
NUESTRA HISTORIA
Gárgoris y Habis
En la fachada del viejo Ayuntamiento de Zamora, se conserva una piedra, dicen que rescatada de las ruinas del antiguo puente romano, en la que hay grabada una inscripción, sin duda de origen romano, en la que se leen los nombres: "MARCUS ATILIUS SILONIS FILIUS QUIRINALIS". Los expertos aseguran que se trata de un EX VOTO dedicado al DEO MENTOVIACO. Claro testimonio de la antigua civilización de "Occelum Duri" que tenemos en Zamora. Como en esta piedra se menciona al hijo de un personaje de Roma, posiblemente un patricio, me trae a la memoria historias del Derecho que yo estudiaba en el texto de Historia del Derecho Español, de Francisco Tomás y Valiente. Hace referencia el malogrado Profesor a lo más antiguo del Derecho español en la época prerromana.
Según la leyenda, en tiempos de los Tartessos, había un antiquísimo y despótico rey, de nombre Gárgoris, que tuvo un hijo-nieto, fruto de su unión incestuosa con su hija, cuyo nombre no se cita. Avergonzado de tal relación sexual, Gárgoris intentó matar varias veces al niño, pero diversos animales acogieron y amamantaron a la criatura. Creció como un salvaje y fue capturado por los súbditos de su padre, el cual, al ver sus marcas de nacimiento, lo reconoció como propio. Admirado por los peligros que había sufrido y de los que había salido ileso, Gárgoris lo nombró heredero al trono.
El nuevo rey, Habis, fue un monarca de tal grandeza que sometió a leyes a aquel pueblo incivilizado, les enseñó a uncir los bueyes al arado y al cultivar el trigo, y obligó a sus súbditos a tomar alimentos condimentados y cocidos en vez de las hasta entonces habituales comidas crudas. Al mismo tiempo, prohibió que realizasen trabajos de esclavos y los distribuyó en siete ciudades. Frente al poder despótico antecedente, simbolizado en la figura de su padre el rey Gárgoris, el nuevo rey Habis gobernó por medio de leyes y liberó a sus súbditos.
Frente a la fuerza bruta que esclaviza, puso el Derecho en cuanto norma racional que libera y confiere seguridad. Aunque Gárgoris y Habis no tuvieran realidad histórica, muy bien pudo suceder que alguien adjudicase a estas dos figuras, una despótica y otra liberal, las actitudes que deben estar en la conciencia de la sociedad.
Aprovecho también para referirme a la "Devotio ibérica", la relación entre el cliente y el patrón. En ella el cliente consagra su vida a una divinidad para que ésta la acepte en lugar de la vida del patrono. Por ello, si éste moría en combate, el cliente se suicidaba, pues se sentía culpable de no haber protegido al patrono, de quien recibía beneficios; su vida era ilícita tras la muerte del patrono, significaba un incumplimiento real, aunque involuntario, del pacto, y la única forma de restablecer el equilibrio roto era el suicidio.
En la Hispania romana estas relaciones de clientela continuaron siendo frecuentes. Con la incorporación de la Península Ibérica al mundo romano se produjo una situación común a todos los pobladores, su dependencia de un mismo poder político, el de Roma.
Balbino Lozano
En la fachada del viejo Ayuntamiento de Zamora, se conserva una piedra, dicen que rescatada de las ruinas del antiguo puente romano, en la que hay grabada una inscripción, sin duda de origen romano, en la que se leen los nombres: "MARCUS ATILIUS SILONIS FILIUS QUIRINALIS". Los expertos aseguran que se trata de un EX VOTO dedicado al DEO MENTOVIACO. Claro testimonio de la antigua civilización de "Occelum Duri" que tenemos en Zamora. Como en esta piedra se menciona al hijo de un personaje de Roma, posiblemente un patricio, me trae a la memoria historias del Derecho que yo estudiaba en el texto de Historia del Derecho Español, de Francisco Tomás y Valiente. Hace referencia el malogrado Profesor a lo más antiguo del Derecho español en la época prerromana.
Según la leyenda, en tiempos de los Tartessos, había un antiquísimo y despótico rey, de nombre Gárgoris, que tuvo un hijo-nieto, fruto de su unión incestuosa con su hija, cuyo nombre no se cita. Avergonzado de tal relación sexual, Gárgoris intentó matar varias veces al niño, pero diversos animales acogieron y amamantaron a la criatura. Creció como un salvaje y fue capturado por los súbditos de su padre, el cual, al ver sus marcas de nacimiento, lo reconoció como propio. Admirado por los peligros que había sufrido y de los que había salido ileso, Gárgoris lo nombró heredero al trono.
El nuevo rey, Habis, fue un monarca de tal grandeza que sometió a leyes a aquel pueblo incivilizado, les enseñó a uncir los bueyes al arado y al cultivar el trigo, y obligó a sus súbditos a tomar alimentos condimentados y cocidos en vez de las hasta entonces habituales comidas crudas. Al mismo tiempo, prohibió que realizasen trabajos de esclavos y los distribuyó en siete ciudades. Frente al poder despótico antecedente, simbolizado en la figura de su padre el rey Gárgoris, el nuevo rey Habis gobernó por medio de leyes y liberó a sus súbditos.
Frente a la fuerza bruta que esclaviza, puso el Derecho en cuanto norma racional que libera y confiere seguridad. Aunque Gárgoris y Habis no tuvieran realidad histórica, muy bien pudo suceder que alguien adjudicase a estas dos figuras, una despótica y otra liberal, las actitudes que deben estar en la conciencia de la sociedad.
Aprovecho también para referirme a la "Devotio ibérica", la relación entre el cliente y el patrón. En ella el cliente consagra su vida a una divinidad para que ésta la acepte en lugar de la vida del patrono. Por ello, si éste moría en combate, el cliente se suicidaba, pues se sentía culpable de no haber protegido al patrono, de quien recibía beneficios; su vida era ilícita tras la muerte del patrono, significaba un incumplimiento real, aunque involuntario, del pacto, y la única forma de restablecer el equilibrio roto era el suicidio.
En la Hispania romana estas relaciones de clientela continuaron siendo frecuentes. Con la incorporación de la Península Ibérica al mundo romano se produjo una situación común a todos los pobladores, su dependencia de un mismo poder político, el de Roma.
Balbino Lozano
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