
1ª RFEF
Alabanzas para la victoria más meritoria del Zamora CF
Con bajas importantísimas, ante un equipo tan joven como duro y un árbitro parcial, los rojiblancos obtuvieron un triunfo de colosal valía
Decíamos ayer que el Zamora CF obtuvo ante la Real Sociedad B su victoria más meritoria de las cuatro sumadas en estos 11 partidos disputados hasta este 10 de noviembre. ¿Por qué mi atrevimiento en las comparaciones entre unas victorias y la de ayer, domingo? Pues por motivos obvios: la escuadra rojiblanca se enfrentó al equipo más duro de la categoría entre los que yo he visto hasta la fecha, con jugadores de futuro extraordinario, sobre todo Job Ochieng, que empezó sembrando el pánico por la banda derecha, pero al que Sergio Nieto tomó la medida con inteligencia.
El Zamora CF contaba con bajas determinantes en ataque, como dos de los exteriores más dinámicos y rápidos de la categoría, casos de Tresaco y Joel Priego, y la del media punta que alimenta con más calidad a sus compañeros de vanguardia, quizá el futbolista con más calidad de la categoría, me refiero a Kike Márquez. Y no añado a Pito Camacho, Dani Hernández, Juanan, con lesiones de largo recorrido.
Para colmo de males, el once titular pierde, al término de la primera mitad a Campabadal y Roni, que estaba fajándose de forma magnífica con la fornida zaga donostiarra, y, ya en la segunda parte, a Mancebo que, aunque todavía no ha alcanzado su nivel de la pasada campaña, trabajó con bizarría y, además, lanzó un disparo que metió el miedo en el cuerpo a la Real B.
Y, si quiero añadir aún mayor importancia al triunfo rojiblanco, escribo que el colegiado, el navarro Morilla Turrión dio muestras de su parcialidad en distintos detalles, como el penalti no pitado sobre Rufo por dos defensas blanquiazules y les consintió, además, entradas muy duras que causaron daños importantes a jugadores rojiblancos.
Con estas circunstancias adversas, haberle exigido al Zamora CF su juego bonito, de calidad, incisivo en este compromiso lo calificaría de injusto. No obstante, hubo acciones estupendas, de trabajo conjunto, contrataques veloces y profundos, como el que originó el tanto del triunfo. Jugadores no habituales demostraron su clase, como Guille Macho, que realizó una brillante primera mitad en la banda izquierda, posición poco habitual para él, que dio, con tremendo esfuerzo, el pase a Carlos Ramos que permitió el gol rojiblanco.
Jugadores como el capitán, que había jugado unos últimos encuentros impropios de su clase, como el mismo ha reconocido, realizaron un excelente partido, donde se mezclaron la técnica y la, para ser bien hablados -en este caso, escritos- testiculina. El disparo brutal a la escuadra, ya al final del partido, cuando el equipo ganaba, de Carlos Ramos pudo haber sido la rúbrica perfecta a una victoria extraordinaria, de mérito colosal para un Zamora CF que, de haber empezado la temporada con menos errores individuales y con la plantilla cerrada a su debido tiempo, ahora lucharía con la elite del grupo. No obstante, demos tiempo al tiempo. Ahora, el próximo sábado toca doctorarse en Salamanca, aunque sigan faltando futbolistas importantísimos.
Y cierro loando la labor de Fermín, un ídolo de la afición; de la zaga, de Clavería y Ramos, más los ya citados en esta postcrónica de este triunfo esencial para la escuadra rojiblanca. Y, por supuesto, de un Rufo que parece una máquina de trabajo y buen hacer.
E. Navascués de Zubiría
Fotografía: Esteban Pedrosa
Decíamos ayer que el Zamora CF obtuvo ante la Real Sociedad B su victoria más meritoria de las cuatro sumadas en estos 11 partidos disputados hasta este 10 de noviembre. ¿Por qué mi atrevimiento en las comparaciones entre unas victorias y la de ayer, domingo? Pues por motivos obvios: la escuadra rojiblanca se enfrentó al equipo más duro de la categoría entre los que yo he visto hasta la fecha, con jugadores de futuro extraordinario, sobre todo Job Ochieng, que empezó sembrando el pánico por la banda derecha, pero al que Sergio Nieto tomó la medida con inteligencia.
El Zamora CF contaba con bajas determinantes en ataque, como dos de los exteriores más dinámicos y rápidos de la categoría, casos de Tresaco y Joel Priego, y la del media punta que alimenta con más calidad a sus compañeros de vanguardia, quizá el futbolista con más calidad de la categoría, me refiero a Kike Márquez. Y no añado a Pito Camacho, Dani Hernández, Juanan, con lesiones de largo recorrido.
Para colmo de males, el once titular pierde, al término de la primera mitad a Campabadal y Roni, que estaba fajándose de forma magnífica con la fornida zaga donostiarra, y, ya en la segunda parte, a Mancebo que, aunque todavía no ha alcanzado su nivel de la pasada campaña, trabajó con bizarría y, además, lanzó un disparo que metió el miedo en el cuerpo a la Real B.
Y, si quiero añadir aún mayor importancia al triunfo rojiblanco, escribo que el colegiado, el navarro Morilla Turrión dio muestras de su parcialidad en distintos detalles, como el penalti no pitado sobre Rufo por dos defensas blanquiazules y les consintió, además, entradas muy duras que causaron daños importantes a jugadores rojiblancos.
Con estas circunstancias adversas, haberle exigido al Zamora CF su juego bonito, de calidad, incisivo en este compromiso lo calificaría de injusto. No obstante, hubo acciones estupendas, de trabajo conjunto, contrataques veloces y profundos, como el que originó el tanto del triunfo. Jugadores no habituales demostraron su clase, como Guille Macho, que realizó una brillante primera mitad en la banda izquierda, posición poco habitual para él, que dio, con tremendo esfuerzo, el pase a Carlos Ramos que permitió el gol rojiblanco.
Jugadores como el capitán, que había jugado unos últimos encuentros impropios de su clase, como el mismo ha reconocido, realizaron un excelente partido, donde se mezclaron la técnica y la, para ser bien hablados -en este caso, escritos- testiculina. El disparo brutal a la escuadra, ya al final del partido, cuando el equipo ganaba, de Carlos Ramos pudo haber sido la rúbrica perfecta a una victoria extraordinaria, de mérito colosal para un Zamora CF que, de haber empezado la temporada con menos errores individuales y con la plantilla cerrada a su debido tiempo, ahora lucharía con la elite del grupo. No obstante, demos tiempo al tiempo. Ahora, el próximo sábado toca doctorarse en Salamanca, aunque sigan faltando futbolistas importantísimos.
Y cierro loando la labor de Fermín, un ídolo de la afición; de la zaga, de Clavería y Ramos, más los ya citados en esta postcrónica de este triunfo esencial para la escuadra rojiblanca. Y, por supuesto, de un Rufo que parece una máquina de trabajo y buen hacer.
E. Navascués de Zubiría
Fotografía: Esteban Pedrosa
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