ZAMORANA
La DANA que visibilizó sentimientos
    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        
    
    
    
	
	
        
        
        			        			        			        
        
                
        
        ![[Img #93488]](https://eldiadezamora.es/upload/images/11_2024/304_sol.jpg) Cuando asistimos a espectáculos tan dantescos como la DANA que ha azotado una parte de Levante y varias zonas del interior de España, con consecuencias tan devastadoras: pérdida de vidas, de enseres, de trabajos y negocios, familias enteras que, en poco tiempo se quedan sin nada…, creo que resulta necesaria una reflexión.
Cuando asistimos a espectáculos tan dantescos como la DANA que ha azotado una parte de Levante y varias zonas del interior de España, con consecuencias tan devastadoras: pérdida de vidas, de enseres, de trabajos y negocios, familias enteras que, en poco tiempo se quedan sin nada…, creo que resulta necesaria una reflexión.
 
Estos días España está en shock y muchos españoles que observamos las imágenes por televisión y escuchamos los testimonios de los supervivientes nos compungimos y, al mismo tiempo, en una lógica cavilación, secretamente nos felicitamos de no ser nosotros los que estamos en su piel; de estar a salvo por no haber vivido una situación tan dramática. Esta ambivalencia, lógica por otra parte, debería hacernos pensar en la fragilidad de lo que tenemos, la banalidad de las cosas, la importancia relativa de los bienes que acumulamos y que pueden quedarse en nada en cualquier momento por una circunstancia tan fortuita.
 
Esta DANA y sus consecuencias, debería servir también para que sacáramos conclusiones que afectaran a nuestras vidas y para tener una escala de valores más basada en la riqueza mental que en la crematística. Está demostrado que acumular bienes materiales es el objetivo de mucha gente, a veces descuidando lo más importante, todo con tal de atesorar como el usurero Harpagón que, en su avaricia extrema, pone por delante el dinero al amor. Resulta toda una lección el hecho de que no es bueno apegarse demasiado a las cosas que nos hacen la vida más cómoda, y sí educar la mente, la razón o la espiritualidad para que, en momentos trágicos, nos sirvan de ayuda para encarar la adversidad.
 
Otra lección importante que hemos aprendido de este terrible desastre es la solidaridad de la gente que ha acudido a ayudar sin que nadie lo solicitara, porque los españoles tenemos este carácter de hermandad para con los demás, que queda patente cada vez que ocurre una desgracia.
 
Al igual que la ayuda, los gestos también son importantes: un abrazo, una palabra de cariño, un favor desinteresado, una mirada afectuosa… ayudan a quienes tienen el corazón roto y se encuentran traumatizados por el horror que les ha tocado vivir de cerca.
 
El ánimo y la convicción de que van a salir adelante resulta un reto fundamental para los psicólogos que están trabajando con las personas afectadas; las casas se reconstruirán, los negocios volverán a florecer y los barrios se formarán de nuevo. Tendrán que convivir con el dolor de las vidas perdidas y creer en las promesas que ahora los líderes políticos les están haciendo: “No os vamos a dejar solos”. Ojalá fuera cierto, aunque, por la experiencia pasada de las tragedias más recientes: en el terremoto de Lorca en 2011 también prometieron ayudas rápidas para la reconstrucción de sus viviendas y negocios; sin embargo, han tenido que transcurrir trece años para vislumbrar dichas ayudas. En cuanto a la erupción del volcán Cumbre Vieja, en La Palma en 2021, las autoridades han tramitado tan solo la mitad de las 4000 solicitudes que se presentaron y, a fecha de hoy, el gobierno sigue todavía estudiando las cuantías que han de percibir los palmeros y siguen sin entregarse muchas de las casas que entonces les prometieron.
 
Así las cosas, es de esperar que los afectados por la DANA sigan el mismo camino de promesas vacuas, esperas y trámites por parte de los gobiernos autonómico y central, cuando urge resolver la situación y atender a las personas que han sido afectadas por algo tan imprevisible como un fenómeno natural.
 
Si puede servirles de consuelo, aunque sea fugaz, que los damnificados sepan que cuentan con el apoyo de todos los españoles que miramos las noticias una y otra vez y nos ponemos en su situación para intentar comprender la magnitud de su dolor, la impotencia, el desamparo, la angustia y también el apoyo de un montón de personas que lo han dejado todo y se han encaminado a las zonas afectadas para ofrecer lo poco que tenían: su imprescindible ayuda en estos trágicos momentos.
 
Ojalá de esta hecatombe hayamos aprendido algo importante: la empatía con aquellos que la han sufrido y todos, en mayor o menor medida, colaboraremos para ayudar a nuestros hermanos que ahora lo son más que nunca, a esos hombres y mujeres que viven la desolación en primera persona; y no duden que, si no les llegan las ayudas prometidas, lo denunciaremos una y otra vez cuando ya se haya olvidado este drama y todos retomemos la cotidianidad.
 
