ZAMORANA
Mujer y violencia, dos patas de una misma mesa
    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        
    
    
    
	
	
        
        
        			        			        			        
        
                
        
        
Este 25 de noviembre se ha conmemorado el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer; con este motivo se producirán diferentes actos, marchas, lectura de comunicados, protestas, pancartas y toda la parafernalia que acompaña fechas como ésta que, si bien son importantes, no producen efecto alguno dado que seguimos contando día sí, día también, muertes de mujeres a manos de sus parejas que, en unos casos se quitan la vida, huyen o se entregan… eso da igual porque antes se llevan por delante la vida de sus mujeres, y a veces para añadir más horror, con los hijos presenciando tal aberración.
 
Supongo que poner punto y final a estas muertes no debe ser fácil, pero estoy convencida de que algo falla y, desde luego, no comprendo la existencia de todo un Ministerio de Igualdad compuesto por:
 
Secretaría de Estado de Igualdad y para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres,
Instituto de las Mujeres
Delegación del Gobierno Contra la Violencia de Género
Dirección General para la Igualdad de Trato y No Discriminación y contra el Racismo
Dirección General para la Igualdad real y efectiva de las personas LGTBI+
Subsecretaría de Igualdad
Secretaría General Técnica
 
Todos estos departamentos, además de la propia ministra, disponen de una cohorte de técnicos, secretarios, asesores y un sinfín de personal, amén de una dotación económica de escándalo, y no parece que acierten mucho cuando los feminicidios se suceden con tanta frecuencia.
 
No son suficientes las campañas con slogans más o menos rotundos, como el utilizado con motivo de este 25N: “Ni una más, ni una menos”, ni tampoco resultan efectivos los protocolos de repulsa ante asesinatos por violencia de género aprobados por el Consejo de Ministros; humildemente, creo que ya es hora de ser más rigurosos con las penas de los asesinos; de proteger de verdad a las mujeres maltratadas, tanto a aquellas que denuncian, como las que no lo hacen, pero cuya situación de vulnerabilidad conoce perfectamente su entorno.
 
Hablando de este tema, un hombre sentado a mi lado en una cafetería soltó, con manifiesto desdén, la manida frase: “estas cosas han pasado siempre, es normal, solo que ahora se conocen más y antes solo salían en El Caso”. Las tres amigas que estábamos tomando café junto a él nos abalanzamos en tromba contra aquel comentario arguyendo que no se podía normalizar la violencia, ni tampoco utilizar la agresión como un método de poder y control sobre la mujer.
 
Lo expresó con gran acierto el escritor uruguayo Eduardo Galeano cuando dijo: “El miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”
 
 
Mª Soledad Martín Turiño
        
        
    
       
            
    
        
        
	
    
                                                                                            	
                                        
                            
    
    
	
    
Este 25 de noviembre se ha conmemorado el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer; con este motivo se producirán diferentes actos, marchas, lectura de comunicados, protestas, pancartas y toda la parafernalia que acompaña fechas como ésta que, si bien son importantes, no producen efecto alguno dado que seguimos contando día sí, día también, muertes de mujeres a manos de sus parejas que, en unos casos se quitan la vida, huyen o se entregan… eso da igual porque antes se llevan por delante la vida de sus mujeres, y a veces para añadir más horror, con los hijos presenciando tal aberración.
Supongo que poner punto y final a estas muertes no debe ser fácil, pero estoy convencida de que algo falla y, desde luego, no comprendo la existencia de todo un Ministerio de Igualdad compuesto por:
Secretaría de Estado de Igualdad y para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres,
Instituto de las Mujeres
Delegación del Gobierno Contra la Violencia de Género
Dirección General para la Igualdad de Trato y No Discriminación y contra el Racismo
Dirección General para la Igualdad real y efectiva de las personas LGTBI+
Subsecretaría de Igualdad
Secretaría General Técnica
Todos estos departamentos, además de la propia ministra, disponen de una cohorte de técnicos, secretarios, asesores y un sinfín de personal, amén de una dotación económica de escándalo, y no parece que acierten mucho cuando los feminicidios se suceden con tanta frecuencia.
No son suficientes las campañas con slogans más o menos rotundos, como el utilizado con motivo de este 25N: “Ni una más, ni una menos”, ni tampoco resultan efectivos los protocolos de repulsa ante asesinatos por violencia de género aprobados por el Consejo de Ministros; humildemente, creo que ya es hora de ser más rigurosos con las penas de los asesinos; de proteger de verdad a las mujeres maltratadas, tanto a aquellas que denuncian, como las que no lo hacen, pero cuya situación de vulnerabilidad conoce perfectamente su entorno.
Hablando de este tema, un hombre sentado a mi lado en una cafetería soltó, con manifiesto desdén, la manida frase: “estas cosas han pasado siempre, es normal, solo que ahora se conocen más y antes solo salían en El Caso”. Las tres amigas que estábamos tomando café junto a él nos abalanzamos en tromba contra aquel comentario arguyendo que no se podía normalizar la violencia, ni tampoco utilizar la agresión como un método de poder y control sobre la mujer.
Lo expresó con gran acierto el escritor uruguayo Eduardo Galeano cuando dijo: “El miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”
Mª Soledad Martín Turiño



















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