Manuel Herrero
Viernes, 24 de Enero de 2025
DENUNCIAS

En días lluviosos, estamos preparados para mojarnos, pero la ciudad no lo está tanto

La lluvia expone las carencias urbanísticas de Zamora: charcos, baldosas rotas y sumideros ineficientes dificultan la vida cotidiana en días lluviosos.

[Img #95655]Después de un largo periodo sin precipitaciones, esta semana la lluvia ha llegado con fuerza, y parece que aún tendremos más días grises. Al principio tratamos de esquivarla, pero pronto nos enfrentamos a las calles mojadas. Es en ese momento cuando nos damos cuenta de una realidad evidente, Zamora no está preparada para la lluvia.El primer obstáculo surge nada más salir del portal. Las aceras, cuyo estado varía según el tramo, no están diseñadas para los días lluviosos. En muchas zonas, los desniveles inapropiados provocan que el agua se acumule en charcos en lugar de evacuarla hacia los bordillos. Con una mínima inclinación se podría solucionar este problema, pero esa medida parece haber sido ignorada.

 

Los pasos de peatones también dejan mucho que desear. Junto a los bordillos, en la parte asfaltada, el agua se acumula en tal cantidad que resulta imposible cruzar sin mojarse. Además, el estado de las baldosas empeora la situación. Muchas están rotas, hundidas o incluso ausentes, convirtiendo el caminar en una lotería. Algunas esconden trampas en forma de charcos ocultos, que al ser pisadas salpican inevitablemente, dejando a los peatones sorprendidos y, claro está, empapados.El problema tampoco termina aquí. Los sumideros, que deberían ser clave en días de lluvia, están lejos de cumplir su función. Aunque la empresa encargada de las canalizaciones y del tratamiento de aguas residuales realiza limpiezas periódicas, estas no son lo suficientemente frecuentes. Pese a que este servicio se cobra aparte en el recibo del agua según el consumo, las obstrucciones son habituales, lo que provoca que se formen grandes encharcamientos.

 

A esto se suma el problema de los sumideros mal ubicados, colocados en zonas elevadas donde el agua no llega, o parcialmente tapados por las sucesivas capas de asfalto. Estos errores, tanto de diseño como de mantenimiento, reducen notablemente su eficacia, dejando muchas calles completamente inundadas.La lluvia no debería ser un inconveniente en una ciudad bien planificada. Sin embargo, en Zamora, cada chaparrón pone en evidencia las carencias en el diseño y el cuidado de nuestras infraestructuras. Pasear bajo la lluvia podría ser una experiencia agradable, pero aquí se convierte en un verdadero desafío, lleno de obstáculos y sorpresas poco agradables.

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