
IDEAS
Un buen momento para mejorar el paso bajo el Puente de Piedra
Las avenidas de agua, aun mínimas no solo impiden el tránsito, sino que también erosionan el pavimento, dificultando el paso una vez que el nivel del agua desciende
Tras meses de retraso, que pronto quedarán en el olvido al comprobar el resultado, la intervención era más que necesaria. El deterioro del pavimento y, en mayor medida, el de las aceras, que se mantenían desde la época en la que se circulaba por el puente, junto con la escasa sujeción de algunos tramos de las barandillas, hacían imprescindible la reforma. Como en toda obra, el resultado siempre puede ser cuestionable, pero en este caso, tanto la elección del pavimento como la incorporación del pretil con luminaria incrustada en la misma piedra, que en un principio generaba dudas, han logrado un acabado espectacular. Tanto la vista desde la plataforma como la perspectiva exterior del monumento han mejorado notablemente. Si bien se podría haber sido más ambicioso, abordando la restauración de los arcos y pilastras donde en reformas anteriores se ha utilizado material poco adecuado, como ladrillos o simples planchas de cemento, el elevado coste de esta operación la hace difícil de afrontar.
La ejecución ha sido minuciosa, con un andamiaje especial para la colocación de cada piedra. A pesar de ello, se ha permitido el paso siempre que ha sido posible a través de los arcos inferiores, por donde tienen continuidad las sendas ribereñas para peatones y ciclistas. Sin embargo, el tránsito por el arco inferior de la margen derecha presenta serias dificultades, especialmente cuando las avenidas de agua cubren completamente el ojo del puente, impidiendo el paso. Incluso cuando el caudal disminuye, la corriente suele dejar el terreno en mal estado, lo que requiere la adición y compactación de tierra, una tarea que no siempre se realiza cada año.
Existen varias soluciones viables sin que el impacto visual sea significativo. Una opción sería colocar un firme de piedra sólida que resista mejor la erosión, elevándolo para que solo quede cubierto en riadas importantes. Otra alternativa, aunque más discutible, sería la instalación de una plataforma metálica. Mientras tanto, quienes no puedan cruzar deben utilizar las rampas situadas a ambos lados del puente, una conecta con la Avenida del Mengue y la otra con la Avenida de Vigo, permitiendo así rodear el obstáculo y retomar el camino.
Manuel Herrero Alonso
Tras meses de retraso, que pronto quedarán en el olvido al comprobar el resultado, la intervención era más que necesaria. El deterioro del pavimento y, en mayor medida, el de las aceras, que se mantenían desde la época en la que se circulaba por el puente, junto con la escasa sujeción de algunos tramos de las barandillas, hacían imprescindible la reforma. Como en toda obra, el resultado siempre puede ser cuestionable, pero en este caso, tanto la elección del pavimento como la incorporación del pretil con luminaria incrustada en la misma piedra, que en un principio generaba dudas, han logrado un acabado espectacular. Tanto la vista desde la plataforma como la perspectiva exterior del monumento han mejorado notablemente. Si bien se podría haber sido más ambicioso, abordando la restauración de los arcos y pilastras donde en reformas anteriores se ha utilizado material poco adecuado, como ladrillos o simples planchas de cemento, el elevado coste de esta operación la hace difícil de afrontar.
La ejecución ha sido minuciosa, con un andamiaje especial para la colocación de cada piedra. A pesar de ello, se ha permitido el paso siempre que ha sido posible a través de los arcos inferiores, por donde tienen continuidad las sendas ribereñas para peatones y ciclistas. Sin embargo, el tránsito por el arco inferior de la margen derecha presenta serias dificultades, especialmente cuando las avenidas de agua cubren completamente el ojo del puente, impidiendo el paso. Incluso cuando el caudal disminuye, la corriente suele dejar el terreno en mal estado, lo que requiere la adición y compactación de tierra, una tarea que no siempre se realiza cada año.
Existen varias soluciones viables sin que el impacto visual sea significativo. Una opción sería colocar un firme de piedra sólida que resista mejor la erosión, elevándolo para que solo quede cubierto en riadas importantes. Otra alternativa, aunque más discutible, sería la instalación de una plataforma metálica. Mientras tanto, quienes no puedan cruzar deben utilizar las rampas situadas a ambos lados del puente, una conecta con la Avenida del Mengue y la otra con la Avenida de Vigo, permitiendo así rodear el obstáculo y retomar el camino.
Manuel Herrero Alonso
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