 
Mª Soledad Martín Turiño
        
        
    
       
            
    
        
        
	
    
                                                                                            	
                                        
                            
    
    
	
    
![[Img #93488]](https://eldiadezamora.es/upload/images/11_2024/304_sol.jpg) Cuando asistimos a espectáculos tan dantescos como la DANA que ha azotado una parte de Levante y varias zonas del interior de España, con consecuencias tan devastadoras: pérdida de vidas, de enseres, de trabajos y negocios, familias enteras que, en poco tiempo se quedan sin nada…, creo que resulta necesaria una reflexión.
Cuando asistimos a espectáculos tan dantescos como la DANA que ha azotado una parte de Levante y varias zonas del interior de España, con consecuencias tan devastadoras: pérdida de vidas, de enseres, de trabajos y negocios, familias enteras que, en poco tiempo se quedan sin nada…, creo que resulta necesaria una reflexión.
Estos días España está en shock y muchos españoles que observamos las imágenes por televisión y escuchamos los testimonios de los supervivientes nos compungimos y, al mismo tiempo, en una lógica cavilación, secretamente nos felicitamos de no ser nosotros los que estamos en su piel; de estar a salvo por no haber vivido una situación tan dramática. Esta ambivalencia, lógica por otra parte, debería hacernos pensar en la fragilidad de lo que tenemos, la banalidad de las cosas, la importancia relativa de los bienes que acumulamos y que pueden quedarse en nada en cualquier momento por una circunstancia tan fortuita.
Esta DANA y sus consecuencias, debería servir también para que sacáramos conclusiones que afectaran a nuestras vidas y para tener una escala de valores más basada en la riqueza mental que en la crematística. Está demostrado que acumular bienes materiales es el objetivo de mucha gente, a veces descuidando lo más importante, todo con tal de atesorar como el usurero Harpagón que, en su avaricia extrema, pone por delante el dinero al amor. Resulta toda una lección el hecho de que no es bueno apegarse demasiado a las cosas que nos hacen la vida más cómoda, y sí educar la mente, la razón o la espiritualidad para que, en momentos trágicos, nos sirvan de ayuda para encarar la adversidad.
Otra lección importante que hemos aprendido de este terrible desastre es la solidaridad de la gente que ha acudido a ayudar sin que nadie lo solicitara, porque los españoles tenemos este carácter de hermandad para con los demás, que queda patente cada vez que ocurre una desgracia.
Al igual que la ayuda, los gestos también son importantes: un abrazo, una palabra de cariño, un favor desinteresado, una mirada afectuosa… ayudan a quienes tienen el corazón roto y se encuentran traumatizados por el horror que les ha tocado vivir de cerca.
El ánimo y la convicción de que van a salir adelante resulta un reto fundamental para los psicólogos que están trabajando con las personas afectadas; las casas se reconstruirán, los negocios volverán a florecer y los barrios se formarán de nuevo. Tendrán que convivir con el dolor de las vidas perdidas y creer en las promesas que ahora los líderes políticos les están haciendo: “No os vamos a dejar solos”. Ojalá fuera cierto, aunque, por la experiencia pasada de las tragedias más recientes: en el terremoto de Lorca en 2011 también prometieron ayudas rápidas para la reconstrucción de sus viviendas y negocios; sin embargo, han tenido que transcurrir trece años para vislumbrar dichas ayudas. En cuanto a la erupción del volcán Cumbre Vieja, en La Palma en 2021, las autoridades han tramitado tan solo la mitad de las 4000 solicitudes que se presentaron y, a fecha de hoy, el gobierno sigue todavía estudiando las cuantías que han de percibir los palmeros y siguen sin entregarse muchas de las casas que entonces les prometieron.
Así las cosas, es de esperar que los afectados por la DANA sigan el mismo camino de promesas vacuas, esperas y trámites por parte de los gobiernos autonómico y central, cuando urge resolver la situación y atender a las personas que han sido afectadas por algo tan imprevisible como un fenómeno natural.
Si puede servirles de consuelo, aunque sea fugaz, que los damnificados sepan que cuentan con el apoyo de todos los españoles que miramos las noticias una y otra vez y nos ponemos en su situación para intentar comprender la magnitud de su dolor, la impotencia, el desamparo, la angustia y también el apoyo de un montón de personas que lo han dejado todo y se han encaminado a las zonas afectadas para ofrecer lo poco que tenían: su imprescindible ayuda en estos trágicos momentos.
Ojalá de esta hecatombe hayamos aprendido algo importante: la empatía con aquellos que la han sufrido y todos, en mayor o menor medida, colaboraremos para ayudar a nuestros hermanos que ahora lo son más que nunca, a esos hombres y mujeres que viven la desolación en primera persona; y no duden que, si no les llegan las ayudas prometidas, lo denunciaremos una y otra vez cuando ya se haya olvidado este drama y todos retomemos la cotidianidad.
Mª Soledad Martín Turiño



















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.106