Licencia para pintar

La última ocurrencia del Ayuntamiento ha sido habilitar unos muros para que los "artistas" puedan hacer sus grafitis. La teoría es sencilla, si les damos un sitio donde pintar legalmente, dejarán de hacerlo en lugares indebidos. Y así, con la misma facilidad con la que se coloca un cartelito que diga "Zona habilitada para grafiti", se piensa que el problema está resuelto.

Uno de estos espacios es el nuevo muro de hormigón levantado junto al puente de Puerta Nueva, un refuerzo construido para evitar desprendimientos y posibles sustos mayores. Pues bien, al amanecer del día siguiente a la colocación del cartelito, ya lucía sus primeras obras, cuatro pintadas con nombres típicos de grafiteros. Nada que objetar en cuanto a la legalidad del asunto, pero otra cosa es el resultado. Porque si la intención era evitar que la ciudad se llene de garabatos ilegibles, lo cierto es que este muro se parece bastante a cualquier fachada vandalizada.

No sabemos si el Ayuntamiento aspiraba a que surgieran murales de calidad, de esos que llaman la atención por su arte y su mensaje. De momento, lo que tenemos es un espacio que, aunque entre ellos se respeten las pinturas, seguirá acumulando más y más firmas hasta quedar completamente emborronado.

Y lo peor: habilitar estos muros no ha frenado las pintadas en otros lugares. Basta con darse una vuelta por la zona para ver que las fachadas siguen llenas de mensajes de todo tipo, como si no hubiera otra manera más adecuada de expresarse.

Así que volvemos a la misma pregunta: ¿dónde quedó aquella campaña de limpieza de pintadas que en su día aplaudimos? Porque, a este ritmo, entre lo que se borra y lo que vuelve a aparecer, la ciudad nunca dejará de estar manchada. También habría que preguntarle a uno de los partidos de la coalición de gobierno, que hizo bandera con este tema y, al final, no ha podido encontrar una solución aceptable, quizá ni querido, o igual las dos cosas.