OPINIÓN
Política, políticos, contradana
Gonzalo Julián
Ayer “estos” intentaron sacar rédito con su simple presencia. El pueblo, en su máxima expresión, se les manifestó y les explicó lo que significa haber sobrepasado, “sobre el terreno”, los límites de los que, habiendo perdido todo, de los que habiendo ido a ayudar, reciben una visita para que se les dé las gracias, se les aplauda y se les agradezca su magnanimidad... Justamente recibieron la ira, los gritos y el mismo barro que ellos llevaban en sus botas, zapatos y corazón.
Estos políticos, estos “presidentes”, uno del gobierno nacional, otro del autonómico, están jugando una partida con las cartas boca arriba: “pide tu mi ejercito para que te ayude”, “cómo te lo voy a pedir, y que te pongas tu las medallas”, “pues no te lo mando”, “ pues...”, “pues...”.
Tenemos un ejercito de más de 100.000 profesionales que, seguramente, hoy llegarán de unas maniobras y mañana partirán a otras... para que estén formados y preparados por si “pasa algo”. Y que están destacados en misión internacional, como Cascos Azules en Líbano. Que saldrían esta noche si hoy cayese la mitad del agua en Portugal, Grecia, Turquía o Albania.
No es que uno no los pida, o el otro no los mande... Debería haber sido que uno los debería haber mandado, al mismo tiempo que el otro los estaba pidiendo: señores, ¡qué más da!. Ahí tienen los cientos, miles de personas que primero han cogido unas botas, una escoba y han salido, para cuando han llegado preguntar ¿dónde puedo ayudar?
Pero desde luego si habéis ido, señores presidentes, quedaros a recibir vuestro “chaparrón”. Sería lo primero y único digno que habríais hecho.
Leo ahora un titular de que “la Moncloa” recrimina su actuación de ayer a los Reyes. Este sí puede ser el principio del...
Gonzalo Julián
Ayer “estos” intentaron sacar rédito con su simple presencia. El pueblo, en su máxima expresión, se les manifestó y les explicó lo que significa haber sobrepasado, “sobre el terreno”, los límites de los que, habiendo perdido todo, de los que habiendo ido a ayudar, reciben una visita para que se les dé las gracias, se les aplauda y se les agradezca su magnanimidad... Justamente recibieron la ira, los gritos y el mismo barro que ellos llevaban en sus botas, zapatos y corazón.
Estos políticos, estos “presidentes”, uno del gobierno nacional, otro del autonómico, están jugando una partida con las cartas boca arriba: “pide tu mi ejercito para que te ayude”, “cómo te lo voy a pedir, y que te pongas tu las medallas”, “pues no te lo mando”, “ pues...”, “pues...”.
Tenemos un ejercito de más de 100.000 profesionales que, seguramente, hoy llegarán de unas maniobras y mañana partirán a otras... para que estén formados y preparados por si “pasa algo”. Y que están destacados en misión internacional, como Cascos Azules en Líbano. Que saldrían esta noche si hoy cayese la mitad del agua en Portugal, Grecia, Turquía o Albania.
No es que uno no los pida, o el otro no los mande... Debería haber sido que uno los debería haber mandado, al mismo tiempo que el otro los estaba pidiendo: señores, ¡qué más da!. Ahí tienen los cientos, miles de personas que primero han cogido unas botas, una escoba y han salido, para cuando han llegado preguntar ¿dónde puedo ayudar?
Pero desde luego si habéis ido, señores presidentes, quedaros a recibir vuestro “chaparrón”. Sería lo primero y único digno que habríais hecho.
Leo ahora un titular de que “la Moncloa” recrimina su actuación de ayer a los Reyes. Este sí puede ser el principio del...



















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