Zamora. Le alabo el gusto. Su última decisión, tan extraordinaria como necesaria, la nueva iluminación de las murallas y el Castillo. Ya en la oposición intento crear un gran mirador al Duero que se prolongara hasta la Cuesta de los Pepinos. Antes el PP había buscado expropiar a las monjitas esos terrenos que harían posible lo que después el actual regidor postuló. La Justicia dio la razón a las religiosas. Con este dato pongo de relieve esa querencia de Guarido por potenciar nuestra legado histórico y monumental.
Ya he escrito que la avenida de la Feria se convertirá en el bulevar más atractivo de la ciudad, una vez que se libera totalmente las murallas de los inmuebles que ahora la cubren. Jardines y fuentes para que los zamoranos disfruten de su pasado desde este presente inefable. Otras generaciones vivirán en un Zamora más hermosa que la que nosotros conocimos.
Todo alcalde debería ser un galán enamorado de su ciudad, a la que mimará, cuidará y piropeará con acciones que la embellezcan, que la hagan más agradable para sus habitantes hasta que se sientan orgullosos de vivir en ella. Guarido lo viene demostrando, como he expresado con anterioridad, ya desde que era un edil de oposición. Después, desde el poder ha hecho lo imposible, verbigracia, con la liberación de los lienzos de muralla, obra iniciada con Vázquez, continuada con Valdeón, mujer que restauró una veintena de templos románicos, tanto tiempo olvidados y obviados por las distintas alcaldías, el actual regidor aceleró este proceso liberalizador. Le quedan aún algunos problemas que se resolverán antes de concluir su tercer mandato.
No obstante, antes el Ministerio de Cultura, a quien se debe el cuidado y restauración de las murallas, está obligado a intervenir con el objetivo de fortalecer los muros que presentan daños más ostensibles en sus estructuras. Porque ajardinar y adecuar la avenida de la Feria sin que antes se recomponga todo el recinto defensivo no parece lo más indicado. Urge, pues, que el Ayuntamiento exija la intervención del Gobierno en ese menester, si bien se anunció, no ha mucho tiempo, que así se haría. Pero las cosas de palacio suelen ir despacio, más cuando se trata de la humilde ciudad del Romancero.
Voy a ser claro: Zamora se juega parte de su futuro como ciudad en la próxima edición de las Edades del Hombre, que compartirá con la ciudad hermana de Oporto, con la que, además del Duero, nos unen presupuestos sociales y culturales. Por lo tanto, nuestra ciudad debería mostrar su rostro más hermoso cuando se inaugure ese emporio cultural. Quizá esa cara de nuestra ciudad todavía evidencia arrugas y puntos negros en su casco histórico con esos solares que tanto afean la zona noble de la ciudad, la que más visitarán los turistas de la cultura. Sé que un empresario zamorano ha apostado por edificar en esos espacios abandonados y restaurar el convento de las Concepcionistas, pero no conoceremos esos deseos convertidos en realidad en un año.
Quedan muchos asuntos que resolver antes de que concluya este mandato, esenciales para que la herencia de Guarido sea loada por todos los zamoranos, tanto por sus electores como aquellos que nunca osaron votarle. Verbigracia: remodelación de los jardines de Baltasar Lobo, restauración del Castillo, una nueva intervención en el casco histórico, transformar la Plaza Mayor, la del Puente de Piedra, que ya se está ejecutando, a falta de las torres, derribadas en 1905; una nueva urbanización de esa plaza-secarral que es la de la Constitución; como también debería actuarse en La Marina. Y aconsejo, por enésima vez, que se construya un acceso con granito de Sayago a la Puerta de la Lealtad, porque ese turista cultural, gente de edad, prefiere subir o bajar escaleras que embarrar su calzado, si llueve, cuando acceda a ese espacio legendario de nuestra ciudad. De problemas como el de la restauración de las murallas y solares en la zona noble de la ciudad ya los he comentado.
Convencido estoy que el actual alcalde nos legará una ciudad más hermosa que la que recogió en aquella lejana primavera de 2025. Todavía dos años y medio para los próximos comicios municipales, tiempo suficiente para hacer más bonita a esta anciana coqueta que es Zamora. Corrijamos los defectos de su epidermis para presentarla en la sociedad del turismo cultural.
Postadata. San Martín, una de las plazas más coquetas en su día, cuando uno era niño, mañana podrá recuperar una imagen más acorde al casco histórico, tras inversiones extraordinarias que la afearon y apartaron de los paseos preferidos de los zamoranos.
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