Ser un gorrión humano

Eugenio-Jesús de Ávila

Os envidio pardales de pueblo, que bebéis agua pura, os alimentáis en la mano de la naturaleza, voláis en compañía de Eolo y os refugiáis de la lluvia debajo de cualquier tejado, de una chimenea en primavera. Sois el proletariado de los pájaros, que despreciáis la vestimenta del jilguero y no envidiáis el trino del ruiseñor.

Vuestro léxico es pobre, como la indumentaria. Pero con cuatro semillas, unas miguitas de pan y unos cuantos vuelos dibujáis la palabra libertad en las calles del viento. Nunca alcanzasteis las nubes, porque jamás vuestra aspiración llegó tan arriba. No sois cigüeñas ni rapaces, ni necesitáis sus alas ni sus garras para ser felices en vuestros nidos del pueblo ornitológico.

Tampoco nadie os dedica versos, ni fuisteis protagonistas de poesías, como el ruiseñor y las golondrinas, pero pasáis por la vida sin que nadie os envidie. Soy, como vosotros, un gorrión humano, que no destaco en nada, no envidio a nadie y escribo y amo en libertad.