Domingo, 21 de Septiembre de 2025

BALBINO LOZANO
Martes, 10 de Diciembre de 2024
NUESTRA HISTORIA

Un balón para la guerra

Se  cumplieron más de ochenta y siete años de aquella insólita “tregua del Manzanares”, de 1 de junio de 1937, en un campo de futbol que había en las proximidades del río Manzanares. Junto a las tapias de la Casa de Campo se encontraban parapetados los defensores republicanos  y detrás estaban los sitiadores de las tropas del General Franco.  En aquella zona del Puente de los Franceses, escenario de una de las batallas de la Guerra Civil  Española, se iba a producir un episodio impropio de dos bandos contendientes.


Un acto de confraternización se produjo cuando, después de durísimos combates, surgieron de uno y otro bando  quienes proponían jugar un partido de futbol como pretexto para  abrazarse, conversar, beber y fumar juntos.
A las dos de la tarde de aquel día, los responsables de los puestos de observación de la 11ª División franquista y los de la 6ª División republicana quedaron asombrados de los que veían:   docenas  de soldados salían de sus respectivas trincheras con periódicos, tabaco y bebidas para intercambiárselas con el enemigo.  Al encontrarse, se abrazaban y formaban cordiales corrillos de animada conversación.


La noche anterior, a voces desde sus respectivas trincheras propusieron un intercambio de prensa.  El  primero en saltar  el parapeto hacia el campo enemigo fue un dinamitero republicano que agitando el pañuelo blanco hizo señales de paz al adversario que correspondió de la misma forma,  después salieron más y más soldados y oficiales poniéndose a conversar amigablemente.


El jefe de la unidad republicana, un capitán que participó en la confraternización, al estrechar la mano del alférez enemigo, se llevó la gran sorpresa de que aquel Alférez había sido compañero suyo en África, en la guarnición de Larache antes de comenzar la guerra.


En aquel acto de concordia participaron más de doscientos combatientes de uno y otro bando.  Se instruyó un expediente disciplinario por el mando, cuya documentación se encuentra todavía en el  Archivo de la Guerra Civil  de Salamanca.


Del encuentro entre ambos oficiales, hubo un sargento que les preguntó si aquello era un complot, a lo que el Capitán republicano contestó:   “No te preocupes, que todos somos españoles”.  


Como el encuentro se produjo en un campo de futbol, se llegó a asegurar que allí  se jugó un partido, aunque el balón no apareciera por parte alguna.  Lo que sí quedó probado fue el texto de una carta  que uno de los soldados  franquistas  entregó a otro del ejército popular para que la hiciera llegar a su novia.

 

  La nota, que nunca llegó a su destinataria, decía:    “Querida Rosa:  Hoy en este frente somos todos hermanos,  bebiendo una botella de coñac con los camaradas que tan buenos son. Espero vernos pronto. Abrazos. José Gómez.”

Balbino Lozano

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