Viernes, 14 de Noviembre de 2025

Mª Soledad Martín Turiño
Martes, 24 de Diciembre de 2024
ZAMORANA

La no Navidad

[Img #94964]En esta Navidad pletórica de excesos, de comida en abundancia, de reuniones sociales, ya sea con amigos o familia, de compras y regalos… de todo eso que cabe en un primer mundo, en un mundo desarrollado donde, a pesar de las estrecheces con que viven algunos, la mayoría goza de un aceptable nivel de vida, sin demasiadas carencias; a todos ellos les deseo felicidad en estos días navideños.

 

Sin embargo, hoy quiero dedicar mi atención a otros colectivos que no gozarán, seguro, de estas fiestas, teniendo su particular No Navidad, a saber:

 

A todas las personas afectadas por la DANA en nuestro país que, de pronto, se han visto en la calle, sin casa, sin un techo donde cobijarse, sin trabajo, sin medios y sin esperanza para salir adelante.

 

A quienes sufren la soledad en sus casas o en residencias, en las ciudades o en los pueblos, y estos días se manifiesta todavía con mayor crudeza, máxime cuando desde los medios de comunicación solo aparecen grupos de gentes en apariencia felices, bien avenidas y en gozosa compañía.

 

A aquellos que padecen enfermedad, ya sea en su domicilio, en la residencia o el hospital; para quienes los días se suceden monótonos y dolientes, a veces sin esperanza, porque el dolor les socava el cuerpo y el espíritu.

 

A quienes viven sin ilusión ni expectativas de futuro, a los deprimidos, a los abatidos, a aquellos que pasan por la vida como si ya no habitaran en ella.

 

A los que soportan el horror de la guerra, la represión y el dolor, bien en las trincheras o en la cárcel, con temor a ser detenidos en sociedades restrictivas que dejan a sus habitantes a merced del miedo.

 

A las familias rotas, a los que sufren pobreza y se ven obligados a mendigar en cualquier esquina; a veces invisibles ante aquellos que pasan a su lado.

 

Mi recuerdo, y mi reflexión va para todos aquellos que, por una u otra razón, sufren y no pueden celebrar estas fiestas. Estamos tan acostumbrados a mirarnos el ombligo, que en días como éstos no puedo por menos de sentirme un poco responsable de que mi felicidad no sea compartida por quienes no gozan de ella.

 

No quiero terminar sin desear lo mejor para todos, ahora y siempre. ¡A ver si la confrontación y la discrepancia en que nos vemos envueltos dan paso al entendimiento, la esperanza y la tranquilidad! ¡A ver si entre todos logramos erradicar situaciones inaceptables y la calma, junto con el buen criterio, hacen una sociedad un poco más justa”

 

Mª Soledad Martín Turiño

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