HABLEMOS
Trump vence y convence, pero no basta
Desde Zamora
Creo que fue en este papel, pues cualquier otro de por ahí probablemente censura, donde anticipé la vuelta de Donald Trump después de que le birlaran las presidenciales, dando lugar a la reacción de la ciudadanía. Y Trump ha regresado pese a la jauría progrewoke mediante un triunfo clamoroso que en realidad no tiene misterio, por tratarse de la respuesta en el país con mayor libertad de las clases activas y propietarias a los delirios y agendas de ecologismo, pacifismo, multiculturalismo e ideologías sexuales, que desde un Estado y una burocracia ensoberbecidos amenazan los pilares de la sociedad. En pocas palabras, libertad, familia y propiedad.
Con todo, se está lejos de conjurar la amenaza. Para lograrlo más allá de una victoria electoral y una personalidad histriónica como la del nuevo presidente americano, ha de producirse en Occidente un cambio en la conducta de la mayoría social representada por las clases activas y propietarias, llamadas en ese sentido a integrarse en movimientos cívicos comprometidos en la defensa de sus valores, a través de una presencia eficaz tanto en la calle como en las instituciones cercanas. Si lo progrewoke cuenta con sus aparatos sindicales y corporativos generosamente financiados por el poder público bajo coartada de lo común, aquellos ciudadanos que desde una responsabilidad individual y colectiva adviertan el peligro que se cierne sobre su libertad y futuro, deberían hacer frente acudiendo a un activismo efectivo.
Lo cual, por descontado, nada tendrá que ver con el empleo de un palo en cualquier algarada, dando lugar a una represión desproporcionada. “Yo estoy bien”. Que tome nota el ciudadano corriente, a la hora de hacerse valer en la calle a la espera de una organización política ajena a la actual tramoya partitocrática, sin distinción de siglas. Se necesitan otros partidos, otras fuerzas políticas apoyadas en una movilización de base, a protagonizar por la sociedad misma.
Creo que fue en este papel, pues cualquier otro de por ahí probablemente censura, donde anticipé la vuelta de Donald Trump después de que le birlaran las presidenciales, dando lugar a la reacción de la ciudadanía. Y Trump ha regresado pese a la jauría progrewoke mediante un triunfo clamoroso que en realidad no tiene misterio, por tratarse de la respuesta en el país con mayor libertad de las clases activas y propietarias a los delirios y agendas de ecologismo, pacifismo, multiculturalismo e ideologías sexuales, que desde un Estado y una burocracia ensoberbecidos amenazan los pilares de la sociedad. En pocas palabras, libertad, familia y propiedad.
Con todo, se está lejos de conjurar la amenaza. Para lograrlo más allá de una victoria electoral y una personalidad histriónica como la del nuevo presidente americano, ha de producirse en Occidente un cambio en la conducta de la mayoría social representada por las clases activas y propietarias, llamadas en ese sentido a integrarse en movimientos cívicos comprometidos en la defensa de sus valores, a través de una presencia eficaz tanto en la calle como en las instituciones cercanas. Si lo progrewoke cuenta con sus aparatos sindicales y corporativos generosamente financiados por el poder público bajo coartada de lo común, aquellos ciudadanos que desde una responsabilidad individual y colectiva adviertan el peligro que se cierne sobre su libertad y futuro, deberían hacer frente acudiendo a un activismo efectivo.
Lo cual, por descontado, nada tendrá que ver con el empleo de un palo en cualquier algarada, dando lugar a una represión desproporcionada. “Yo estoy bien”. Que tome nota el ciudadano corriente, a la hora de hacerse valer en la calle a la espera de una organización política ajena a la actual tramoya partitocrática, sin distinción de siglas. Se necesitan otros partidos, otras fuerzas políticas apoyadas en una movilización de base, a protagonizar por la sociedad misma.




















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