NOTAS DEL PENSAMIENTO...
Silenciados por la noche
José Antonio Ávila López
![[Img #95699]](https://eldiadezamora.es/upload/images/01_2025/1608_jose-antonio-avila-lopez.jpg)
El grupo irlandés Keane tiene una preciosa canción titulada “Silenced by the night” o “Silenciados por la noche” en castellano, y hablando de nuestra lengua castellana, creo interesante indicar que el castellano posee numerosas palabras para definir las diferentes etapas de la noche. En origen, la distribución medieval laica era tan simple como : primeros gallos (entre las 12h y las 3h), segundos o mediados gallos (entre las 3 y las 6), y terceros gallos (entre las 6 y el alba); en cuanto a la eclesiástica, llamaban vigilias a las partes y eran dos : vísperas (de 6 a 12) y maitines (de 12 a 6). Muy curiosa resulta la clasificación militar, que distribuía la noche en velas : vela de prima (de 6 a 9), vela de la modorra (de 9 a 12), vela de la modorrilla (de 12 a 3) y vela del alba (de 3 a 6). Pero, sin duda, la más relevante es la división de San Isidoro de Sevilla, ya que para él eran siete las partes de la noche : vesper (anochecer, últimas horas de la tarde que preceden a la llegada de las tinieblas), crepusculum (luz incierta, claridad entre la luz y las tinieblas, desde que se pone el sol hasta que es de noche), conticinium (hora de la noche en que todo está en silencio), intempestum (noche muy entrada, todo descansa entregado al sueño, sin tiempo, sin acción), gallicinium (cuando los gallos comienzan cantar, son los heraldos de la luz), matutinum (madrugada, período que media entre la retirada de las tinieblas y la llegada de la aurora) y diluculum (crepúsculo matutino, cuando el alba está próxima, pequeña luz del día que comienza a brillar). De aquí se heredan muchas de las etimologías de palabras que todos conocemos, aunque yo destacaría por su belleza y significado conticinium, ya que su evidente significado nos lleva al estado de silencio, un silencio en sus dos vertientes : natural y provocado, y ahí la tierra duerme y los humanos no se manifiestan... ¡Cómo se agradece el momento conticinium! Lo extiendo a cualquier otra franja del día o de la noche, y qué caro resulta en la actualidad, donde el ruido campa a sus anchas en cualquier lugar, mientras el silencio reflexivo, observador, callado, sólo puede encontrarse en ausencia de humanos y sus productos. ¿Miedo al vacío, a la soledad, al puro silencio? Puedo entenderlo, en esta sociedad que nos impulsa al movimiento sonoro. El único movimiento sonoro que no me molesta es el romper de las olas nocturnas en la playa, es como el silencio nocturno escondido de calles y muros en los pequeños pueblos, silencio que te atrae. Escuchen “Silenced by the night” de Keane, que traducido un trozo de canción dice así : “Me acuesto en la oscuridad, siento que me estoy cayendo, siento tu mano sobre mi espalda aquí... Tu voz llamando, estoy fuera de mi profundidad, chica, quédate cerca de mí, porque la gente de esta ciudad me mira directamente a través de mí : fuimos silenciados por la noche, pero tú y yo, vamos a levantarnos de nuevo...”... ¿Silencio y noche, queridos lectores? Por supuesto... ¡Genial! ¡Ah! Y con mi Eva.
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El grupo irlandés Keane tiene una preciosa canción titulada “Silenced by the night” o “Silenciados por la noche” en castellano, y hablando de nuestra lengua castellana, creo interesante indicar que el castellano posee numerosas palabras para definir las diferentes etapas de la noche. En origen, la distribución medieval laica era tan simple como : primeros gallos (entre las 12h y las 3h), segundos o mediados gallos (entre las 3 y las 6), y terceros gallos (entre las 6 y el alba); en cuanto a la eclesiástica, llamaban vigilias a las partes y eran dos : vísperas (de 6 a 12) y maitines (de 12 a 6). Muy curiosa resulta la clasificación militar, que distribuía la noche en velas : vela de prima (de 6 a 9), vela de la modorra (de 9 a 12), vela de la modorrilla (de 12 a 3) y vela del alba (de 3 a 6). Pero, sin duda, la más relevante es la división de San Isidoro de Sevilla, ya que para él eran siete las partes de la noche : vesper (anochecer, últimas horas de la tarde que preceden a la llegada de las tinieblas), crepusculum (luz incierta, claridad entre la luz y las tinieblas, desde que se pone el sol hasta que es de noche), conticinium (hora de la noche en que todo está en silencio), intempestum (noche muy entrada, todo descansa entregado al sueño, sin tiempo, sin acción), gallicinium (cuando los gallos comienzan cantar, son los heraldos de la luz), matutinum (madrugada, período que media entre la retirada de las tinieblas y la llegada de la aurora) y diluculum (crepúsculo matutino, cuando el alba está próxima, pequeña luz del día que comienza a brillar). De aquí se heredan muchas de las etimologías de palabras que todos conocemos, aunque yo destacaría por su belleza y significado conticinium, ya que su evidente significado nos lleva al estado de silencio, un silencio en sus dos vertientes : natural y provocado, y ahí la tierra duerme y los humanos no se manifiestan... ¡Cómo se agradece el momento conticinium! Lo extiendo a cualquier otra franja del día o de la noche, y qué caro resulta en la actualidad, donde el ruido campa a sus anchas en cualquier lugar, mientras el silencio reflexivo, observador, callado, sólo puede encontrarse en ausencia de humanos y sus productos. ¿Miedo al vacío, a la soledad, al puro silencio? Puedo entenderlo, en esta sociedad que nos impulsa al movimiento sonoro. El único movimiento sonoro que no me molesta es el romper de las olas nocturnas en la playa, es como el silencio nocturno escondido de calles y muros en los pequeños pueblos, silencio que te atrae. Escuchen “Silenced by the night” de Keane, que traducido un trozo de canción dice así : “Me acuesto en la oscuridad, siento que me estoy cayendo, siento tu mano sobre mi espalda aquí... Tu voz llamando, estoy fuera de mi profundidad, chica, quédate cerca de mí, porque la gente de esta ciudad me mira directamente a través de mí : fuimos silenciados por la noche, pero tú y yo, vamos a levantarnos de nuevo...”... ¿Silencio y noche, queridos lectores? Por supuesto... ¡Genial! ¡Ah! Y con mi Eva.



















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