Zamora en la onda

Viene muy al caso la frase esa de “hay que ponerse las pilas”, y que urge a hacer algo ya. Me vienen a la mente dos efemérides importantes que afectarán a nuestra ciudad, y que están a la vuelta de la esquina. La primera: “Las Edades del Hombre” y la segunda, que concluirá un poco más tarde, la puesta en marcha del acuartelamiento de Monte La Reina.

Es de esperar que ambas conciten en la capital un gran número de personas, y eso es algo que redundará en favor de comerciantes, hosteleros y público en general; pero como todo es efímero y nada es gratis, urge hermosear a Zamora, hacerla atractiva, dotarla de más servicios, reforzar el transporte público, embellecer sus rúas, potenciar sus fortalezas: paisaje, románico, gastronomía, cultura…. y la acogida tiene que estar acorde con la oferta que preste; nada tan feo como esos carteles viejos pegados a fachadas o a comercios vacíos que anuncian alquiler o venta y que se ubican en una de las arterias principales por donde transitan cada día cientos de personas, o los solares desocupados y medio derruidos camino a la catedral, que ofrecen una imagen de abandono y miseria impropias de ese lugar.

Es preciso que las obras no se alarguen tanto en el tiempo; no sé si es debido a la burocracia o a la ineficacia, pero el arreglo del puente de piedra, la construcción del nuevo museo de Semana Santa, la remodelación del Mercado de Abastos, la ubicación del museo Baltasar Lobo etc. son obras que llevan meses pendientes, algunas sin ver cercano su comienzo y muy lejana su finalización. Estos proyectos deberían realizarse sin dilación para que Zamora contara con ellos y los zamoranos los disfrutaran lo más pronto posible.

Este año puede ser clave en la expansión turística de nuestra ciudad; así que urgiría al Ayuntamiento, que tanto y tan bien está haciendo por remodelar la capital, que echara el resto para continuar en la misma línea y que veamos resultados a la mayor brevedad. Por fortuna, a Zamora se la va conociendo más allá de su icónica Semana Santa, y eso es bueno, porque una ciudad con encanto y tantos atractivos como esta, hay que publicitarla hasta la extenuación para que los turistas que la visitan no se queden en eso: en meras visitas de paso, y utilicen hoteles y alojamientos para pernoctar varios días y, de ese modo, conocer la ciudad y también la provincia.

Tenemos los mimbres para ofrecer un plan turístico variado: un paisaje diferente donde el barro y la piedra se dan la mano, igual que la planicie convive con la montaña o la sierra; además de una gastronomía singular; una arquitectura, tanto civil como religiosa, presente en casi todas las comarcas y, sobre todo, interés por acoger y mostrar a los viajeros que esta provincia es más rica y variada de lo que pueda parecer y merece la pena visitar.

Mª Soledad Martín Turiño