La Limpieza del Duero, clave para prevenir inundaciones

De acuerdo con el Tribunal Supremo, los ayuntamientos son responsables del mantenimiento y conservación de los cauces de ríos y arroyos en tramos urbanos. En el caso de Zamora, la concejalía de urbanismo es la encargada de gestionar las labores de limpieza ordinaria en el cauce del Duero. Sin embargo, cualquier intervención requiere la autorización previa del organismo de cuenca competente, que regula y supervisa las acciones en el ámbito fluvial.

La llegada del otoño y tras este el invierno, traen consigo un aumento de lluvias, lo que incrementa la probabilidad de crecidas de diversa magnitud. Es por ello que resulta fundamental intervenir en el río cuando el nivel de agua es bajo, ya que las operaciones de limpieza son más seguras y efectivas cuando el caudal es menor.

La retirada de materiales ajenos al cauce no solo mejora el aspecto visual del río, sino que desempeña un papel esencial en la prevención de obstrucciones. Puntos estratégicos como las aceñas o el Puente de Piedra suelen acumular desechos que actúan como “tapones”, dificultando el paso de la corriente. Además, estas acumulaciones iniciales pueden atraer nuevos residuos, creando barreras que desvían la corriente hacia áreas colindantes, lo que aumenta el riesgo de inundaciones.

Las obstrucciones en el cauce también representan una amenaza significativa para las infraestructuras aledañas, especialmente en periodos de crecidas. Elementos grandes, como troncos atrapados en el cauce, pueden convertirse en arietes bajo la fuerza del agua, poniendo en peligro las estructuras de los puentes y otras edificaciones cercanas. Estas situaciones generan costos de reparación elevados y complicaciones para la estabilidad de los elementos en el río.

Para evitar daños y preservar el entorno del Duero y el Valderaduey, como el arroyo Valderaduey, el  de Zape y otros más es fundamental realizar una limpieza periódica y eficiente. Eliminar los materiales acumulados desde hace años reduce significativamente el riesgo de futuros incidentes, ya que, aunque puedan llegar nuevos residuos desde aguas arriba, el cauce se mantendrá despejado y menos propenso a obstrucciones.