La última morada

“Recuerde el alma dormida; avive el seso y despierte, contemplando cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el placer cómo después de acordado
da dolor; cómo a nuestro parecer cualquiera tiempo pasado fue mejor”. Inmortales versos de Jorge Manrique tras la muerte de su padre, escritos en el siglo XV que todavía hoy se sienten en el alma. Celebramos este 1 de noviembre no la muerte de nuestros seres queridos, sino su memoria. La vida no es otra cosa que recuerdos, hijos de la memoria.

Eugenio-Jesús de Ávila