
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA
Guarido y la recuperación del legado monumental de Zamora
Eugenio-Jesús de Ávila
Cuando Francisco Guarido se corte la coleta política y se dedique a vivir la vida, tendremos una Zamora distinta, con un patrimonio monumental restaurado casi en su totalidad. Rosa Valdeón ejecutó, vía Junta de Castilla y León, el renacimiento de los templos románicos, y después, el actual regidor, desde 2015 fue investido alcalde, se marcó como objetivo recuperar el viejo y duro esplendor de una muralla que, poco a poco, se desmoronaba. Cuando se vaya, después de la noticia conocida hoy, en la rueda de prensa de la Junta de Gobierno Municipal, la concesión de licencia municipal para actuar en cinco tramos de recinto defensivo de la vieja Ciudad del Romancero, la Zamora de la tercera década del siglo XXI recuperará parte de su legado medieval. Si hoy, en este umbral de la primavera de 2025, el regidor cesase en su cargo, ya pasaría a la historia como el político que transformó más profundamente la Bien Cercada. Añadiría, que no se nos olvide, la metamorfosis estética del Puente Románico. ¡Qué pena que la burocracia política impida la reconstrucción de sus dos torres!
Y que nadie olvide que la Catedral podrá ser circundada gracias a un acuerdo entre Obispado y Ayuntamiento y que la torre también podrá ser disfrutada por tirios y troyanos. Don Francisco Guarido y Don Fernando Valera, un dúo dinámico para recuperar parte de nuestro legado monumental. El arte, más cerca del pueblo.
Solo le restaría a Guarido y a sus compañeros del equipo de gobierno atacar un segundo plan del Casco Histórico, zona noble de la ciudad, intocable desde el primer mandato de Antonio Vázquez. Quedan poco más de dos años para los próximos comicios municipales, tiempo suficiente para elaborar un proyecto que aborde, de una vez por todas, la ejecución de una nueva imagen de la ciudad, desde la Plaza Mayor hasta la Catedral. Sí se puede. Adelante.
Un buen día me comentó Rosa Valdeón, con cierta ironía, cuando era la inquilina principal de la Casa de las Panaderas, aquello de que “eres el periodista que más partido le has sacado al patrimonio histórico de Zamora”. Sonreí. Solo maticé. Si denuncié, en las dos primeras ediciones del desaparecido “La Voz de Zamora”, el estado de la iglesia de Santiago del Burgo y el abandono de numerosos lienzos de la muralla medieval, cómo negar que, por educación, por estudio, por sensibilidad, procuré, durante los tres años como director de aquel periódico y los 13 como editor de El Día de Zamora, exigir a nuestros políticos un celo especial, un mimo, ternura, hacia nuestro patrimonio histórico. Nunca he querido escribir como Quevedo aquellos versos:
“Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía”.
Yo ya me fui del ejercicio periodístico diario, ahora soy un simple articulista, un colaborador más, de lo que fue mi barquito de papel. Guarido también se irá de la res pública, pero siempre recordaremos, unos y otros, diestros y zurdos, su colosal labor desde la Alcaldía de Zamora, la ciudad del alma, como mecenas, impulsor y ejecutor de trabajos extraordinarios para restaurar un pedazo de nuestra historia.
Eugenio-Jesús de Ávila
Cuando Francisco Guarido se corte la coleta política y se dedique a vivir la vida, tendremos una Zamora distinta, con un patrimonio monumental restaurado casi en su totalidad. Rosa Valdeón ejecutó, vía Junta de Castilla y León, el renacimiento de los templos románicos, y después, el actual regidor, desde 2015 fue investido alcalde, se marcó como objetivo recuperar el viejo y duro esplendor de una muralla que, poco a poco, se desmoronaba. Cuando se vaya, después de la noticia conocida hoy, en la rueda de prensa de la Junta de Gobierno Municipal, la concesión de licencia municipal para actuar en cinco tramos de recinto defensivo de la vieja Ciudad del Romancero, la Zamora de la tercera década del siglo XXI recuperará parte de su legado medieval. Si hoy, en este umbral de la primavera de 2025, el regidor cesase en su cargo, ya pasaría a la historia como el político que transformó más profundamente la Bien Cercada. Añadiría, que no se nos olvide, la metamorfosis estética del Puente Románico. ¡Qué pena que la burocracia política impida la reconstrucción de sus dos torres!
Y que nadie olvide que la Catedral podrá ser circundada gracias a un acuerdo entre Obispado y Ayuntamiento y que la torre también podrá ser disfrutada por tirios y troyanos. Don Francisco Guarido y Don Fernando Valera, un dúo dinámico para recuperar parte de nuestro legado monumental. El arte, más cerca del pueblo.
Solo le restaría a Guarido y a sus compañeros del equipo de gobierno atacar un segundo plan del Casco Histórico, zona noble de la ciudad, intocable desde el primer mandato de Antonio Vázquez. Quedan poco más de dos años para los próximos comicios municipales, tiempo suficiente para elaborar un proyecto que aborde, de una vez por todas, la ejecución de una nueva imagen de la ciudad, desde la Plaza Mayor hasta la Catedral. Sí se puede. Adelante.
Un buen día me comentó Rosa Valdeón, con cierta ironía, cuando era la inquilina principal de la Casa de las Panaderas, aquello de que “eres el periodista que más partido le has sacado al patrimonio histórico de Zamora”. Sonreí. Solo maticé. Si denuncié, en las dos primeras ediciones del desaparecido “La Voz de Zamora”, el estado de la iglesia de Santiago del Burgo y el abandono de numerosos lienzos de la muralla medieval, cómo negar que, por educación, por estudio, por sensibilidad, procuré, durante los tres años como director de aquel periódico y los 13 como editor de El Día de Zamora, exigir a nuestros políticos un celo especial, un mimo, ternura, hacia nuestro patrimonio histórico. Nunca he querido escribir como Quevedo aquellos versos:
“Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía”.
Yo ya me fui del ejercicio periodístico diario, ahora soy un simple articulista, un colaborador más, de lo que fue mi barquito de papel. Guarido también se irá de la res pública, pero siempre recordaremos, unos y otros, diestros y zurdos, su colosal labor desde la Alcaldía de Zamora, la ciudad del alma, como mecenas, impulsor y ejecutor de trabajos extraordinarios para restaurar un pedazo de nuestra historia.
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