Lunes, 08 de Septiembre de 2025

Redacción
Sábado, 08 de Febrero de 2025
COSAS MÍAS

Cómo amar la belleza en Zamora

[Img #96007]Eugenio-Jesús de Ávila

 

Ya sabe usted aquello de “sábado sabadete…”. Intentaré cumplir con la recomendación asertiva. Con más pasado que futuro, a mi edad hay que huir del dolor, siempre que hallemos el secreto, y alcanzar el éxtasis. Joven lector de Wilde, me quedo con el final de su cuento “El artista” para degustar el trazado final de mi camino hacia la nada: “Y con el bronce de la estatua del "Dolor que dura toda la vida" modeló la estatua del "Placer que dura un Instante".

Amar y ser amado, por lo que a mí se refiere, a una mujer, me conduce a lo que entiendo por conocer los Campos Elíseos antes de que las parcas vengan a buscarme. Pero, en el interregno entre pasiones, hay que seguir captando belleza, que se halla en cualquier instante si observas la vida con los ojos de la sensibilidad. Todos los días la naturaleza o la obra del Hombre nos regalan momentos especiales, de esos que te pellizcan el alma.

 

Esta primera semana de febrero nos regaló nieblas densas, viejas heladas, más un sol acobardado que hoy sacó pecho desde el alba, como la alondra campesina. También, cuando el cielo nocturno se mostró en toda su gloria, la luna creciente y Venus nos mostraron cómo siente el erotismo el Universo. Y es que la belleza siempre está ahí para que las almas hidalgas la encuentren, la digieran y la metabolicen. Cierto que no todos ven la magia de un día cualquiera, porque se ignora al cielo y no se mira hacia adentro de cada cual para conocerse, para apreciarse, para purificarse.

 

Es general la animadversión hacia la niebla. Ese fenómeno atmosférico tiene mala fama, porque traspasa los abrigos hasta tocar el tuétano de los huesos, provoca graves peligros para los conductores de vehículos y otros inconvenientes para los que llevan los bronquios en bandolera; pero también, sin darse cuenta, la niebla embellece a ciudades como Zamora, porque rubrica la magia de sus monumentos. ¿Nadie ha advertido cómo la cúpula llora cuando la niebla le impide ver a la torre de la Catedral, su amiga íntima?

 

Para amar a una dama también hay que descubrir su belleza entre la niebla. Observar, además de la hermosura de su rostro y la perfección de físico, las formas de su cuerpo, cinceladas por la gubia de la genética; el color de su carne latente en la paleta del artista erótico que es su amante y besar sus labios como si saboreases la ambrosía del Olimpo, el néctar del erotismo.

 

 

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