ZAMORANA
Políticas y desgobierno
Hartazgo, saturación, aversión, empacho, repulsión, fastidio… me quedaría corta enumerando sinónimos para definir la situación social y política en la que estamos inmersos. Me he prometido hacer caso omiso de las noticias, pero me puede el afán de conocimiento; hay que estar enterado, mantenerse al tanto de los acontecimientos que nos rodean, porque eso es, en definitiva, formar parte de la sociedad y no vivir al margen.
Veo que muchos de los hechos que tanto han reprobado los pretendidos progresistas de este gobierno, ellos los han repetido sobradamente; huían de todo aquello que consideraban represión; una de las más importantes: la libertad de expresión; a este respecto y so pretexto de fijar nuevos estándares de transparencia, pretenden crear un nuevo órgano administrativo que tendría la capacidad de sancionar a los medios de comunicación y de eliminar noticias sin necesidad de una intervención judicial previa. Eso me recuerda a los censores de antaño, de aquella época tan denostada, que tachaban todo aquello que consideraban subversivo o amenazante para la estabilidad del régimen, y de cuyos cortes no se libraron ni la censura literaria en todas sus facetas: prensa, novelas, obras de teatro…, ni tampoco la cinematográfica; en ambos casos miles de proyectos fueron abortados y muchos anulados y sin posibilidad alguna de publicación o puesta en escena posterior.
La prepotencia y el despotismo, han permitido que este gobierno actúe por libre, sin contar con la patronal, tan solo con la ministra de trabajo, la ínclita Yolanda Díaz, y los sindicatos, para llevar a cabo nada menos que la reforma de los subsidios de desempleo, la subida del salario mínimo o la reducción de la jornada laboral. Está claro que hacen realidad la frase aquella del mítico Alfonso Guerra: “quien se mueve no sale en la foto”
Ya no existen los pactos de estado, tan necesarios para el país en determinados temas entre grupos políticos diferentes, que dan estabilidad al Estado a largo plazo; en el gobierno de Pedro Sánchez, ellos solos se bastan y ahí está el resultado; por poner un ejemplo: ocho leyes de educación y ninguna con consenso; pero claro, cuando hay que justificar acciones intolerables para contentar al grupo separatista que es quien manda, con su jefe huido residiendo fuera de España, y dotarle de prebendas especiales como: aprobar una ominosa ley de amnistía, pretender que el catalán sea reconocido y pueda ser utilizado como lengua oficial en Europa, mejorar la financiación y redoblar la inversión en infraestructuras…desde luego, es preferible ir por libre porque nadie va a apoyar tales medidas que lo que hacen es favorecer a una comunidad autónoma en detrimento de las demás.
Este gobierno con el mayor número de ministros (y ministras, utilizando ese lenguaje inclusivo y absurdo que tanto les gusta) de la historia, nada menos que 22, se ha instalado en el reproche a la oposición para no explicar sus planes políticos, ni dar respuesta a los asuntos turbios que le rodean; ha hecho de la descalificación, la burla y el insulto burdo su lema; y en el Congreso, a falta de explicaciones, vemos un espectáculo bochornoso que afrenta a muchos españoles hartos ya de chanzas cuartelarias y chulería de barrio.
Pediría más unión en este gobierno que demuestra a diario la división entre sus propias filas: o no están todos informados de las acciones que les competen, o hay quien tiene muy mala memoria para recordar las consignas, o las ignoran deliberadamente, y esto, cara a los españoles, da una imagen de lo más inquietante.
Y ahí siguen, hablando como si estuvieran en perenne campaña electoral y dando la sensación de que van a resolver los problemas, pero sin tener en cuenta de manera seria: la falta de vivienda; el paro con más de 15 millones de personas inactivas; la violencia machista con 47 mujeres muertas en 2024; que España sea antepenúltima en el ranking europeo de libertades políticas, personales y económicas…son datos que deberían estudiar y poner remedio; por no hablar de la Sanidad, que siempre fue la bandera de este país, y ahora se encuentra en un grave punto de inflexión, con sueldos precarios, escasez de profesionales, consultas y urgencias a tope y, en momentos puntuales, a punto de colapsar, listas de espera vergonzosas, tanto en Atención Primaria, como en la Urgencia Hospitalaria… y la lista no tiene fin.
Relato hechos, situaciones que deberían tenerse en cuenta porque repercuten en los ciudadanos, las sufren, las padecen; y todos esos ministerios, con sus correspondientes satélites: asesores, técnicos, subsecretarios, secretarios y funcionarios varios, dotados con una cantidad ingente de dinero que pagamos todos, deberían hacer sus deberes y que se note en el día a día delos ciudadanos.
Cada día surgen encuestas, más o menos afines al régimen actual, (sectarias, si las hace Tezanos), y si todas tienen algo en común es que la mayoría de los españoles tiene una imagen negativa del gobierno, que les preocupa la deriva institucional, la presencia de un gobierno dividido entre sus propios socios, una valoración de los políticos casi siempre a la baja (aquí incluyo a todos: gobierno y oposición), preocupación por temas como la falta de vivienda, la inmigración, el desempleo, la sanidad pública, la violencia de género y un larguísimo etc. Con estos datos sobre la mesa, que son los que provocan desasosiego en una gran parte de los españoles, es urgente que el gobierno de turno deje sus políticas demagógicas para centrarse en resolver los temas que, de verdad, atañen en el día a día a los españoles, que es a quienes deben servir.
