NUESTRA HISTORIA
Afrodita y el Duero
BALBINO LOZANO
La diosa de los griegos Afrodita nació de la espuma del mar para reinar sobre el amor, la belleza, la lujuria, la reproducción y la sexualidad. Su equivalente de los romanos, Venus también nació del mar e impulsada por los vientos llegó a las costas sobre una concha.
Un desgraciado suceso, acaecido en el mes de marzo del año 1917 en el río Duero, me trae al pensamiento los orígenes de esas diosas representantes de todo lo bello. El agua, elemento que es imprescindible para la vida, a veces se convierte en elemento exterminador de la vida.
Cuando una joven de 17 años, como era costumbre en aquella época, hace cien años, fue a coger un cántaro de agua del río, colocándose en unas piedras salientes de las aceñas de Olivares, resbaló cayendo a las aguas que en aquel momento eran impetuosas por el fuerte viento reinante, fue arrastrada por la corriente y algunas personas la vieron flotar hasta la desembocadura del arroyo de Valorio donde desapareció sin que pudiera volver a ser localizada.
A través de los tiempos, las aguas del Duero han ahogado a muchas personas, unas veces de forma fortuita y otras porque voluntariamente han querido acabar con su vida. Una ilusión fantástica me induce a pensar en el surgimiento de esas diosas de entre la espuma del mar y erguidas sobre una concha.
Afrodita estaba asociada con el mar, mejor estaba asociada con todo lo bello, era representada con los delfines, las palomas, los cisnes, las almejas, las perlas, los mirtos y las rosas. Representaba el amor del cuerpo y del alma. Afrodita no tuvo infancia: en todas las imágenes y referencias nació adulta, núbil e infinitamente deseable, En muchos de los mitos en los que participa se le presenta vanidosa, malhumorada y susceptible. En el relato recogido en La Odisea Afrodita parece preferir a Ares, el voluble dios de la guerra. Es uno de los pocos personajes que desempeñó un papel importante en la causa original de la propia Guerra de Troya: no solo ofreció a Helena de Esparta a Paris, sino que el rapto se llevó a cabo cuando éste, al ver a Helena por primera vez, se vio abrumado por el deseo de poseerla, lo que corresponde a la esfera de Afrodita.
Debido a su inmensa belleza, Zeus temía que Afrodita fuera la causa de violencia entre los otros dioses. Por ello la casó con Hefesto, lo arrojó del Olimpo al considerarlo feo y deforme. Este obtuvo su venganza atrapándola en un trono mágico y exigiendo a cambio de su liberación la mano de Afrodita. Hefesto estaba contentísimo de haberse casado con la diosa de la belleza y forjó para ella hermosa joyería que la hacía incluso más irresistible para los hombres.
La infelicidad de Afrodita con su matrimonio hizo que buscase la compañía de otros, intimando algunas veces con Adonis, aunque su preferido era Ares. Hefesto fue informado del adulterio que su esposa mantenía con Ares. Planeó entonces atraparlos con una red de cadenas invisibles que había dispuesto sobre el lecho, capaz de inmovilizarlos. Ares sabía que Hefesto retornaría al hogar al salir el sol, así que prevenidamente dispuso de su secuaz favorito, Alectrión, para que le avisara. Pero Alectrión se quedó dormido. Efectivamente, el sol salió, y las redes cayeron sobre Ares y Afrodita y quedaron inmóviles. Hefesto enfurecido llamó a todos los demás dioses olímpicos para burlarse de ellos y contrariamente las burlas cayeron sobre Hefesto: algunos dioses adoraron la belleza de Afrodita y otros comentaron que con gusto hubieran tomado el lugar de Ares.
Balbino Lozano

La diosa de los griegos Afrodita nació de la espuma del mar para reinar sobre el amor, la belleza, la lujuria, la reproducción y la sexualidad. Su equivalente de los romanos, Venus también nació del mar e impulsada por los vientos llegó a las costas sobre una concha.
Un desgraciado suceso, acaecido en el mes de marzo del año 1917 en el río Duero, me trae al pensamiento los orígenes de esas diosas representantes de todo lo bello. El agua, elemento que es imprescindible para la vida, a veces se convierte en elemento exterminador de la vida.
Cuando una joven de 17 años, como era costumbre en aquella época, hace cien años, fue a coger un cántaro de agua del río, colocándose en unas piedras salientes de las aceñas de Olivares, resbaló cayendo a las aguas que en aquel momento eran impetuosas por el fuerte viento reinante, fue arrastrada por la corriente y algunas personas la vieron flotar hasta la desembocadura del arroyo de Valorio donde desapareció sin que pudiera volver a ser localizada.
A través de los tiempos, las aguas del Duero han ahogado a muchas personas, unas veces de forma fortuita y otras porque voluntariamente han querido acabar con su vida. Una ilusión fantástica me induce a pensar en el surgimiento de esas diosas de entre la espuma del mar y erguidas sobre una concha.
Afrodita estaba asociada con el mar, mejor estaba asociada con todo lo bello, era representada con los delfines, las palomas, los cisnes, las almejas, las perlas, los mirtos y las rosas. Representaba el amor del cuerpo y del alma. Afrodita no tuvo infancia: en todas las imágenes y referencias nació adulta, núbil e infinitamente deseable, En muchos de los mitos en los que participa se le presenta vanidosa, malhumorada y susceptible. En el relato recogido en La Odisea Afrodita parece preferir a Ares, el voluble dios de la guerra. Es uno de los pocos personajes que desempeñó un papel importante en la causa original de la propia Guerra de Troya: no solo ofreció a Helena de Esparta a Paris, sino que el rapto se llevó a cabo cuando éste, al ver a Helena por primera vez, se vio abrumado por el deseo de poseerla, lo que corresponde a la esfera de Afrodita.
Debido a su inmensa belleza, Zeus temía que Afrodita fuera la causa de violencia entre los otros dioses. Por ello la casó con Hefesto, lo arrojó del Olimpo al considerarlo feo y deforme. Este obtuvo su venganza atrapándola en un trono mágico y exigiendo a cambio de su liberación la mano de Afrodita. Hefesto estaba contentísimo de haberse casado con la diosa de la belleza y forjó para ella hermosa joyería que la hacía incluso más irresistible para los hombres.
La infelicidad de Afrodita con su matrimonio hizo que buscase la compañía de otros, intimando algunas veces con Adonis, aunque su preferido era Ares. Hefesto fue informado del adulterio que su esposa mantenía con Ares. Planeó entonces atraparlos con una red de cadenas invisibles que había dispuesto sobre el lecho, capaz de inmovilizarlos. Ares sabía que Hefesto retornaría al hogar al salir el sol, así que prevenidamente dispuso de su secuaz favorito, Alectrión, para que le avisara. Pero Alectrión se quedó dormido. Efectivamente, el sol salió, y las redes cayeron sobre Ares y Afrodita y quedaron inmóviles. Hefesto enfurecido llamó a todos los demás dioses olímpicos para burlarse de ellos y contrariamente las burlas cayeron sobre Hefesto: algunos dioses adoraron la belleza de Afrodita y otros comentaron que con gusto hubieran tomado el lugar de Ares.
Balbino Lozano



























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