Redacción
Domingo, 19 de Enero de 2025
MEMORIA ERÓTICA

Ama y haz lo que quieras

[Img #95567]Me gusta quedarme en soledad cuando la madrugada manda guardar silencio, mientras el búho ama y la alondra duerme. Así conjugo el verbo pensar, que es observar mis adentros, verlos desde fuera, para saber cómo estoy, cómo siento, cómo amo. Puestos a elegir, prefiero estas primeras horas de la noche para besar los labios de una dama, acariciarla, seducirla y ascender ambos al éxtasis, que es el hall de la casa de Dios.

 

Y cuando miro hacia mi interior, me pregunto si una vez acogido por la muerte, dirían de mí, entre los murmullos de mis exequias, que fui buena persona, un excelente periodista y algunas damas me definirían como amante perfecto.  Pero mi respondo a mí mismo que no me importa nada lo que se diga cuando sea polvo enamorado. Te confieso que disfrutaría, casi hasta sentir un orgasmo seco, si los malandrines hablaran muy mal de mí. Tampoco me disgustaría que una buena persona, culta e inteligente, me loase. Si hasta Dios le gusta el incienso, cómo despreciar el aserto de la verdad.

 

Cuando viajo hacia las profundidades de mi esencia, en su estrato más hondo, hallo el libro de mi amor. Allí, en diferentes membranas, guardo rostros de mujeres hermosas, sus voces, dulces, seductoras, de sirenas,hermanas de las que intentaron conquistar a Odiseo de regreso a Itaca; los besos que grabé en otros labios, la elegancia y el talento de las mujeres que amé; mis errores, mis descuidos, mis desprecios hacia féminas que me mostraron pasión, ternura, cariño, amor.

 

 Y le ruego a Cronos viajar en el tiempo para desfacer entuertos y entregar lo mejor de mi alma a las féminas que me acompañaron en mi paso por la vida. Ojalá repartieran dos vidas a cada hombre y a cada mujer. Sé que amé, con pasión, y confieso también que carecí de fidelidad. No burlé a maridos y novios por emular al Tenorio. Jamás. Me enamoré. Y nunca supe apartarme de Eros. Mi droga. No obstante, todavía siento cierta frustración por no haber conocido a damas que pasaron por mi vida, que me atrajeron, a las que miré con deseo. C’est la vie. Como creo en la reencarnación, quizá me las encontraré más adelante, cuando vuelva a tomar cuerpo.

 

Después de buscar en mis adentros, de juzgarme, de castigarme, recuerdo aquella reflexión sobre el amor, adjudicada a Agustín de Hipona y la hago propia: “Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”. Y yo, cuando escribo, como ahora, siempre lo hago con inmenso amor.

Eugenio-Jesús de Ávila

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