Lo espiritual... y el poder

Lo divino y lo humano, lo espiritual y lo material, la realidad y las creencias, van siempre de la mano. En la historia, el poder siempre se manifiesta como favorable o contrario a lo espiritual, pero ambas realidades coexisten y a veces se enfrentan. Las variedades del enfrentamiento son muchas, porque ni el poder ni lo espiritual son uno y verdadero, sino muchos. La política es la historia de los enfrentamientos por el poder, y lo espiritual es entendido y defendido de muchas maneras entre los que pertenecen a una misma creencia o entre los que tienen diferentes creencias. Por citar casos ocurridos, pensemos en las luchas entre comunistas, fascistas y demócratas en espacios en los que se practicaba mayoritariamente el cristianismo, o el judaísmo o el islamismo, o en espacios africanos o asiáticos donde las creencias son el hinduismo, el budismo, el sintoísmo, los animismos indígenas o en todas partes el paganismo o el ateísmo. En la historia de las Españas, hemos vivido estas cosas desde el tiempo de los romanos, que defendiendo el poder del emperador masacraban a judíos y cristianos. En los tiempos modernos me ha llamado la atención que un poder tan poderoso y tan antirreligioso como el estalinismo, autorizara a los pueblos rusos las prácticas religiosas durante la Guerra Mundial, aunque desde los años 30 había arrasado a sangre y fuego el cristianismo ortodoxo, y miles de iglesias fueron destruidas y cientos de miles de personas religiosas fueron eliminadas. Luego, al acabar la Guerra, convencido el victorioso Stalin de sus poderes casi divinos, volvió a la aniquilación de los creyentes y de sus iglesias. Artistas de la época nos mostraron las procesiones de los creyentes que pedían a Dios la victoria de Rusia. En la España Republicana o durante la Guerra del 36, los que peleaban no eran ocupantes extranjeros como en el caso ruso, pero también participaban apoyando a los dos bandos en combate. También se vivieron cosas parecidas al estalinismo, ya que miles de personas religiosas fueron eliminadas y cientos de iglesias fueron profanadas, quemadas o destruidas. Sigamos con Rusia : en 1986, algunos de los templos destruidos ya habían sido reconstruidos por los creyentes rusos, tanto en Moscú como en otras grandes ciudades