ZAMORANA
En busca de la felicidad
“En busca de la felicidad” es el título de una película basada en la historia real de Chris Gardner y protagonizada por Will Smith junto a su hijo Jaden. Es, sobre todo, una historia de lucha por la vida y de superación, de no rendirse aún en la mayor adversidad, de demostrar a su hijo que todo puede ser susceptible de cambiar a mejor y de proporcionar, en fin, recursos como el ingenio, el trabajo y la perseverancia sin llegar nunca a la derrota ni al vencimiento moral.
Con la película como excusa, me viene a la mente algo en lo que pienso a menudo, y es en cómo aprovechar más y mejor la vida que resta. Para las personas jóvenes, el concepto del tiempo tiene otro significado; simplemente es un transcurrir de días a los que no se prevé un final; sin embargo, cuando ya se ha alcanzado una edad, se ve la vida de otro modo: se medita, miramos al pasado, hacemos un balance de lo que dejamos atrás y lo que nos queda por vivir, agradecemos a la vida lo bueno que tenemos, valoramos la felicidad en los detalles sencillos y descubrimos algo tan obvio como que no existen los milagros, ni las recetas mágicas para vivir moderadamente dichoso.
Creo que el secreto de la felicidad está en reconocer esas pequeñas cosas que nos agradan, que se resumen en momentos sencillos y simples: disfrutar de una buena película, una puesta de sol, del silencio, de un entorno grato, de una buena conversación… las opciones son innumerables y la única condición es elegir aquellas que a cada uno más le satisfagan. Por otra parte, el hecho de explorar, de estar abiertos a la vida, de no encerrarse en un aislamiento que puede ser letal, de apartarse de las personas tóxicas que inoculan el virus de la hostilidad, el desasosiego y la falta de empatía; de encarar los malos momentos de frente, de reírse hasta de uno mismo, de fomentar el sentido del humor o la compañía, pueden ser buenos aliados que ayuden a llevar una vida más rica.
Hay quienes entretienen sus días haciendo deporte, visitando museos, coleccionando cosas, o simplemente, viendo las horas pasar, que también es una opción; la actividad que sea, elegida libremente será válida siempre y cuando nos proporcione momentos de una aceptable placidez.
El gran filósofo griego Aristóteles sostenía que “la felicidad depende de nosotros mismos”; por tanto, no esperemos a que llegue de manera espontánea, ni la busquemos en planetas lejanos, porque muy probablemente está más cerca de lo que creemos, en nuestro propio cosmos, en nuestro interior; solo necesitamos encontrarla y aprender a valorarla.
Mª Soledad Martín Turiño
“En busca de la felicidad” es el título de una película basada en la historia real de Chris Gardner y protagonizada por Will Smith junto a su hijo Jaden. Es, sobre todo, una historia de lucha por la vida y de superación, de no rendirse aún en la mayor adversidad, de demostrar a su hijo que todo puede ser susceptible de cambiar a mejor y de proporcionar, en fin, recursos como el ingenio, el trabajo y la perseverancia sin llegar nunca a la derrota ni al vencimiento moral.
Con la película como excusa, me viene a la mente algo en lo que pienso a menudo, y es en cómo aprovechar más y mejor la vida que resta. Para las personas jóvenes, el concepto del tiempo tiene otro significado; simplemente es un transcurrir de días a los que no se prevé un final; sin embargo, cuando ya se ha alcanzado una edad, se ve la vida de otro modo: se medita, miramos al pasado, hacemos un balance de lo que dejamos atrás y lo que nos queda por vivir, agradecemos a la vida lo bueno que tenemos, valoramos la felicidad en los detalles sencillos y descubrimos algo tan obvio como que no existen los milagros, ni las recetas mágicas para vivir moderadamente dichoso.
Creo que el secreto de la felicidad está en reconocer esas pequeñas cosas que nos agradan, que se resumen en momentos sencillos y simples: disfrutar de una buena película, una puesta de sol, del silencio, de un entorno grato, de una buena conversación… las opciones son innumerables y la única condición es elegir aquellas que a cada uno más le satisfagan. Por otra parte, el hecho de explorar, de estar abiertos a la vida, de no encerrarse en un aislamiento que puede ser letal, de apartarse de las personas tóxicas que inoculan el virus de la hostilidad, el desasosiego y la falta de empatía; de encarar los malos momentos de frente, de reírse hasta de uno mismo, de fomentar el sentido del humor o la compañía, pueden ser buenos aliados que ayuden a llevar una vida más rica.
Hay quienes entretienen sus días haciendo deporte, visitando museos, coleccionando cosas, o simplemente, viendo las horas pasar, que también es una opción; la actividad que sea, elegida libremente será válida siempre y cuando nos proporcione momentos de una aceptable placidez.
El gran filósofo griego Aristóteles sostenía que “la felicidad depende de nosotros mismos”; por tanto, no esperemos a que llegue de manera espontánea, ni la busquemos en planetas lejanos, porque muy probablemente está más cerca de lo que creemos, en nuestro propio cosmos, en nuestro interior; solo necesitamos encontrarla y aprender a valorarla.
Mª Soledad Martín Turiño



















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