ESTADIO
Soluciones al embudo que se forma en el Ruta de la Plata para entrar o salir
Los peatones que abandonan o entran en el estadio por la puerta norte se la juegan, más en partidos que se juegan en horas sin luz, en la carretera, al carecer de aceras hasta llegar a Pinilla
Como el estadio Ruta de la Plata se construyó por razones políticas y evitar problemas judiciales, se hizo muy mal, con numerosas carencias, tanto en su interior como en sus infraestructuras externas. No deja de ser una copia del campo del Numancia, con tribunas abiertas para que la nieve -en Soria el blanco elemento suele ser protagonista en inviernos- cayese hacia fuera del recinto deportivo. Aquí, las cubiertas deberían haber sido cerradas, porque apenas nievas y, sin embargo, llueve, con borrascas que vienen de occidente, del Atlántico. Por lo tanto, como el campo se orientó mal, los aficionados de Preferencia o se queman en los meses más calurosos o se mojan con el paso de frentes desde el oeste.
Voy con las infraestructuras externas. Entrar o salir en automóvil resulta engorroso, con pérdidas de tiempo y discusiones entre los conductores, porque se forma un cuello de embudo tremendo. Incluso los agentes de la Policía Municipal allí destinados permiten que entren coches al estadio cuando cientos de vehículos salen del recinto, con el consiguiente caos. Y si los automovilistas pierden tiempo y paciencia, los peatones que parten por la puerta norte se la juegan, porque desde su salida del estadio hasta que llegan a las primeras aceras del barrio de Pinilla, caminan pegados a una carretera en la que no existe iluminación de ningún tipo.
Otra más. Las escaleras de acceso y salida del estadio, metálicas, en los días de lluvia o niebla, puedan dar lugar a graves caídas, pues la superficie resulta muy resbaladiza.
Francisco Guarido adelantó que iba a realizar diversas obras de mejora en el Ruta de la Plata. Supongo que en el interior, pero también deberían atenderse estas cuitas de los aficionados que acceden al campo, bien en vehículos propios o ya andando.
Lo de la iluminación del estadio y los alrededores del césped, de pena, sin ningún tipo de estética, tierra pura y dura, también clama después de tantos años transcurridos desde la inauguración de un campo de fútbol construido, deprisa y corriendo, con tantas carencias y por razones que me guardo.
Eugenio-Jesús de Ávila
Como el estadio Ruta de la Plata se construyó por razones políticas y evitar problemas judiciales, se hizo muy mal, con numerosas carencias, tanto en su interior como en sus infraestructuras externas. No deja de ser una copia del campo del Numancia, con tribunas abiertas para que la nieve -en Soria el blanco elemento suele ser protagonista en inviernos- cayese hacia fuera del recinto deportivo. Aquí, las cubiertas deberían haber sido cerradas, porque apenas nievas y, sin embargo, llueve, con borrascas que vienen de occidente, del Atlántico. Por lo tanto, como el campo se orientó mal, los aficionados de Preferencia o se queman en los meses más calurosos o se mojan con el paso de frentes desde el oeste.
Voy con las infraestructuras externas. Entrar o salir en automóvil resulta engorroso, con pérdidas de tiempo y discusiones entre los conductores, porque se forma un cuello de embudo tremendo. Incluso los agentes de la Policía Municipal allí destinados permiten que entren coches al estadio cuando cientos de vehículos salen del recinto, con el consiguiente caos. Y si los automovilistas pierden tiempo y paciencia, los peatones que parten por la puerta norte se la juegan, porque desde su salida del estadio hasta que llegan a las primeras aceras del barrio de Pinilla, caminan pegados a una carretera en la que no existe iluminación de ningún tipo.
Otra más. Las escaleras de acceso y salida del estadio, metálicas, en los días de lluvia o niebla, puedan dar lugar a graves caídas, pues la superficie resulta muy resbaladiza.
Francisco Guarido adelantó que iba a realizar diversas obras de mejora en el Ruta de la Plata. Supongo que en el interior, pero también deberían atenderse estas cuitas de los aficionados que acceden al campo, bien en vehículos propios o ya andando.
Lo de la iluminación del estadio y los alrededores del césped, de pena, sin ningún tipo de estética, tierra pura y dura, también clama después de tantos años transcurridos desde la inauguración de un campo de fútbol construido, deprisa y corriendo, con tantas carencias y por razones que me guardo.
Eugenio-Jesús de Ávila



















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