NOTAS DEL PENSAMIENTO...
Particularismos y repliegue del Estado
José Antonio Ávila López
Comenzaré esta desenfadada columna afirmando, y sin ninguna duda ni titubeo, que no puede admitirse el derecho a la autodeterminación en un texto constitucional, ya que, desde ese momento, troceada la idea de soberanía del conjunto, la Constitución no existe. Aunque exista un acuerdo voluntario de las partes, ello no significa la posibilidad de reforma de la Constitución. Para apuntalar su argumento se apela a aquella premisa de que el Derecho se destruye si descansa en el debes si quieres. Por esas cosas que la política tiene y padece en España, que hace confundir mercantilismo con capitalismo, el Gobierno Sánchez sigue siendo un referente al que cada mañana dirigir la mirada por todos, muy en especial las empresas y más precisamente las que regentan medios de comunicación. Los negocios de la publicidad institucional, entienden que nunca está de más, aunque sea desde las antípodas ideológicas, una falsa objetividad hacia el poder. Es extraño que nadie se haya dado cuenta de lo fácil que sería en estos tiempos consolidar la Monarquía escondiendo las partes esenciales de lo que hoy repudian muchas facciones políticas, es decir, parte importante de la izquierda y los nuevos nacionalismos convertidos en separatistas. Aunque actualmente la nación española tiene una existencia real, legalmente articulada como unidad soberana, es patente su declinante vigencia, ya que es un ocaso causado por la paulatina renuncia a “seguir siendo” en todos los territorios de la geografía española. Los particularismos han ido ganando predominancia en sus respectivas zonas, y el repliegue del Estado, en tanto que garante de la igualdad de todos los ciudadanos, y el arrinconamiento de cuanto como españoles podemos compartir, no han dejado de acentuarse.
Comenzaré esta desenfadada columna afirmando, y sin ninguna duda ni titubeo, que no puede admitirse el derecho a la autodeterminación en un texto constitucional, ya que, desde ese momento, troceada la idea de soberanía del conjunto, la Constitución no existe. Aunque exista un acuerdo voluntario de las partes, ello no significa la posibilidad de reforma de la Constitución. Para apuntalar su argumento se apela a aquella premisa de que el Derecho se destruye si descansa en el debes si quieres. Por esas cosas que la política tiene y padece en España, que hace confundir mercantilismo con capitalismo, el Gobierno Sánchez sigue siendo un referente al que cada mañana dirigir la mirada por todos, muy en especial las empresas y más precisamente las que regentan medios de comunicación. Los negocios de la publicidad institucional, entienden que nunca está de más, aunque sea desde las antípodas ideológicas, una falsa objetividad hacia el poder. Es extraño que nadie se haya dado cuenta de lo fácil que sería en estos tiempos consolidar la Monarquía escondiendo las partes esenciales de lo que hoy repudian muchas facciones políticas, es decir, parte importante de la izquierda y los nuevos nacionalismos convertidos en separatistas. Aunque actualmente la nación española tiene una existencia real, legalmente articulada como unidad soberana, es patente su declinante vigencia, ya que es un ocaso causado por la paulatina renuncia a “seguir siendo” en todos los territorios de la geografía española. Los particularismos han ido ganando predominancia en sus respectivas zonas, y el repliegue del Estado, en tanto que garante de la igualdad de todos los ciudadanos, y el arrinconamiento de cuanto como españoles podemos compartir, no han dejado de acentuarse.




















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