Mª Soledad Martín Turiño
Hartazgo, saturación, aversión, empacho, repulsión, fastidio… me quedaría corta enumerando sinónimos para definir la situación social y política en la que estamos inmersos. Me he prometido hacer caso omiso de las noticias, pero me puede el afán de conocimiento; hay que estar enterado, mantenerse al tanto de los acontecimientos que nos rodean, porque eso es, en definitiva, formar parte de la sociedad y no vivir al margen.
Veo que muchos de los hechos que tanto han reprobado los pretendidos progresistas de este gobierno, ellos los han repetido sobradamente; huían de todo aquello que consideraban represión; una de las más importantes: la libertad de expresión; a este respecto y so pretexto de fijar nuevos estándares de transparencia, pretenden crear un nuevo órgano administrativo que tendría la capacidad de sancionar a los medios de comunicación y de eliminar noticias sin necesidad de una intervención judicial previa. Eso me recuerda a los censores de antaño, de aquella época tan denostada, que tachaban todo aquello que consideraban subversivo o amenazante para la estabilidad del régimen, y de cuyos cortes no se libraron ni la censura literaria en todas sus facetas: prensa, novelas, obras de teatro…, ni tampoco la cinematográfica; en ambos casos miles de proyectos fueron abortados y muchos anulados y sin posibilidad alguna de publicación o puesta en escena posterior.
La prepotencia y el despotismo, han permitido que este gobierno actúe por libre, sin contar con la patronal, tan solo con la ministra de trabajo, la ínclita Yolanda Díaz, y los sindicatos, para llevar a cabo nada menos que la reforma de los subsidios de desempleo, la subida del salario mínimo o la reducción de la jornada laboral. Está claro que hacen realidad la frase aquella del mítico Alfonso Guerra: “quien se mueve no sale en la foto”
Ya no existen los pactos de estado, tan necesarios para el país en determinados temas entre grupos políticos diferentes, que dan estabilidad al Estado a largo plazo; en el gobierno de Pedro Sánchez, ellos solos se bastan y ahí está el resultado; por poner un ejemplo: ocho leyes de educación y ninguna con consenso; pero claro, cuando hay que justificar acciones intolerables para contentar al grupo separatista que es quien manda, con su jefe huido residiendo fuera de España, y dotarle de prebendas especiales como: aprobar una ominosa ley de amnistía, pretender que el catalán sea reconocido y pueda ser utilizado como lengua oficial en Europa, mejorar la financiación y redoblar la inversión en infraestructuras…desde luego, es preferible ir por libre porque nadie va a apoyar tales medidas que lo que hacen es favorecer a una comunidad autónoma en detrimento de las demás.
Este gobierno con el mayor número de ministros (y ministras, utilizando ese lenguaje inclusivo y absurdo que tanto les gusta) de la historia, nada menos que 22, se ha instalado en el reproche a la oposición para no explicar sus planes políticos, ni dar respuesta a los asuntos turbios que le rodean; ha hecho de la descalificación, la burla y el insulto burdo su lema; y en el Congreso, a falta de explicaciones, vemos un espectáculo bochornoso que afrenta a muchos españoles hartos ya de chanzas cuartelarias y chulería de barrio.
Pediría más unión en este gobierno que demuestra a diario la división entre sus propias filas: o no están todos informados de las acciones que les competen, o hay quien tiene muy mala memoria para recordar las consignas, o las ignoran deliberadamente, y esto, cara a los españoles, da una imagen de lo más inquietante.
Y ahí siguen, hablando como si estuvieran en perenne campaña electoral y dando la sensación de que van a resolver los problemas, pero sin tener en cuenta de manera seria: la falta de vivienda; el paro con más de 15 millones de personas inactivas; la violencia machista con 47 mujeres muertas en 2024; que España sea antepenúltima en el ranking europeo de libertades políticas, personales y económicas…son datos que deberían estudiar y poner remedio; por no hablar de la Sanidad, que siempre fue la bandera de este país, y ahora se encuentra en un grave punto de inflexión, con sueldos precarios, escasez de profesionales, consultas y urgencias a tope y, en momentos puntuales, a punto de colapsar, listas de espera vergonzosas, tanto en Atención Primaria, como en la Urgencia Hospitalaria… y la lista no tiene fin.
Relato hechos, situaciones que deberían tenerse en cuenta porque repercuten en los ciudadanos, las sufren, las padecen; y todos esos ministerios, con sus correspondientes satélites: asesores, técnicos, subsecretarios, secretarios y funcionarios varios, dotados con una cantidad ingente de dinero que pagamos todos, deberían hacer sus deberes y que se note en el día a día delos ciudadanos.
Cada día surgen encuestas, más o menos afines al régimen actual, (sectarias, si las hace Tezanos), y si todas tienen algo en común es que la mayoría de los españoles tiene una imagen negativa del gobierno, que les preocupa la deriva institucional, la presencia de un gobierno dividido entre sus propios socios, una valoración de los políticos casi siempre a la baja (aquí incluyo a todos: gobierno y oposición), preocupación por temas como la falta de vivienda, la inmigración, el desempleo, la sanidad pública, la violencia de género y un larguísimo etc. Con estos datos sobre la mesa, que son los que provocan desasosiego en una gran parte de los españoles, es urgente que el gobierno de turno deje sus políticas demagógicas para centrarse en resolver los temas que, de verdad, atañen en el día a día a los españoles, que es a quienes deben servir.
Mª Soledad Martín Turiño
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