NUESTRA HISTORIA
Las Cortes españolas hace cien años
El ocho de marzo de 1919, el Presidente del Consejo de Ministros, don Álvaro de Figueroa y Torres, Conde de Romanones, comentaba que en los próximos días, el rey Alfonso XIII firmaría el decreto de disolución de las Cortes. Los presupuestos no aprobados, se aprobarían por decreto, aplicándolos por dozavas partes.
Las Elecciones Generales de España de 1919 fueron convocadas en medio de una crisis política y económica sin precedentes hasta entonces, celebrándose el 1 de junio de 1919 bajo sufragio masculino.
El gobierno dirigido por el Conde de Romanones había durado desde el cinco de diciembre del año anterior 1918, en el transcurso de cuyo año había cambiado tres veces el gobierno.
En los meses de diciembre de 1918 a abril de 1919, hubo de hacer frente el gobierno de Romanones a la agitación autonomista de Cataluña, decretando la suspensión de garantías constitucionales para provincia de Barcelona. Durante aquel mismo tiempo emprendía medidas contemporizadoras con la clase obrera firmando el decreto de la “jornada de ocho horas”, una reivindicación histórica de los trabajadores.
De aquellas elecciones de 1919, el partido más votado fue la coalición de los sectores “mauristas” y “ciervistas” del partido conservador, dirigido en aquel tiempo por Antonio Maura. Obtuvieron 198 escaños, 48,41 %. Le seguía el partido liberal, con 140 escaños, 34,23 %; y la conjunción republicano-socialista, que alcanzaron 15 escaños.
La campaña autonomista catalana de 1918-1919 fue el primer movimiento catalanista reivindicando la concesión por el Parlamento español de un Estatuto de Autonomía para Cataluña. Fue impulsado por la Mancomunidad de Cataluña, con el apoyo de la hegemónica Liga Regionalista y de los partidos nacionalistas republicanos catalanes; presentaron un proyecto de bases para la autonomía de Cataluña al Gobierno y Cortes de Madrid a finales de noviembre de 1918. La propuesta fue rechazada en diciembre en medio de una fuerte campaña anticatalanista. En enero de 1919 una comisión extraparlamentaria debatió el tema, quedando relegada a un segundo plano la reivindicación autonomista.
Durante el denominado “Régimen de la Restauración”, se hicieron sucesivos intentos de salvar el turno de partidos para que los monárquicos tuvieran más poder. Se formaron gobiernos de concentración en los que participaron políticos influyentes, pero aquellos gobiernos fueron efímeros e incapaces de lograr el consenso suficiente. Los cambios de gobierno se sucedían continuamente.
A la inestabilidad política se unía el incremento de la conflictividad social; al malestar de las ciudades se unió el campo andaluz pidiendo la “reforma agraria”.
El malestar crecía hasta el punto de producirse varios atentados terroristas. Luego vendría la guerra de Marruecos, la Dictadura de Primo de Rivera y otra serie de acontecimientos que cambiarían la sociedad española, hasta que, transcurridos cien años volvemos a vernos en situaciones de crisis de gobierno y a la espera de Elecciones Generales que nos deparen un futuro más esperanzador.
Balbino Lozano
El ocho de marzo de 1919, el Presidente del Consejo de Ministros, don Álvaro de Figueroa y Torres, Conde de Romanones, comentaba que en los próximos días, el rey Alfonso XIII firmaría el decreto de disolución de las Cortes. Los presupuestos no aprobados, se aprobarían por decreto, aplicándolos por dozavas partes.
Las Elecciones Generales de España de 1919 fueron convocadas en medio de una crisis política y económica sin precedentes hasta entonces, celebrándose el 1 de junio de 1919 bajo sufragio masculino.
El gobierno dirigido por el Conde de Romanones había durado desde el cinco de diciembre del año anterior 1918, en el transcurso de cuyo año había cambiado tres veces el gobierno.
En los meses de diciembre de 1918 a abril de 1919, hubo de hacer frente el gobierno de Romanones a la agitación autonomista de Cataluña, decretando la suspensión de garantías constitucionales para provincia de Barcelona. Durante aquel mismo tiempo emprendía medidas contemporizadoras con la clase obrera firmando el decreto de la “jornada de ocho horas”, una reivindicación histórica de los trabajadores.
De aquellas elecciones de 1919, el partido más votado fue la coalición de los sectores “mauristas” y “ciervistas” del partido conservador, dirigido en aquel tiempo por Antonio Maura. Obtuvieron 198 escaños, 48,41 %. Le seguía el partido liberal, con 140 escaños, 34,23 %; y la conjunción republicano-socialista, que alcanzaron 15 escaños.
La campaña autonomista catalana de 1918-1919 fue el primer movimiento catalanista reivindicando la concesión por el Parlamento español de un Estatuto de Autonomía para Cataluña. Fue impulsado por la Mancomunidad de Cataluña, con el apoyo de la hegemónica Liga Regionalista y de los partidos nacionalistas republicanos catalanes; presentaron un proyecto de bases para la autonomía de Cataluña al Gobierno y Cortes de Madrid a finales de noviembre de 1918. La propuesta fue rechazada en diciembre en medio de una fuerte campaña anticatalanista. En enero de 1919 una comisión extraparlamentaria debatió el tema, quedando relegada a un segundo plano la reivindicación autonomista.
Durante el denominado “Régimen de la Restauración”, se hicieron sucesivos intentos de salvar el turno de partidos para que los monárquicos tuvieran más poder. Se formaron gobiernos de concentración en los que participaron políticos influyentes, pero aquellos gobiernos fueron efímeros e incapaces de lograr el consenso suficiente. Los cambios de gobierno se sucedían continuamente.
A la inestabilidad política se unía el incremento de la conflictividad social; al malestar de las ciudades se unió el campo andaluz pidiendo la “reforma agraria”.
El malestar crecía hasta el punto de producirse varios atentados terroristas. Luego vendría la guerra de Marruecos, la Dictadura de Primo de Rivera y otra serie de acontecimientos que cambiarían la sociedad española, hasta que, transcurridos cien años volvemos a vernos en situaciones de crisis de gobierno y a la espera de Elecciones Generales que nos deparen un futuro más esperanzador.
Balbino Lozano




















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