Sábado, 01 de Noviembre de 2025

Eugenio-Jesús de Ávila
Martes, 12 de Noviembre de 2024
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA

¡Que no piensen por nosotros!

Eugenio-Jesús de Ávila

 

Sentimiento común de muchos zamoranos, personas instruidas, con experiencia: “Zamora se muere, la ciudad del alma se quedará sin cuerpo, la urbe del románico, en la próxima década, se convertirá en un museo de templos e iglesias, de edificios modernistas y eclécticos, de lo que fue un sistema defensivo medieval y de...ancianos en la próxima década”.

 

"Venga a morir a Zamora, se muere más tarde y con extrema lentitud". Tal podría ser el lema del Patronato de Turismo en un tiempo no muy lejano. Un servidor, como tuvo el privilegio de ser el editor de un periódico, el único con libertad para escribir lo que me daba la real gana, sea el que fuere el que mete la mano o la pata, me transforme en un receptor de opiniones.

 

La gente que me conoce, a la que ha dado confianza, se me acercaba, si coincidimos en cualquier cafetería, bar, espacio público, para manifestar ese pesimismo, nunca antropológico, sobre el futuro de nuestra ciudad. Y eso que estas personas ignoraban cómo se encuentran las comarcas del occidente provincial, un desierto demográfico irreversible. Si la ciudad se muere, la provincia falleció ha tiempo.

 

La reconversión agroganadera, exigencia de los grandes de Europa para que España se integrase en ese gigantesco complejo económico, terminó con nuestra agricultura y ganadería, un sector primario del que vivía también la capital. Nadie protestó. Quizá los sindicatos del campo de carácter progresista cuando sucedió el crimen, cuando la guillotina cercenó la testa de la Zamora de siempre. se erigieron en la única voz que protestó, que avisó, que advirtió.

 

Si no estoy mal informado, nuestra provincia en la mayor productora del cerdo blanco de España; pero aquí no se ha cerrado el círculo, porque empresarios zamoranos del porcino se han hecho ricos sacando ganado porcino a empresas foráneas donde se transforma, donde quedan los puestos de trabajo, las plus valías, el desarrollo y la riqueza. Y además, hay otros productos, magníficos, que producen la tierra y nuestros campos, y ganado que deberían transformarse aquí para industrializar Zamora y su provincia. De la cosecha a la fábrica. Eso sí es nuestro futuro.

 

Aún tengo fe y esperanza en que los zamoranos con mayor conciencia colectiva y ciudadana logremos romper, cada cual desde su posición, esta cadena de intereses caciquil, alianza de empresarios, políticos y medios de comunicación, responsables de nuestra decadencia económica y social, frenemos esta marcha hacia ninguna parte. No nos quedan muchas salidas, pero hay que seguir hasta el final.

 

Necesitamos ideas, pues todas son dignas de ser estudiadas, analizadas y, en su caso, plasmarlas en la realidad. Como los políticos carecen de imaginación, el pueblo, nosotros, estamos obligados a pensar por ellos después de décadas en las que permitimos que reflexionasen sobre nosotros cuando tan solo buscaban un beneficio personal y de la formación política correspondiente.

 

¡Qué nadie piense por nosotros! Llegó la hora de plantearnos un futuro sin que nadie razone por nosotros, por la gente del común. No nos lo necesitamos. Sabemos lo que hacen con nuestros impuestos: corrupción y nepotismo, privilegios y prebendas, pensiones de oro y jubilaciones de ricos.

 

El pueblo debe ser el mejor gerente de su dinero y de su porvenir. ¿Estamos? Vale. Así concluía el Quijote. No nos hacen falta ni sanchos ni rocinantes para desfacer entuertos, ni nos confundirá el poder con sus molinos de mentiras ni sus rebaños de cobardes.

 

Y no nos creamos que Zamora se muere, mensaje que el poder intenta que el pueblo se crea para que los jóvenes huyan de su patria chica. Una ciudad con tanta historia también tiene un porvenir. Sabemos cuál es el enemigo. Hay que combatirlo pensando, no dejemos que lo hagan por nosotros. Pero Mato no lo permitiría. Pensar no hace daño, más cuando la inteligencia nos hará libres.

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