Cuadros de «madres» de mascotas

Salgo del trabajo, camino por la calle y escucho : «¿Qué tal estás, cariño? ¡Qué guapa te ha puesto mamá, con ese lazo tan bonito!». Imagino el cuadro : una niña pequeña, preciosa, con un lazo en su cabeza. Picada mi curiosidad, miro en la dirección que me sugiere el sonido, y veo a dos mujeres que se inclinan levemente hacia adelante regalando su atención a la pequeña. Sigo el camino que indican las puntas de sus narices y me quedo en shock : la pequeña en cuestión levanta poco más de un palmo del suelo y se sostiene sobre cuatro patas, y es menuda, delgada, de color marrón cobrizo, y lleva un lazo. Ya puesto a la tarea de camino de la estación de ferrocarril sigo pensando en aquel momento. Recuerdo que mi reacción fue de rechazo... ¡Qué barbaridad! Que si lacitos, que si abriguitos, que si trasportín con ruedas como carritos de bebé... ¡A dónde vamos a ir a parar! Por si faltaba algo, ahora una humana es «madre» de su mascota. ¡Creo que ser madre es una cosa muy seria y un “título” que se lleva con orgullo. Si lo pienso bien, no encuentro muchas similitudes entre una madre de humano y una «madre» de mascota. ¡Lo que hoy pasa es vergonzoso! Encuentro distorsionada y excesiva la relación de algunas personas con sus mascotas. ¡Pienso que necesitan terapia psicológica! Un ser humano es un ser humano, y un animal es un animal. ¡Y no me vendan motos!... Nunca puede ser igual el trato a una persona que a una mascota... ¡Es de lógica! ¡Es de cajón!